Jimmy Kimmel, el presentador de la ceremonia, bromeó todo lo que pudo. Pidió a los asistentes no pararse de inmediato apenas escuchen su nombre como ganadores, de ese modo evitarán sorpresas desagradables como la ocurrida con “La La Land” en 2017, cuando se pararon los que no habían ganado. En un momento de la noche Kimmel llevó a Gal Gadot, Guillermo del Toro, Ansel Elgort, Margot Robbie, Lin Manuel Miranda, y demás actores para repartir bocadillos a un cine cercano. Afuera figuras como Gael García, Salma Hayek, Danny Glover, Sofia Carson, Eiza González, Emma Stone, Elton John, Eiza González, entre muchos otros también se lucieron en la fastuosa alfombra roja. Más de 500 personas trabajan durante la producción de la ceremonia tras el escenario. Pero los contenidos de los discursos son muestra del cambio que se quiere dar.

Primero, como era inevitable, el prensentador tuvo que mencionar a Harvey Weinstein, infame productor expulsado de la Academia por acusaciones de acoso y abuso sexual, pero Kimmel recordó el escándalo de Mark Wahlberg, quien por las regrabaciones de “All the Money in the World” recibió mucho más dinero que su colega Michelle Williams, para romper el hielo. Igual que hizo Chris Rock hace tres ediciones con la polémica sobre la ausencia de nominados negros, Kimmel abordó el tema lo más rápido posible. Tomó una estatuilla del Oscar y dijo: “Es el hombre más respetado de Hollywood, tene las manos donde puedes verlas y no tiene pene” en referencia a Weinstein, el depredador sexual cuya caída precipitó el cambio con el movimiento Me too (yo también) ahora encuadrado en otro que se llama Time is up.

“Se va abriendo un nuevo camino, los cambios están impulsados por nuevas voces, un coro que recita Time’s Up”, aseguraron, juntas, desde el escenario, Ashley Judd, Salma Hayek y Annabella Sciorra, tres de las víctimas de los abusos de Weinstein. “Quiero que la gente sepa que este no es un movimiento que termina hoy. Seguirá adelante hasta que haya igualdad”, afirmaron las mujeres.

Luego la ganadora Frances McDormand aprovechó su discurso de agradecimiento para exigir igualdad de género en la industria del cine. “Somos dreamers [soñadores]. Nos criamos soñando con que algún día trabajaríamos en las películas. Los sueños son el fundamento de América”, afirmaron juntos desde el escenario Lupita Nyong’o, estadounidense negra de origen mexicano, y Kumail Nanjiani, pakistaní criado en Iowa, quienes entregaron un premio. Recordaban así a los llamados dreamers, los más de 800.000 inmigrantes sin papeles que llegaron a EE UU siendo menores, y a los que Donald Trump quiso deportar del país. “A todos los soñadores ahí fuera. Estamos con ustedes”, agregaron. Poco después, el actor y escritor mexicano Eugenio Derbez, al presentar la canción Recuérdame, de la película Coco, centrada en el Día de Muertos en su país, dijo: “En el más allá no hay muros”.

La élite de Hollywood reconoció a la actríz transgénero Daniela Vega con una ovación especial cuando el director Sebastián Lelio mencionó su nombre en el momento de subir a recibir el prmio a mejor película extranjera. Lelio destacó ante la prensa que la historia sucede en un país “donde el Estado no reconoce la existencia de los transexuales”. “Espero que este premio y la amplificación que supone ayude a dar relevancia a un asunto que es urgente. Un transexual no es una persona de segunda clase”.