Las frutas y verduras fueron los alimentos que más se encarecieron durante 2022, superando (por lejos) la evolución de los productos de almacén y de los cortes de carne. Esa fue la conclusión del estudio realizado por el Isepci (Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana) sobre la evolución de los artículos de la canasta básica en el último año.

De acuerdo al relevamiento mensual realizado por esa entidad, el gasto que debió realizar una familia tipo en diciembre para satisfacer sus necesidades básicas en verdulerías y comercios similares fue de $ 13.945, con un crecimiento de 191,16% con relación al mismo mes de 2021. Los gastos en almacén demandaron $ 31.218 (+108,84% interanual) y crecieron mucho más que los de carnicería, que requirieron $ 18.971 (+ 56,63%).

Algunos productos, en particular, casi quintuplicaron su valor. El estudio arrojó que la lechuga pasó de $ 140 a $ 669 por kilogramo, con una variación del 378%, mientras que el kilo de cebollas pasó de $ 60 a $ 299 (subió 398%). También sorprendió la evolución del precio de la papa, de $ 59 a $ 200 (+239%) y de la batata, de $ 80 a $ 280 por kilogramo (+250% en un año).

Además, el zapallo subió 178%, la zanahoria 164% y la acelga y el tomate 150%, entre otros. En cuanto a las frutas, manzanas y mandarinas promediaron una suba de 137% interanual, mientras que las bananas aumentaron 133%.

En líneas generales, el costo de la canasta básica alimentaria se duplicó en el término de un año: el último mes alcanzó $ 64.134, un 101,36% más que en diciembre de 2021. “Si bien en los últimos dos meses hubo una desaceleración de las subas en los precios de los alimentos (+4,2% en noviembre y +3,57% en diciembre), estos descensos en los porcentajes de incrementos no alcanzaron para cerrar el año con aumentos por debajo del 100% en los negocios de cercanía de los barrios populares”, señaló el informe elaborado por Isaac Rudnik, titular de la entidad.

Si bien el relevamiento del Isepci tiene un alcance muchísimo más reducido que el del Indec, su valor radica en que se realiza en 20 distritos del conurbano bonaerense y releva unos 900 comercios de cercanía. Esto significa que sus resultados son los que palpa día a día una amplia franja de población del Gran Buenos Aires que por diversas cuestiones no tiene acceso a las cadenas de hipermercados en donde se realizan las ofertas acordadas con el gobierno. En otras palabras, el estudio mide la “sensación térmica” del habitante promedio del conurbano.

Pese a los fuertes reacomodamientos en los precios de los alimentos, el proceso inflacionario parece haber encontrado nuevos factores para seguir creciendo en 2023, de acuerdo a la estimación del Isepci. “En 2022, los alimentos fueron el motor de los aumentos de la Canasta Básica Total y el promedio de sus incrementos estuvieron por encima de los que hubo en la mayoría de los rubros que la conforman. Sin embargo, en los últimos meses se observa un cambio en esta tendencia de la mano de subas importantes en gastos del hogar, electricidad, y otros similares”, advirtió el documento en previsión de las subas ya autorizadas en materia de tarifas de servicios públicos, transporte, combustibles y peajes, entre otros rubros.

“Si se confirmaran para los próximos meses aumentos en los alimentos que se mantengan en el orden del 3% mensual –si bien serían más bajos que los que venían en el tiempo anterior, no son pequeños-, el desequilibrio en los presupuestos de las familias ahora también asoma por el lado del transporte y el gasto de mantenimiento del hogar. Nuevamente lo que deja de derramarse por una ventana, ahora se está yendo por otra”, avisa el informe.