Necesitaba ser un debut exitoso para el gobierno y sin embargo tuvo que recular. El primer intento del gobierno nacional de imponer una reforma laboral al gremio de los textiles tropezó este martes después de que los empresarios rechazaron la propuesta del ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.
La información se confirmó con empresarios de distintas organizaciones representativas de esa industria que aclararon que el proyecto no está caído definitivamente sino que se seguirá tratando el jueves que viene en una mesa de reinserción internacional.
Tras una reunión que se extendió por varias horas, los dirigentes de las empresas abandonaron las oficinas públicas sin firmar. Antes, los gremios se reunieron por separado con el secretario de Trabajo, Lucas Aparicio, a quien le manifestaron su oposición al avance de la iniciativa oficial.
Desde la previa del encuentro con Sica los empresarios plantearon disconformidad, lamentaron la “unilateralidad” del ministerio y criticaron que informó su propuesta la semana pasada “sin que nadie la haya pedido”.
Aunque el jueves siguen las reuniones, se especula con una posible reunión con los sindicatos del sector en la segunda semana de febrero. En este momento particular de la industria la confluencia entre las empresas y los trabajadores textiles parece haber llegado a un pico histórico. De hecho, las gestiones de los sindicatos con la patronal fueron cruciales para el primer rechazo al proyecto.
Según circuló la negativa de hoy tiene mucho que ver con una retribución.
En el sector rige la baja del mínimo no imponible a las contribuciones patronales desde el 1° de enero de este año. El mínimo no imponible fue un pedido que hicieron las patronales junto con los sindicatos pero para lograr el beneficio cada empresa tiene que tener la venia del gremio.
El consenso de las empresas es que los sindicatos acompañaron en un momento crítico de la economía en general y del rubro en particular por lo que se habrían presentado a la reunión con la negativa ya definida. Pero la última palabra no está dicha.
La versión del Ministerio de Producción habla de una reunión con presencia de los empresarios y los sindicatos. Y agrega que “se comenzó a trabajar sobre las propuestas presentadas por el sector trabajador como el empresario” en temas sobre “productividad y generación de condiciones para impulsar la competitividad” del sector. También dice que los participantes “valoraron la instancia de diálogo” y confirma que las negociaciones seguirán.
Con el comunicado oficial en difusión, un alto referente empresario del mundo textil expresó a Tiempo que “no creo que el gobierno vaya a apurar el tema. Se seguirá hablando entre gremios y cámaras empresariales pero sin presión del gobierno”.
Previa caliente
Mientras se desarrollaba la reunión los empresarios textiles cuestionaron el proyecto y apuntaron contra el gobierno y las grandes empresas del sector. Ariel Regalini, vicepresidente de la Cámara de Fabricantes de Medias, señaló a Tiempo que el proyecto “no soluciona ninguno de nuestros problemas” mientras que Raúl Hutin, directivo de la Fundación Pro Tejer, acusó a las grandes marcas de haber armado una propuesta “inadmisible”.
Además, desde una de las entidades más representativas del empresariado a nivel federal, señalaron que “el gobierno apareció con esta reforma que nadie pidió” y que “ahora está presionando para sacar algo pero a los empresarios no les interesa”.
Los dirigentes atendieron la llamada de Tiempo mientras se desarrollaba la reunión con el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. El empresariado asistió a la cita divido en proporciones parejas: de un lado están las pymes y el resto de las empresas que operan mayoritariamente en el mercado interno y del otro lado, en conjunto con Sica, estuvieron las grandes firmas del sector y los distribuidores.
Al cierre de esta nota la negociación seguía puertas adentro y la expectativa crecía en el ambiente de los textiles. Hasta donde pudo averiguar este medio los gremios no fueron de la partida.
Regalini disparó que “el gobierno no se dedica a lo importante” porque “la reforma laboral no resuelve ninguno de nuestros problemas. Hoy estamos ante una crisis muy severa en la que la mayoría de las empresas vendió todos los stocks que tenía, ve como se están desvalorizando los activos, no puede reinvertir, etc. Estamos trabajando para los bancos, para las energéticas, y lo que menos necesitamos es una reforma laboral”, señaló.
El empresario reclamó en cambio políticas para la reactivación del mercado local. “El gobierno tiene apuro en sacar esta medida y aunque muchos nos oponemos viene avanzando”, reconoció el fabricante de medias.
Aunque la resistencia de ese sector de las empresas parece fuerte la presión de los que están a favor de la reforma asoma como una variable crucial para que la normativa se apruebe. El escollo más duro por estas horas, al menos según los empresarios, son los gremios del sector.
Raúl Hutin, directivo de la Fundación Pro Tejer, dijo a Tiempo que “la parte sindical se opone terminantemente porque a la reforma del gobierno y las grandes empresas lo único que le falta habilitar es que se les pueda pisar la cabeza a los trabajadores”.
En el empresariado “muchos pensamos que no sirve para nada”, aseguró: “Un buen empresario analiza la relación costo-beneficio y en este caso te das cuenta de que todos pierden; la pauperización los obreros y las condiciones laborales y sociales prácticamente significan volver a la esclavitud”, comparó.
“Pero acá tampoco sale beneficiado el empresario, que vive del mercado interno en el 98% del total de las ventas”, agregó Hutin y sumó un dato contra el pedido de reconversión del gobierno nacional: “las pymes exportadoras hemos retrocedido en los últimos diez años y eso va seguir así porque cada vez el dólar está más barato, nosotros pagamos el 12% para exportar y los costos internos siguen subiendo”, enumeró.
Las empresas que apoyan el proyecto “buscan economizar unos mangos con una flexibilización estúpida pero después van a tener que parar las fábricas por falta de ventas. Es una idiotez y es como sacrificar al mercado interno como al cordero pascual en la mesa del Fondo Monetario”.
La grieta empresaria tiene resabios de la otra grieta. Para Hutin las empresas que apoyan este proyecto de reforma “se caracterizan por una visión crítica al gobierno anterior que los hace tomar posiciones no analizadas fríamente. Básicamente creen que achicar es agrandar la Nación”.