Un dolor soslayado hace posar la mirada en un horizonte impreciso y descubre una relación con el río, la naturaleza, acaso con sí mismo. “Lo empecé como un registro del río y los árboles, principalmente”, dice Alejandro Fernández Mouján sobre su último y bello film (…) el mismo río, al que define como un ensayo documental, y que a partir de hoy puede verse en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro General San Martín. “Es una zona que está como reserva de biosfera en Punta Indio y para mí el río y los árboles son los protagonistas principales. Son los que me inspiraron. Empecé un registro de eso sin pensar que iba a ser una película. Y me iba a unos lugares de monte que me parecían interesantes y a algunos lugares de la costa que me gustan. De alguna manera, lo que intentaba era generar una relación con los árboles, el ruido que hacen las hojas con el viento, el río cuando está crecido, cuando está bajo… Así empezó, sin nada escrito. Y en el proceso fueron apareciendo los demás elementos, como los textos poéticos.”
Es una observación de tres años que si bien tiene un inicio impreciso, podría ubicarse en el día de la muerte de Fidel Castro. “Fue una experiencia más por el lado de lo sensorial y poético que narrativo. Y tiene mucho que ver con el transcurso del tiempo. Y en la película la muerte de Fidel (el 3 de noviembre de 2016) y el golpe en Bolivia, el otro único hecho registrado fuera de Punta Indio, en noviembre de 2019, son esos tres años que me sirven para marcar ese tiempo sin ponerle fecha. Y además porque puede parecer una película hecha en cuarentena de Covid y no, la hice en la cuarentena de Macri: por ahí eso fue lo que determinó que mire un poco la naturaleza, que no la tenía muy presente hasta ese momento, un poco encerrarse a partir de la situación política y reflexionar sobre otra cosa.”
Por eso no hay arbitrio, aunque en realidad habría que decir capricho: el arte es prácticamente todo arbitrio, sólo que lo hace para encontrar otro sentido a las cosas y sus relaciones. Castro, el último revolucionario de un tiempo mítico, que a la vez fue el primero en advertir fuertemente sobre las consecuencias que tendría el maltrato a la naturaleza en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro de 1992, y sobre el golpe para echar e intentar matar al primer presidente indígena de Latinoamérica. “Hay muchas asociaciones que hacer, que aparecieron en el proceso, y todo eso para mí es importante. Yo traté de no decir nada expresamente. Creo que si se capta todo eso está bien, está ahí. Lo mismo que la frase de Haroldo Conti: ‘el junco, cuánto más se corta más crece’; son cosas que se pueden interpretar, aunque yo no lo explícito en la película.”
-La película parece llevarte más a vos, que vos a la película…
-Totalmente. Trataba todo el tiempo de establecer un vínculo a través de la cámara y el sonido. Es como si en algún momento quisiese entrar en un árbol y entender qué escucha el árbol del canto de un pájaro. Y eso lo trabajé con Guillermina Etkin, que es música y hace mucha improvisación. La película en sí no podés decir que tiene música, salvo un tema de Mozart, que se repite un par de veces. Pero hay algunas escenas que están trabajadas musicalmente a partir de los sonidos del lugar.
En el momento en el que las redes sociales parecían haber llegado para resolver todos nuestros problemas, Mouján se recluye en una contemplación prácticamente atávica. «El tema de las redes sociales es complicado, porque no podemos huir de ellas. Lo que busco en ese lugar sí es aislarme de todo eso: las redes sociales tienen mucho de mirarse uno mismo, y de mostrarse; hay mucho narcisismo. Se puede decir que la película trata de recuperar otras redes, que nos conectan a la tierra y a esas cosas que nosotros un poco hemos perdido. Creo notarlo en cómo perciben los animales y las plantas los cambios de las estaciones y los climas, y eso en el mundo indígena está mucho más presente: el inicio de los ciclos de la naturaleza se festeja. Y nosotros, por llamarnos de alguna manera occidentales o de cultura occidental, hemos perdido montones de esas cosas. Y de alguna manera la intención es recuperar esas redes que nos unen a la naturaleza, al río, a las plantas, a los animales.»
El estreno del film estará acompañado por una retrospectiva de la obra de Fernández Moujan, hasta el 30 de marzo, que incluye: Las Palmas: Chaco (2002), Espejo para cuando me pruebe el smoking (2005), Pulqui, un instante en la patria de la felicidad (2007), Los resistentes (2009) y Damiana Kryygi (2015). «Cuando Diego (Brodersen) me lo propuso me dio un poquito de miedo, pero al mismo tiempo me parecía increíble. Porque una retrospectiva y en la Lugones, me parece un lujo. Lo que más quería era que una película como esta estuviera en la Lugones, y Diego me dijo: bueno, la estrenamos pero hacemos una retrospectiva de cinco películas tuyas”.
(…) el mismo río
Guión, producción y dirección de fotografía: Alejandro Fernández Mouján.
Montaje: Valeria Racioppi. Música Original: Guillermina Etkin. Hasta el 31 de marzo, a las 18, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro General San Martín, Avda. Corrientes 1530.