«La culpa de todo la tienen los dueños de Coceramic». Esa frase fue la última que escribió Guillermo Maidana. Lo hizo sobre la remera que tenía puesta cuando decidió quitarse la vida, dentro de las instalaciones de la Cooperativa de Trabajo Limitada Coceramic, ubicada en el Parque Urquiza de la ciudad de Paraná, Entre Ríos.
Para intentar entender la drástica decisión de Maidana hay que remontarse a 1992, cuando la empresa de cerámicas Coceramic quebró y los trabajadores tomaron las riendas y la convirtieron en recuperada. Fue la primera empresa recuperada de una ola que dejó el neoliberalismo de los 90. Coceramic pasó a ser una cooperativa y un emblema del sector.
Sin embargo, hace unos años comenzó a tener serios problemas económicos. Entre la espada y la pared, los trabajadores acordaron con un inversor privado, Juan Carlos Acevedo Díaz, la concesión de la explotación del medio de producción, a cambio de sostener los puestos de trabajo.
Según denuncian los trabajadores, el acuerdo fue quebrado por Acevedo Díaz y por quienes entonces eran las autoridades de la cooperativa que, de espaldas a la asamblea, vendieron la empresa a En Premieur SA, cuya cara visible es Acevedo Díaz, denunciado también por otros vaciamientos (ver aparte). Luego de la venta que los trabajadores denuncian como fraudulenta, Acevedo Díaz procedió al vaciamiento y a la eliminación de los puestos de trabajo, con otra presunta venta a un tercero.
El suicidio de Guillermo Maidana
En ese marco, Guillermo Maidana, que trabajó durante más de 30 años en la emblemática empresa recuperada, quedó en la calle y sin esperanzas. Maidana fue uno de los obreros que lucharon por intentar salvar su fuente laboral y económica durante años, desde 1992. Ya había intentado quitarse la vida en 2019, producto de su situación económica, extremadamente vulnerable, y según cuentan sus allegados «hacía tiempo sólo vivía de changas».
Maidana no fue el único trabajador de la cooperativa en quitarse la vida. Juan José Salzman, representante de los trabajadores de Coceramic, detalló a ANSOL: «La situación de él era muy grave como la de los demás. Este es el segundo amigo que se me va, porque el primero lo encontraron muerto en su casa por la situación de quedar sin trabajo, sin nada. A mí me impactó muchísimo porque tuve que ir a reconocer el cadáver de un compañero de trabajo».
«Mi papá lo dejó escrito en su remera, ‘la culpa de todo la tienen los dueños de Coceramic‘. Pidió Justicia para él y sus compañeros. Tantas idas y vueltas. Ahora, con la empresa fueron a juicio, pero se borraron, nadie les pagaba lo que les debía y mientras tanto mi papá realizaba changas para poder subsistir, igual que nosotros. Toda la vida le dio a esa fábrica», expresó Juan Maidana, el hijo de Guillermo, a UNO Entre Ríos.
También agregó: «Mi papá se fue bien ayer (martes último) de mi casa, bien con la familia, pero andaba seco y siempre amargado por lo que estaba pasando con Coceramic. Hoy (miércoles) nosotros no tenemos ni para comprarle un cajón para poder despedirlo como corresponde. Por eso pedimos colaboración. Ya tenemos un lugar donde velarlo en el salón de Puerto Viejo, pero necesitamos ayuda».
Se dio intervención a la Dirección Criminalística y se puso en conocimiento al fiscal Juan Malvasio. Las fuentes brindaron un número telefónico para quienes quieran colaborar con la familia: 0343-154670022 (Griselda).
Coceramic: una historia de lucha e injusticias
La Cooperativa de Trabajo Limitada Coceramic tiene una larga historia en la ciudad de Paraná, inclusive fue declarada patrimonio histórico local. La fábrica fue inaugurada en 1925 y trabajó fabricando tejas, cerámicas y ladrillos hasta 1992, cuando sus dueños, la familia Mutio, presentaron la quiebra. En ese momento, comenzó una gestión judicial que convirtió a Coceramic en la primera fábrica recuperada por sus trabajadores, quienes tardaron sólo un año en recobrar la quiebra de un millón y medio de dólares.
En sus inicios, la cooperativa contaba con 85 miembros, de los cuales hoy quedan menos de 50. Con el pasar de los años, fueron avanzando en varios sentidos, se tomaron decisiones que favorecían el avance económico, pero, a la vez, se comprometieron financieramente a largo plazo. En el año 2014, la situación se tornó insostenible: las condiciones económicas no eran suficientes, no había vacaciones ni aguinaldo. En ese entonces, aparece la propuesta de un inversor de la empresa En Premieur S.A., Juan Carlos Acevedo Díaz.
El empresario prometió la instalación de una fábrica automatizada en los terrenos de Coceramic, pagó deudas de la cooperativa, y luego cerró la fábrica con la excusa de que necesitaba tiempo para trasladar la otra planta. Un tiempo después, los trabajadores se enteraron de que Acevedo Díaz había vendido la fábrica, firmada por quienes eran el presidente y el secretario de la cooperativa en ese entonces.
«En 2017 la desguazó completa y la vendió. Nos dejó a 52 familias en la calle sin posibilidad de reactivarla ni nada y con promesas incumplidas», expresó Salzman, y agregó: «Acá, hay políticos y empresarios, tanto de la provincia (Entre Ríos) como de Buenos Aires. Hasta el día que yo me muera voy a jurar, y somos más de 40 asociados, que no vendimos ni hablamos nunca de venta por el señor Acevedo Díaz».
En 2017, comenzó un conflicto público entre los cooperativistas y el empresario, y con el correr de los años, aparecieron y fallaron varios intentos de recuperar la fábrica: en 2020, Cambiemos le propuso al Concejo Deliberante la expropiación de otros terrenos de Coceramic, pero no funcionó. Según los obreros, Acevedo Díaz se comprometió a trasladar la fábrica al Parque Industrial, pero tampoco se realizó, al igual que la promesa del traslado hacia una zona residencial. En cambio, lo único que se realizó fue el vaciamiento de las instalaciones y maquinarias del lugar donde alguna vez funcionó la cooperativa.
La cooperativa hoy, en voz de sus trabajadores
Según explicó el representante de los trabajadores de Coceramic, la cooperativa tiene la matrícula suspendida: «En el 2018, en pleno conflicto, hubo un reempadronamiento y no nos presentamos por esta situación. Ahora, Andrés Ruggeri está ayudando para recuperar la matrícula. La situación de los 52 asociado es gravísima porque algunos no pueden conseguir trabajo; otros tenemos changas».
«No sé hasta cuando este empresario va a seguir haciendo estragos y la justicia va a permitir que siga y se burle, porque cuando estaba mi compañero colgado en Coceramic, pasó por la puerta sin importarle nada, pero sí tuvo la delicadeza de mandar la fuerza policial para desalojarnos», agregó Salzman, refiriéndose a Acevedo Díaz.
En ese mismo sentido, también agregó: «Este señor está muy protegido por la justicia y el poder político de la provincia de Entre Ríos, es tal así que ya va la tercera empresa que va dejando en la ruina. Primero fue Coceramic, ahora hace poquito Cotapa y también cerró una de las plantas frigoríficas de que él era titular, San José».