El gobierno nacional, desde que asumió, se propuso desenvolver una campaña en regla contra los denominados costos laborales. El plan incluyó la reducción directa del salario por la vía de la inflación y las paritarias a la baja hasta la revisión de convenios estratégicos. Los miles de despidos del sector público y privado ejercen un papel extorsivo para avanzar en esa dirección.
La ofensiva directa sobre los convenios colectivos de trabajo tuvo un punto destacado en la firma del Convenio especial para la explotación de Vaca Muerta con el sindicato petrolero de Neuquén y, luego, en los convenios particulares firmados por la UOCRA para la construcción de obras financiadas con capitales Chinos. Actualmente están en discusión los convenios automotrices en el marco del plan para la producción de un millón de autos.
Así las cosas, no sería incorrrecto afirmar que la reforma laboral ya está en marcha y se va abriendo camino por la vía de los acuerdos sectoriales.
Sin embargo, la reforma laboral que aprobó el parlamento brasilero puso el tema en el centro del debate promoviendo entre empresarios y algunos sectores del gobierno la idea de una reforma laboral de tipo integral en la Argentina.