Con la corrida cambiaria como telón de fondo, el Consejo Directivo de la CGT ratificó la marcha para el próximo 17 de agosto. En la extensa reunión que mantuvieron en la sede de Azopardo, el debate giró alrededor del destino de la movilización que, en definitiva, es la forma de atribuir responsabilidades y determinar el blanco del reclamo.
Los sectores del moyanismo y aquellos ligados en forma directa con la vicepresidenta propusieron las sedes de entidades empresarias como AEA, la UIA o la Sociedad Rural, señaladas como las representantes de los monopolios formadores de precios.
La mayoría, sin embargo, se inclinó hacia el Congreso nacional a fin de ubicar al conjunto de la dirigencia política como responsable de la presente crisis. Ambas propuestas soslayan la responsabilidad del gobierno nacional y eluden cuestionamientos a su política económica, determinada hoy por el acuerdo con el FMI.
Héctor Daer enfatizó, al salir del cónclave, que «todos los gobiernos tienen responsabilidad». Pablo Moyano, por su parte, aclaró que la movilización «no es ni en contra ni a favor del gobierno». En diálogo con Tiempo, Andrés Rodríguez insistió en que «la marcha no es contra nadie».
La definición del receptor del reclamo también indica el contenido de la respuesta que se espera obtener. No depende del Congreso que los salarios no pierdan nuevamente con la inflación. Tampoco está en condiciones de ponerle un freno a la carestía. El debate para gravar las rentas extraordinarias está paralizado, y no existe alguno que apunte a elevar las retenciones a las exportaciones agropecuarias o garantizar el abastecimiento de bienes y servicios, la liquidación de la cosecha y frenar la fuga de capitales.
Sí espera para ser tratado el proyecto de ley de salario básico universal, pero no hay consenso para poner allí el foco del reclamo.
En la misma línea, la marcha no contará con oradores ni acto. Se leerá un documento que está en proceso de elaboración y que, según pudo saber Tiempo, tendrá como consigna «el empleo, la producción y el desarrollo», pero que no avanzará en definiciones sobre el rumbo económico y que a lo sumo, aportará un diagnóstico.
¿Propuestas? Te la debo
Rodríguez reconoce a Tiempo que «no estamos en eso. Queremos ambicionar que las variables macroeconómicas se estabilicen bajando la inflación y generando elementos positivos para la producción y el desarrollo. Pero no proponemos».
El titular de UPCN insiste en que «nunca planteamos medidas de gobierno. Bajar la inflación es responsabilidad del Ejecutivo, las medidas las toma el gobierno».
La actitud de no involucrarse en la discusión de las políticas económicas resulta contradictoria con los históricos programas de La Falda y Huerta Grande de la CGT, que llegaban a postular la nacionalización del comercio exterior, la banca y los recursos estratégicos como punto de partida para el desarrollo nacional. También con los más modestos nueve puntos con los que hace ocho meses asumió la actual conducción cegetista. Allí señalan que «la historia moderna nos convoca a la representación amplia de los intereses profesionales de las y los trabajadores, aunque nuestro objetivo no se agota en esta premisa». Más adelante dicen que «el diálogo social es un instrumento para la formulación de políticas que aseguren el rumbo y garanticen su continuidad. El movimiento obrero organizado debe ser actor excluyente (en) el debate sobre políticas públicas y una agenda programática para dar respuesta a los problemas que afectan a nuestra sociedad».
Desde el otro sector coincidieron en que no es momento para propuestas de fondo. Omar Plaini, animador del FreSiMoNa de Moyano y los sectores sindicales kirchneristas, señaló a este diario que «interpelamos a toda la política. El gobierno tiene su responsabilidad en la situación pero la oposición también. La respuesta debe venir desde la política. No gobernamos ni los sindicatos ni las organizaciones sociales. Tienen que tener más imaginación».
Consultado si, ante la gravedad de la situación, no resultaba atinado elaborar un programa en profundidad, el dirigente señaló que «siempre defendemos Huerta Grande. Queremos un capitalismo organizado y eso es un Estado con más capacidad regulatoria. Pero si ponemos ese programa nos quedamos 70 años atrás. El fondo de la cuestión es si las que rigen son las leyes del mercado o las leyes del Estado». El dirigente canillita adelantó que «todo eso va a estar en el documento que va a tener una mayor profundidad. Vemos que siguen dominando los sectores financieros, el núcleo sojero, la UIA y AEA. Tenemos claro que tenemos que coadyuvar al gobierno para que genere una profundización para salir de la pobreza».
La falta de propuestas alternativas es una forma de seguir acompañando al gobierno sin condiciones. De hecho, concluyó Plaini, «la CGT, como organización de carácter permanente, es un instrumento para garantizar la paz social en la Argentina». «
La Unidad Piquetera va a Plaza de Mayo
Este miércoles las organizaciones sociales no alineadas con el Gobierno definieron movilizar nuevamente a la Plaza de Mayo. La convocatoria fue anunciada luego de la reunión conjunta que mantuvieron con las organizaciones nuceleadas en la UTEP con las que han confluido en actividades contra la criminalización de la protesta y con las que avanzan en la posibilidad de una acción reivindicativa común contra el hambre y la pobreza.
No se descarta que, efectivamente, sea esta la oportunidad en la que algunas de ellas se sumen como convocantes o, al menos, sumen delegaciones solidarias.
La confluencia de las organizaciones sociales podría poner en la calle a medio millón de trabajadores.
Si bien no hay acuerdo alrededor del reclamo sobre el salario básico universal que levanta la UTEP porque la UP exige la universalización de los Potenciar Trabajo, su actualización y, entre otros puntos, un plan de obras públicas con un millón de empleos, el acuerdo podría avanzar bajo una consigna que sintetice la pelea contra el hambre y la pobreza.