El referente textil acaba de dejar la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en la que compartía espacio con los dueños de las empresas más importantes del país. Elogia la negociación con los acreedores pero ataca el proyecto oficial para gravar a las clases acomodadas. Dice que la economía cambió la tendencia y pronostica crecimiento.
–Los textiles venían de una caída fuerte previa al Covid-19. ¿Qué impacto agregó la pandemia?
–La presidencia de (Mauricio) Macri, a quien voté, fueron cuatro años en los que nos empobrecimos todos. Fue un desastre. Cuando ganó Alberto Fernández estábamos en el medio de un cambio de tendencia. En ese momento fuimos los primeros en decir que íbamos a invertir más. Estábamos bárbaro, hasta que el 20 de marzo cerramos y no volvimos a abrir por 30 días. Pasamos penuria económica pero la ayuda del gobierno vino muy bien. Hubo una decisión política de pedir no trabajar y las industrias no estábamos capacitadas para solventar el parate. La sociedad nos ayudó.
–¿Qué va a pasar ahora con la actividad?
–Nosotros vislumbramos un aumento y un cambio de expectativas muy interesante. Para octubre vamos a estar entre un 20 y un 30% por encima de la capacidad de producción de octubre pasado. Desde abril venimos subiendo nuestros pronósticos de inversiones todas las semanas. Esta es una industria rápida que cuando enciende empieza a encender a otras. Mi cliente tiene un cliente que le vende al comercio y así. Recibimos la demanda de la gente que cree que habrá un negocio en el futuro cercano. La gente cree que el gobierno va a favorecer la producción para que haya más empleo. Todos creemos eso.
–Usted tenía su propia propuesta tributaria, ¿la crisis la modificó?
–No. Sigue vigente y el presidente la mencionó varias veces. Alberto Fernández sabe que el sistema actual es muy complejo y obliga a las empresas a gastar mucho en contadores. El pobre y el rico no deben pagar impuestos sino los propietarios. Los ricos siempre pagan muchos impuestos que después terminan pagando los pobres. La manera de hacer que los pobres no paguen ningún impuesto es eliminando el IVA, Ingresos Brutos, el Impuesto al Cheque, Seguridad e Higiene y los montones de tasas municipales. Todo eso encarece lo que los pobres consumen. Y el efecto secundario es que la empresa no puede dar empleo porque los productos son caros.
–¿Qué significa no cobrarle impuestos al rico sino al propietario?
–Que hay que imponer a Karagozian y no a la empresa de Karagozian. Cuando la empresa invierte y reinvierte no debe pagar nada de nada. Sí cuando distribuye dividendos. Cuando la persona jurídica pasa a la persona humana tiene que pagar el 50% de los dividendos. Mientras esté dentro de la empresa y genere empleo, el dinero cumple un rol más importante para el pobre. Hay que disminuir el peso el Estado sobre el costo del producto.
–Es compleja de explicar la idea de que los ricos no deben pagar impuestos…
–En las condiciones actuales los ricos pueden llevarse el dinero muy rápidamente. Si se cobran impuestos a la riqueza los argentinos se van del país. Lo que no te podés llevar del país son las las propiedades, la casa y las tierras. No les cobres más a la riqueza sino a las propiedades. Mi propuesta es que el dueño de una casa pague 2% sobre el valor de esa propiedad. Imponer a la propiedad, no a la construcción. Así, los que tienen departamentos los van a alquilar; todo va a estar en alquiler porque construir va a ser más barato. A su vez, como se van a bajar los impuestos a los alquileres, esos precios también van a bajar y los inquilinos van a tener más plata en el bolsillo para consumir productos, que a su vez van a ser más baratos, etcétera.
–El gobierno tiene un proyecto para cobrar un impuesto a los ricos que por ahora está freezado. ¿En qué medida se relaciona con su propuesta?
–Ese proyecto está freezado porque es un horror. No se pueden cobrar más impuestos así. Hay que hacer un cambio sistémico sobre toda la estructura. Cuando el Estado te paga cien pesos, en realidad te paga 50 y los 50 restantes te los paga para que vuelvan al Estado como impuestos. Es una tontería. Es una economía cada vez más cara porque te cobra impuestos sobre impuestos. Tenemos que hacer impuestos sobre las cosas que no generan inflación.
–Hablando de las reformas, está en danza la del Poder Judicial. ¿Cómo la analiza?
–No la conozco. Prefiero no hablar de lo que no sé. Cuando la gente está tratando de sobrevivir, está concentrada en eso y no en otra cosa. No hago juicios de valor pero no es mi prioridad.
–Los empresarios saludaron masivamente el acuerdo con los bonistas. ¿Qué piensa el sector privado de este gobierno?
–El acuerdo con los bonistas de la deuda es una muy buena noticia. Era una negociación muy compleja. Hoy soy muy optimista. Nosotros (en TN & Platex) estamos invirtiendo y vamos a invertir más. Los argentinos deberíamos apoyar a nuestros gobiernos. Justamente en relación al tema de la negociación con los acreedores hubo algunos medios de comunicación que le hicieron un flaco favor a este gobierno queriendo apurar la negociación. Fue un flaco favor porque se trataba de mucho dinero.
–La misma reacción se vio en el caso de la expropiación de Vicentin.
–El caso Vicentin fue una secuencia de errores que el gobierno mismo reconoció. Mi impresión es que después de ese caso, Alberto Fernández va a dejar que los sucesos transcurran solos. Cuando la solución esté madura aparecerá.
–Usted dijo que el gobierno de Macri hizo un desastre pero puso a las empresas en el lugar de la toma de decisiones. Si los resultados fueron catastróficos, ¿qué parte de la responsabilidad tienen?
–Creo que el empresariado fue engañado en parte por el gobierno anterior porque en realidad tenía una posición antiempresa nacional. Cuando un administrador de un país no logra hacer que las empresas más importantes ganen dinero, es un mal administrador. Yo cometí el error de votarlo pero en 2016 me di cuenta.
–¿Por qué dejó la Asociación Empresaria Argentina?
–Eso se sabrá dentro de mucho tiempo. Como cuando muere alguien. Siempre es una conjunción de temas y las respuestas están en la historia.