La Misión San Francisco, de Pichanal, está en Orán, cerca del límite con Bolivia. Su origen está relacionado con el desplazamiento de la población que empleaba el ingenio El Tabacal y vivía en tierras de la empresa, pero debió abandonar esos terrenos a partir de la reconversión y venta a una multinacional en la década de 1990. Frente a esa urgencia, la orden religiosa de Hermanos Menores San Francisco Solano adquirió los terrenos y acogió a la comunidad Ava Guaraní.
Para tener una idea de las necesidades de la zona basta señalar algunas características reveladas por un censo realizado entre sus pobladores. El 93% de sus 10 mil habitantes no tiene satisfechas sus Necesidades Básicas, el 70% de las 1000 casas que habitan son casillas precarias y el 8% no tiene ni baño ni letrinas.
En ese contexto, una de las principales cuestiones que afecta la vida de las familias de la Misión es la suba de precios de los alimentos, con una caída del consumo y un deterioro de la situación alimentaria en un grupo con un alto nivel de subocupación y desempleo.
Frente a esa realidad, la filial local de la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y la Orden de Frailes Menores, ideó un sistema de Mercado Popular de alimentos que logró una importante rebaja de los precios, a partir de un meticuloso estudio de los recursos disponibles.
«Primero detectamos la necesidad mediante un diagnóstico de nuestra comunidad. Encuestamos el 20% de las familias y establecimos los índices de desocupación, de analfabetismo, el acceso a la justicia y los planes sociales, los ingresos por familia y cómo están compuestos esos ingresos», explica José Castro Videla, representante local de la CTEP y miembro de la Fundación Franciscana.
En 2017, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (MDSN) empezó a implementar el Plan Nacional de Protección Social, una tarjeta que cubre la compra de alimentos por 2300 pesos por mes por familia. Como hay 170 familias que la reciben en la Misión, los organizadores analizaron de qué forma podían ayudar a que ese subsidio rinda más y que el resto también pueda acceder a alimentos más baratos.
«La tarjeta sirve sólo en comercios con posnet. En la comunidad no había ninguno y la gente se tenía que mover a Pichanalque tiene dos grandes supermercados y un súper chino, que venden en esas condiciones. Al mismo tiempo hicimos una investigación de mercado, averiguamos precios mayoristas y notamos que quitando el lucro habitual de los supermercados, podíamos bajar mucho los precios», relata Castro Videla.
Tras conseguir el financiamiento de La Orden de Frailes Menores, que brindó el capital inicial para acondicionar el espacio del Mercado y realizar la primera compra de alimentos, se les propuso a dos hermanos de una familia de la comunidad hacerse cargo y trabajar el proyecto. El Mercado se construyó al frente de su casa.
Allí siguió un camino atípico para grupos populares en condiciones de pobreza extrema. «Inscribimos el Mercado en AFIP y Rentas; abrimos una cuenta corriente y nos presentamos en VISA para que nos habiliten el posnet. Luego hicimos la primera compra de mercadería en mayoristas y se abrió el Mercado», enumera el integrante de la CTEP.
Se evaluaron impuestos, mantenimiento de cuenta bancaria, pago de una contadora, sueldos de los dos trabajadores, el porcentaje que se lleva VISA y se decidió que el sistema cerraba vendiendo los productos un 15% por encima del precio mayorista.
El Mercado de Pichanal es un logro de la producción popular y sus organizadores quieren que crezca. Presentaron un proyecto en la Secretaría de Economía Popular del MNDS, para obtener un subsidio que les permita agrandar el mercado y equiparlo. Además, quieren reemplazar gran parte de los productos que compran en los mayoristas por mercadería producida en cooperativas de trabajadores para bajar más los precios y crear un círculo virtuoso. «
*Integrante del Instituto para la Producción Popular (IPP)