El hermetismo de los sindicatos primero y el perfil bajo de los dirigentes a la hora de anunciar el acuerdo hablan por si mismos. Acorralados por la asfixia salarial, los decretos anti-huelga y una fuerte campaña de estigmatización de los sindicatos, luego de días de negociaciones que llegaron hasta altas horas de la madrugada, los representantes gremiales firmaron el miércoles un preacuerdo con las autoridades de la aerolínea de bandera que implica una concesión al gobierno en lo que hace a la resignación de una serie de derechos.

El compromiso de los sindicatos fue el de deponer las medidas de fuerza a cambio de discutir una suba de salarios del 16% para los próximos meses y habilitar una sensible reforma de beneficios que establecían sus convenios.

Hermetismo y relato

La empresa, una vez sellado el primer acuerdo, dejó trascender el entendimiento y confirmó su firma en horas de la madrugada del miércoles, pero omitió dar detalles a la prensa. Voceros de la empresa reconocieron a Tiempo que el directorio aceptó cumplir con un pedido puntual de los sindicatos: no ofrecer detalles de los puntos acordados hasta tanto los delegados de bases de sus respectivos gremios los conocieran por parte de sus dirigentes y dieran aprobación al acta del pre acuerdo en asambleas que se desarrollarían durante el jueves.

La empresa honró su compromiso para preservar un acuerdo que, consideran, implica un triunfo político para el gobierno en tanto pudieron incorporar criterios de productividad para adicionales salariales y eliminar beneficios que, si bien están estandarizados en el sector a nivel internacional, según el relato oficial implican “privilegios”.  Pero, sobre todo, porque colocaron a los sindicatos en el campo de la discusión de la racionalización de la empresa para elevar la productividad de la misma. Además, no hubo acuerdo alguno para que el gobierno se comprometiera a deponer su voluntad de avanzar con la privatización de la empresa.

Por el contrario, el Jefe de Gabinete Guillermo Francos señaló a la prensa que “la reforma de los convenios sirve tanto para la situación actual como para una posible privatización”.

Juan Pablo Brey de la AAA se mostró satisfecho aunque asegura que «el tema salarial no está solucionado».

La Asociación de Personal Aeronáutico (APA) que representa al personal de tierra y de rampa se mantuvo hermética a la hora de dar detalles sobre el contenido de las actas y la posición del sindicato incluso una vez aprobado el entendimiento en asamblea. Fue la Asociación de Aeronavegantes la que sí decidió hacer pública la aprobación por unanimidad del acuerdo.  

Paz social y polifuncionalidad en Aerolíneas

Para el titular del gremio de azafatas y tripulantes de cabina, Juan Pablo Brey, se trata de “un acuerdo que beneficia a Aeronavegantes y a Aerolíneas Argentinas, garantizando así el normal funcionamiento de la compañía y la tranquilidad de los usuarios para volar”.

El dirigente señaló que “teníamos que salir de esta situación que, siempre lo dijimos, era un conflicto salarial”. Sin embargo, reconoció que “el tema no está solucionado porque estábamos un 90% abajo. Tenemos que seguir negociando, pero descomprimimos. Esto nos garantiza un tiempo de paz social. El acuerdo aprobado por unanimidad nos da tiempo para respirar un poco y enfriar la cabeza para discutir lo que tengamos que discutir. Habrá vuelos. Lo que buscamos es productividad, aquellos compañeros que trabajen más van a ver en sus bolsillos un numero mayor pero todavía no lo hemos podido cuantificar”.

Fuentes del gremio confiaron que “la firma oficial es por un 20% pero llega al 40% con cifras extraoficiales que en el caso de los viáticos podría llegar al 150%”. Además, reconocieron que se acordó la posibilidad de que a futuro haya “venta a bordo”, al estilo de las empresas low cost y que implica una intensificación del trabajo y también que “todos volemos todo” en referencia a cabotaje e internacional en lo que se trataría de un avance en el reclamo patronal generalizado de la polifuncionalidad.

