Durante el año 2019, la pérdida del poder adquisitivo del salario rozó el 20%. Si se tomara el último informe del INDEC del mes de febrero, en forma interanual, los haberes registrados y no registrados acumularon una pérdida en términos reales de casi el 7%.
Pero la cuarentena, además, ha generado una sensible suba de precios de determinados productos mientras que, incluso, se ha generado una reducción de los haberes a partir del acuerdo que, con aval del gobierno, sellaron la UIA y la CGT para descontar hasta un 25% de los salarios de bolsillo.
El acuerdo, con todo, está acotado a aquellos trabajadores que sufren suspensiones a partir del aislamiento social obligatorio y la interrupción de sus actividades. Además, al igual que lo dispuesto en el DNU 329/20, toda medida de esa naturaleza, para concretarse, precisa del aval de la parte gremial por un lado y la homologación en la cartera de trabajo por el otro.
Sin embargo, tanto uno como otro, oficiaron de puntal para que una gran cantidad de empresarios lo interpretara como una señal de vía libre para disponer de rebajas salariales en forma unilateral incluso para trabajadores en actividad. Por caso, uno de los principales grupos económicos del país, el que gestiona la metalúrgica Aluar y la fábrica del neumático FATE, decidió descontar el 25% del salario de abril.
Ahora, mientras los pronósticos que publica el BCRA sobre la base del relevamiento entre las principales consultoras del país arroja un pronóstico medio de inflación anual del 44,4%, los procesos paritarios, con algunas excepciones, se encuentran virtualmente paralizados.
En algunos casos no se han activado cláusulas de revisión propias de la discusión de 2019. Es que, la vara de la CGT, se ha corrido en el punto de la defensa de los puestos de trabajo dando lugar a las suspensiones y dejando fuera de órbita las discusiones salariales.
El estudio de PWC de Argentina, además, da cuenta de que “los encuestados tenían previsto otorgar un aumento del 22% para el período marzo-julio pero, tras la declaración de la pandemia, ese número bajó al 15%”.
Con todo, aseguran que, entre el segmento que sí pretende otorgar un aumento “el promedio planificado de incrementos salariales para todo el 2020, según la encuesta, había sido estipulado en el orden del 39%”. En ese punto el estudio explica que “de aquellas empresas que sí tienen previsto otorgar un incremento salarial, el 22% lo hará o piensa hacerlo en el mes de abril, 12% en mayo, 6% en junio y 19% en julio”. Por otro lado, existe “un 17% que ya lo brindó en el salario correspondiente a marzo”.
El estudio, además, indica que son las empresas que brindan servicios esenciales, que representan un 58% de la muestra, las que presentan “un pronóstico más alentador a diferencia de quienes no realizan ese tipo de actividades”. En el otro segmento, “únicamente, el 16% va a otorgar incrementos de acuerdo con lo planificado”.
María Fernanda Álvarez Apa, gerente de People & Organisation de PwC Argentina señaló que “en este contexto y viendo los resultados de la muestra se vislumbra una realidad poco uniforme, lo que dificulta poder esbozar una tendencia generalizada”. Por eso, explicó, “dependerá de la posibilidad de continuidad del negocio y de la captura de oportunidades que las empresas puedan llevar a cabo en la situación actual”.
Desde el punto de vista del futuro del trabajo, la especialista indicó que “unas pocas empresas están considerando la implementación de nuevos beneficios como el pago de internet en el hogar, del servicio eléctrico, reconocimiento de gastos del automóvil particular para los que van a trabajar durante el aislamiento, entre otros”. La agenda de las discusiones paritarias, en general, se concentra en los meses de abril y mayo. La situación ha modificado las prioridades de los gremios pero, más temprano que tarde, se impondrá en la discusión gremial.