Nacida en una arbolada calle de Temperley, Alejandra Radano siempre supo que se iba a dedicar a algo que amara. Hija de una madre pianista, padre sociólogo y dos hermanos músicos, ella devino actriz especializada en teatro musical. En ese sendero logró una carrera formidable: debutó en el año 1990 en el Luna Park con un musical de Pepe Cibrián Campoy que marcó una época y varias generaciones, Drácula. A eso le siguieron todas las versiones locales de grandes clásicos de Broadway Cats, La bella y la bestia, Chicago o Cabaret, entre obras de distintos registros, performances, café concert y más.
Por estos días y en otro plan, Radano se sube a escena en el San Martín para protagonizar junto a Luciano Cáceres (que también dirge) Elsa Tiro, de Gonzalo De María, porque el suyo es un talento multifacético. La obra cuenta la vida de un escritor maduro que, ya consagrado, empieza a recordar un pasado que su esposa no conocía, donde aparecen aventuras con prostitutas y marineros, entre otras anécdotas. La mujer lo obliga a confesarle todo, pero de una manera muy particular (que, claro, conviene que el espectador descubra oportunamente. “Volví a trabajar en el complejo, con gente conocida pero con un director nuevo con el que nunca trabajé, así como el resto del equipo. Es toda una aventura y es muy movilizante trabajar con gente que admiras y respetas”, dice la actriz en charla con Tiempo.
-¿Te sentís un referente del Teatro Musical?
-Para nada. Eso es algo que escriben ustedes los periodistas. Es un título que ustedes necesitan poner, no algo que yo considero. Solo soy lo que soy, una intérprete, una trabajadora, alguien que estudió y trata de mejorar en lo que hace. Una apasionada.
-Aunque parezca que solo hiciste teatro, también exploraste otros terrenos, ¿No?
-Sí, mi primer protagónico cinematográfico me llegó a los 50, en el 2021. Fue Fanny camina, la película sobre la actriz Fanny Navarro, un símbolo del peronismo, dirigida por Ignacio Masllorens y Alfredo Arias, que participó en el 30° Festival Biarritz y fue ganadora del premio del público. Es una historia bien contada y con una estética interesante, filmada en blanco y negro.
-Tambien editaste dos discos de canciones tuyas hace algunos años…
-Sí, también fue una linda experiencia. Uno fue Delirio gaucho y el otro se llamó Tres dramas para orquesta.
-Según tu trayectoria y experiencia: ¿Es mejor trabajar el talento o el esfuerzo y la paciencia, en una carrera artística?
-No lo sé. Creo que hay que tratar de aprovechar las oportunidades, dando siempre lo mejor. Todas las carreras tienen altos y bajos. Pero lo que hay que intentar es desarrollar al máximo tus aptitudes, de diferentes maneras; crecer en lo técnico y específico de cada ocupación, no importa cuál sea, pero también creciendo como persona y encontrando la paz con una misma. Todo eso es importante.
-¿Hay algo por fuera de lo artístico que te ayuda para mejorar como intérprete?
-Todos está relacionado. Te tenés que nutrir de múltiples fuentes para luego hacer un rol. Lo que leés, lo que comés, los lugares que conoces, cuando das una clase, cuando hablas con un amigo,lo que ves en la calle o en un bar son parte de tu experiencia. Y algo de todo eso quizás sirve de base para algo, o alguien a quien tengas que interpretar; construís desde tu experiencias, mundos diferentes. El teatro se apoya sobre la vida, y luego la vida te nutre para ejercer el oficio de contar historias, en el formato que te toque.
-¿Creés que tu camino, en ese sentido, más bien se fue dando solo?
-Sí, sucedió así, porque siempre estuve en contacto con actividades artísticas. Desde chica se perfilaba que este era mi camino. Hice el conservatorio, y se empezaron a abrir caminos: luego fueron apareciendo las oportunidades de hacer cosas y fui eligiendo. Como cualquier otro trabajo. Cantar, actuar, requiere el mismo esfuerzo y preparación que otras profesiones. Creo yo, no hay diferencias. Es una cuestión de responsabilidad y tratar de hacer bien lo que te toque. Las obras a veces te resuenan o no, te hacen pensar o no, te movilizan o no… No se sabe. Quizá una misma pieza con otros actores no funciona, pero si justo se encuentran un grupo de intérpretes que la ponen en un registro que provoca algo, listo. Y si no, hay que volver a intentarlo.
-¿Cómo mantener preparado el cuerpo y la mente para actuar?
-La máquina hay que tenerla afilada, afinada, lista para que haga su trabajo en el momento que le toque. Hay cuidados que hay que tener.El cuerpo necesita un entrenamiento diario. Yo hago clases, ensayo, leo, nunca dejo de moverme. Pero los espacios en blanco también son necesarios. Hay que vaciarte para volver a recargarte con ganas. Te repito, como cualquier trabajo. Cada uno tiene sus recursos, sus herramientas para utilizar. Pero todo puede ser apasionante, me parece. Sólo hay que decidirse.
Elsa Tiro
De Gonzalo De María. Con dirección y actuación de Luciano Cáceres junto a Alejandra Radano y Josefina Scaglione. Funciones son de jueves a domingos a las 20 en el Teatro San Martin, Av. Corrientes 1530.