Dinamarca es un país con un Estado de Bienestar aún muy fuerte, con bajo desempleo y que está buscando la inmigración de trabajadores calificados para poder incrementar su producción.
Esa nación me vino a la mente al escuchar el discurso del presidente Mauricio Macri en la Asamblea Legislativa de apertura de sesiones ordinarias, por la descripción que hizo de la situación económica y social de nuestro país.
Lo expresado por el presidente está en «perfecta oposición» a lo que producen sus políticas: dice que su «desafío más grande es sacar a los argentinos de la pobreza», mientras el modelo económico que implementa va contra esa premisa y genera cada vez más pobreza. Propone trabajo mientras genera más desocupación, habla de educación de calidad y salarios dignos para los docentes mientras les quiere imponer un techo (y además, bastante bajo) a las paritarias del sector y rechaza la paritaria nacional. En su guion prioriza los temas de vivienda y salud, mientras desfinancia y vacía esas áreas. Habla de «robots y autos que se manejan solos» mientras recorta el presupuesto del Conicet y hay suspensiones en el sector automotriz.
Las noticias de los diarios del día siguiente de la Asamblea nos llevan amargamente a la cruda realidad. Aparecen la suspensión de trabajadores en General Motors y Volkswagen, y suspensiones y despidos en el Parque Industrial de La Rioja, por citar algunos de los ejemplos de sectores que están reduciendo personal. La Nación informa que las consultoras prevén una inflación de entre el 2,3% al 2,9% para febrero, y algo más del 2% en marzo. No obstante, Macri sostiene que la inflación está amainando y refuerza la meta del 12% al 17% del BCRA para todo el año.
El discurso del presidente estuvo lleno de inexactitudes. «Venimos de cinco años de no crecer», dijo Macri, cuando en realidad en 2013 se creció el 2,41% y en 2015 el 2,65%, según datos del Indec actual. Si se cumpliera el más optimista de los pronósticos del gobierno, que sostiene que el PBI argentino crecería el 3% en 2017, a fin de año estaríamos en similar nivel de producción que en diciembre de 2015, pero con una fenomenal distribución negativa del ingreso. Es decir: el PBI sería del mismo tamaño, pero con menos gente ocupada, salarios que pierden valor, jubilaciones que se achican, pymes que cierran e importaciones que remplazan producción nacional.
«Hace cinco años que no generamos empleos», dijo Macri. Según un informe del CEPA, entre noviembre de 2010 y noviembre de 2015 el empleo privado registró un aumento de 441.240 trabajadores, con datos oficiales del SIPA. No es cierto que había estancamiento en la generación de empleos, se podría decir que en los últimos años no hubo suficiente, pero es muy distinto a la reducción de 70 mil empleos privados, según la misma estadística producida en 2016. Ahora está creciendo el desempleo.
«Sancionamos un Presupuesto calculado sobre números reales», dijo Macri, copiando el concepto de su exministro Alfonso Prat-Gay. Sin embargo, el Presupuesto para este año fue sancionado partiendo de una sobreestimación de ingresos, dado que estima una baja del 1,5% del PBI para 2016, cuando las proyecciones indican una caída de entre el 2,3% (datos provisorios del Indec) al 2,6% de varias consultoras. También, la ley de leyes estima un crecimiento del PBI del 3,5% para este año, cuando el propio FMI lo ubica en el 2,2 por ciento.
«Necesitamos docentes formados, motivados y reconocidos», dijo Macri y sostuvo que hay que cuidarlos. Para cuidar, formar y motivar a los docentes hay que asignarles salarios dignos y condiciones estructurales adecuadas, y hay que cumplir con las leyes, como la que obliga a convocar a la paritaria nacional docente.
«Con la reparación histórica, terminamos con una estafa de décadas y hoy casi un millón de jubilados tienen lo que les corresponde», dijo Macri. Referirse a un sistema que llegó a una cobertura previsional de más del 96% de los adultos mayores como «estafa» es insostenible. Pero, además, no es cierto que los jubilados tengan lo que les corresponde. La mentada «reparación histórica» de jubilaciones y pensiones no fue más que una argucia para reducir los derechos adquiridos que los jubilados tienen sobre los juicios ganados a la ANSES y sobre los haberes actuales. Se los obliga a aceptar una rebaja de sus derechos para poder cobrar relativamente pronto, aprovechándose de sus necesidades.
«El acuerdo de Vaca Muerta nos muestra el camino, donde Nación, provincias, trabajadores y empresas fijamos las condiciones para recuperar el liderazgo», dijo Macri. En realidad ese camino se centra en imponer la flexibilización laboral para los trabajadores. El presidente aseguró también que su administración comenzó «a normalizar el sector energético». Aunque lo único que hizo el gobierno de Cambiemos fue subir las tarifas, afectando el bolsillo de los usuarios. Subieron las tarifas con dos objetivos: reducir subsidios e incrementar las ganancias de las empresas, y no hubo compromisos de inversión.
Posverdad
Al inicio de su discurso Macri pidió «menos relato y más verdad», aunque en su disertación sobró relato y escaseó verdad.
Podría decirse que toda su arenga estuvo comprendida en la posverdad, un concepto que refiere a las circunstancias por las cuales, a la hora de modelar la opinión pública, los hechos objetivos influyen menos que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal. Macri utilizó los datos que le resultaron convenientes, tergiversó otros, y ocultó cualquier información que pudiera tener connotación negativa, aunque fuera tan importante como el aumento del desempleo o el incremento de la pobreza durante su gestión.
Por el tono general puede decirse que fue un discurso más orientado a las próximas elecciones que a la gestión. La misma orientación que los discursos de María Eugenia Vidal y de Horacio Rodríguez Larreta.
Macri no dejó de hacer referencia a la herencia recibida, a la «década de despilfarro y corrupción», justo cuando tiene cinco imputaciones por corrupción, desde los Panamá Papers hasta los vuelos de bajo costo, en las que aparecen involucrados él o el grupo económico al que pertenece.
Las continuas invitaciones al diálogo tampoco se sostienen. Un diálogo que según los funcionarios de Cambiemos no se respeta con la próxima marcha de la CGT el 7 de marzo. Pero lo cierto es que, de lo acordado en el Diálogo por la Producción y el Trabajo, ni el gobierno, ni los empresarios cumplieron con las promesas realizadas, en especial la de no acrecentar la lista de cesantías.
Con discursos como los del Presidente el 1 de marzo pasado, podría pensarse que, más que promover un diálogo, se promueve un relato, o la posverdad: los hechos no acompañan la situación económica y social que Macri describe para nuestro país.
El hashtag #noaflojemos lanzado por la maquinaria publicitaria de Macri reconoce inconscientemente que la gente no la está pasando bien, de allí el mensaje de no aflojar. En palabras de Carlos Pagni: «Las miserias éticas se agigantan porque la economía no llega a entusiasmar.»
A esta posverdad, a este estudiado relato que intenta desconocer la realidad, hay que enfrentarlos desde la política y desde la movilización popular, comenzando por participar de lo que se anticipa como una importante demostración el 7M y construyendo lazos de militancia para derrotar en las urnas este modelo de exclusión y pobreza. «