El terremoto en los mercados generado por la expansión del coronavirus disparó las monedas de casi todos los países emergentes en la jornada financiera del jueves. En Argentina, el efecto fue parcial debido al férreo control cambiario que ejerce el Banco Central, pero el fenómeno se manifestó con fuerza en los mecanismos alternativos para hacerse de dólares, como el mercado blue o el de contado con liquidación. En este último, la cotización de la divisa llegó a superar los 90 pesos por unidad.
El cepo cambiario (en rigor, las restricciones que impuso el Banco Central para que particulares y empresas accedan a la compra de divisas) morigeró el impacto. En el mercado electrónico mayorista, el billete cerró a $ 62,82, con una leve alza de 0,2%. En los bancos, luego de aplicado el impuesto de 30% a la compra, cerró a un promedio de $ 84,53 (+0,4%). Pero la suba fue mucho más fuerte en las maneras alternativas de acceder al dólar. El informal o blue cerró a $ 82,25 (+2,8%). En el CCL o contado con liquidación, operatoria mediante la cual se compran bonos en pesos y se los liquida en moneda extranjera, se llegó a operar con una equivalencia de $ 91 por dólar, récord histórico, aunque finalmente terminó a $ 89,44, con una suba de 2,5%.
Se trata de una cuestión global. Las restricciones al movimiento de personas, el consumo, la producción y la asistencia a espectáculos públicos generadas por la pandemia presagian una enorme caída de la actividad, todavía difícil de estimar, y por ello los precios de acciones y materias primas continúan en caída libre. Ante ese cuadro, los inversores se desprenden de esos activos y se refugian en el dólar, que acentúa su alza en toda la región incluso a pesar de los esfuerzos de cada gobierno por evitarlo.
La caída también se trasladó a los bonos de la deuda argentina, que cayeron entre 3% y 8% según cada caso. Eso hizo que el riesgo país (la sobretasa de interés que exige el mercado para comerciarlos en comparación con los del Tesoro estadounidense) creciera hasta 3.210 puntos básicos, según el índice que confecciona la banca JP Morgan. En concreto, muchos de esos títulos pasaron a orillar el 35% de su valor nominal, lo que los abarata y los pone al alcance de fondos buitre que podrían adquirirlos para litigar contra el país en vísperas de la reestructuración que lanzó el gobierno.
El fenómeno alcanzó a casi todos los países de la región. En Brasil, por caso, el billete saltó 6% hasta alcanzar un máximo histórico de 5,03 reales. La presión alcista disminuyó cuando el Banco Central anunció que realizaría una subasta de U$S 2.200 millones para atender la demanda. Así y todo, en las casas de cambio se llegó a operar a 5,10 reales. El peso mexicano y el colombiano tuvieron caídas de cerca del 4%, mientras que en Chile el retroceso fue de alrededor de 2%.