En la misma línea, informó la empresa, ya había acordado el sindicato de técnicos APTA que “los mecánicos y el personal de rampa podrán ser movidos entre hangares y líneas de trabajo de acuerdo a la necesidad de personal”.

Lo mismo con relación al personal de check in y rampa que podrán “prestar servicios a terceros en hangares, rampa y check in” así como la “incorporación de “check in automático y de despacho de equipaje así como el cobro de extras en mostrador de check in”.

El sindicato de pilotos, APLA, se limitó a publicar en la red social X un comunicado en el que, sin dar detalles, aseguran que “se concretó hoy, en la sede Lezica, la continuidad de la Asamblea General Extraordinaria, en el marco del conflicto paritario que mantenemos con Aerolíneas Argentinas. En una demostración contundente, con una participación superior a 400 pilotos, se reafirmó la solidaridad y la unidad de nuestro colectivo. En la Asamblea se ratificó por unanimidad todo lo actuado por la Comisión Directiva en este contexto y se acordó continuar el estado de asamblea permanente. El acuerdo al que hemos llegado no hubiera sido posible sin disciplina sindical, compromiso y comportamiento solidario”.

El «privilegio» de la jornada laboral

Uno de los puntos más importantes que involucra a los pilotos y los tripulantes e implica una ofensiva sobre la jornada de trabajo cuenta con un antecedente similar en la reforma del convenio petrolero para Vaca Muerta firmado en 2017. Entonces se la denominó la eliminación de las “horas taxi”. Esto es que, más allá de que la empresa no pagará más los traslados a los aeropuertos en remis (negocian un bono para reintegrar esos gastos), la jornada laboral ya no se computará desde la puerta de la casa del trabajador sino una vez que llegue a su puesto efectivo de trabajo.

A la vez, se habría acordado la suspensión de las sanciones producidas como respuesta a las medidas gremiales, aunque no hubo detalles sobre la situación de los 15 trabajadores despedidos de Intercargo.

Una vez que las asambleas aprobaron el acuerdo la empresa emitió un comunicado en el que informaron que “Aerolíneas Argentinas informa que cerró el conflicto con sus gremios con importantes avances que mejorarán la productividad de la compañía y limitarán beneficios que se encontraban por fuera de los estándares de la industria”.

La misma compañía aseguró que los “representantes de los gremios APLA (pilotos), AAA (tripulantes) y APA (rampa y check in) convalidaron modificaciones en convenios y formas de trabajo por una oferta salarial de un 16%. En el caso del gremio APTA (mecánicos), que ya había aceptado la oferta salarial propuesta, se firmaron nuevas condiciones que permitirán cambios en plataforma y hangares que aumentarán significativamente la productividad”.

A la vez, sugieren la firma de una paz social que garantizará “un periodo de estabilidad en la programación que abarcará toda la temporada de verano”.

En esta serie de modificaciones , profundiza el comunicado oficial “se insertaron también incentivos orientados a aumentar las horas de vuelo de pilotos y tripulantes, quienes percibirán mejores salarios cuanto mayor sea su tiempo efectivo de operación”. Es allí donde el gobierno obtuvo su mayor conquista en tanto pudo imponer el salario por productividad generando un caso testigo emblemático para el resto de los gremios así como apuntalar el relato sobre la necesaria “racionalización” de las empresas bajo gestión estatal.

Con un impacto económico marginal, el gobierno impuso algunos cambios que también le sirvieron para abonar a su discurso sobre los supuestos privilegios del sector en tanto acordó la “eliminación de un asiento de descanso en clase ejecutiva para vuelos a Europa y la quita de pasaje vacacional confirmado para pilotos, familiares directos y jubilados”.

El acta acuerdo, por ahora, sigue bajo siete llaves. El acuerdo basado en criterios de productividad sin una recomposición salarial integral y la ausencia de un compromiso de no avanzar con la privatización implican un fortalecimiento del gobierno en la disputa sectorial. En el orden más general de la situación interna de la CGT, la paz social de los gremios aeronáuticos debilita el poderío del sector confrontativo liderado por Pablo Moyano que exhibe su mayor poder de fuego precisamente en el sector del transporte.