A un mes de iniciada la cosecha de trigo, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) ya redujo su estimación de la producción total del cereal en 800.000 toneladas. En los 30 días transcurridos las cosechadoras se encontraron con campos con rindes menores a los esperados por los efectos de la sequía que golpeó con mucha fuerza la producción de granos del país.
El cálculo de la BCR es que a fin de año se habrán recolectado un total de 13,5 millones de toneladas, con lo que la producción de trigo estará por encima de la campaña anterior, cuando sumó un total de 11,8 millones de toneladas, pero será la segunda peor desde la de la campaña de 2015.
La BCR advirtió que la sequía sigue vigente en gran parte de las tierras de cultivo. A ello se le sumaron heladas tardías que no son comunes en octubre y afectaron los cultivos de trigo en una etapa especial de su desarrollo. De las 5,9 millones de hectáreas sembradas, 390.000 hectáreas se perdieron por la falta de agua.
Cuando empezó la siembra, en junio pasado, la BCR estimó que la producción alcanzaría las 16,5 millones de toneladas. El pronóstico actual es casi un 20% menor y hay elevadas posibilidades de que el resultado final sea más bajo.
En la actualidad ya se realizó la cosecha en 550 mil hectáreas. Los rindes (toneladas de grano por cada hectárea con cultivo) han sido decepcionantes, aseguran en la BCR. Así, la entidad bajó su promedio nacional de rindes desde 28,3 quintales por hectárea (10 quintales equivalen a una tonelada) a 26,4 quintales.
La provincia más golpeada por los efectos de la sequía en el trigo fue Córdoba, que vio desaparecer más de 100.000 hectáreas con el cultivo por la falta de agua. En esta provincia, el ajuste de rinde es significativo, al pasar de 22,3 quintales por hectárea a solo 18,5 quintales.
En Santa Fe, en tanto, los rindes promedio cayeron desde un estimado de 29 quintales a apenas 21,7, lo que significa una merma de la producción de unas 750 mil toneladas. Y en Chaco y Santiago del Estero, los promedios están en torno de los 10 quintales.
El contrapeso a estos datos negativos lo da la provincia de Buenos Aires. En el sudeste provincial, una de las zonas trigueras más prolíficas del país, los rindes oscilan entre los 40 y los 60 quintales por hectárea. También hay buenos rindes en el centro y el norte provincial, donde cayeron lluvias desde septiembre. El oeste bonaerense marca un contraste ya que allí se siguen sintiendo tanto la falta de agua como el efecto de las heladas tardías, sufridas a fines de octubre.
Reservas y retenciones
Entre 2015 y 2020, las exportaciones de trigo rondaron los U$S 2500 millones anuales. Luego vinieron las excepciones: en 2021 sumaron U$S 4657 millones mientras que un año después cayeron a U$S 1450 millones. La BCR estimó en junio que las ventas externas del cereal alcanzarían los U$S 2375 millones, pero las caídas en los rindes ponen un signo de interrogación sobre este número.
Las exportaciones de trigo son importantes para la acumulación de reservas por parte del Banco Central, en un contexto de falta aguda de divisas. Además, aportan al fisco el 12% del valor exportado en concepto de retenciones.