Apoyado sobre la imagen que supo cultivar entre el empresariado cuando estuvo al frente de la consultora Abeceb, Dante Sica pasó su primer mes al frente del Ministerio de Producción de reunión en reunión y lejos de los cuestionamientos que marcaron la salida de su predecesor, Francisco Cabrera.
En algunos casos, el funcionario recibió a los dirigentes en sede oficial, en otros se trasladó a las fábricas y cámaras donde se cocina la economía. Frente a las quejas, siempre lamentó la coyuntura y prometió soluciones a mediano y largo plazo.
En este mes, ya son varias la veces que mantuvo encuentros con la Unión Industrial (UIA), con la Asociación Empresaria Argentina (AEA), y con CAME, entre otras entidades representativas de todos los niveles de la actividad fabril.
Pero entre los industriales que emplean mano de obra en forma intensiva hay desconfianza. Reconocen la trayectoria de Sica pero creen que su nombramiento es una jugada del gobierno para descomprimir la tensión sin tocar la política que tiene en jaque a la producción y el empleo locales.
Así las cosas, la estrategia del ex Abeceb, de mantener encuentros cara a cara con todos los sectores productivos, no estaría logrando vencer las suspicacias. Quizá pesa, también, el hecho de que Sica ofrece pocas novedades para el sector.
Las demandas sectoriales reclaman una acción rápida contra las importaciones y otros problemas, como el de la tasa de interés y la caída del salario. La combinación de los factores tiene a muchos conteniendo la respiración, mientras la inflación crece y la recesión se acerca.
Autopartes
Los planes automotrices a nivel global indican que la industria argentina será, más tarde o más temprano, exportadora de pickup e importadora de los vehículos más vendidos. Sica lo ratificó este viernes en una reunión con las empresas cuando afirmó que «nuestro gran desafío es exportar cada vez más».
Pero los autopartistas nacionales denuncian que esa transformación que el gobierno celebra los lleva a la desaparición a manos de empresas globales. El proceso avanza a paso firme y Brasil, por medio de su programa Rota 2030, se encamina a dominar el negocio regional en poco tiempo, incluyendo el autopartista.
El 9 de julio, Sica planteó una queja formal a Brasil. Pero durante la gestión de Cabrera el gobierno bajó del 17% a cero los aranceles de 200 autopartes, muchas de las cuales se fabrican en Argentina, una política que la nueva gestión todavía no tocó.
Textiles
Pero los autopartistas son optimistas si se los compara con otros sectores, como el textil, o como el de la industria del cuero.
En el último caso, las importaciones aumentaron casi un 50% en el primer semestre del año, según datos de la cámara sectorial CIMA. Con esa información, el presidente de CIMA, Ariel Aguilar, lamentó que Sica «no busca limitar las importaciones y reclama que las empresas deben ser competitivas y exportar más». El problema, consideró, «es que la estructura productiva argentina, a excepción de los salarios, esta dolarizada».
A la par, un alto dirigente textil lamentó que, más allá de los cambios de nombres, el gobierno ratifique el rumbo económico que encaró en 2015. La fuente consideró que el titular de Producción «es muy buen técnico pero está condicionado por una política económica tóxica. El gobierno abre la economía, deprecia la moneda, deja caer el salario, se endeuda, aumenta el déficit fiscal y empuja la economía a la recesión. Nadie tiene la bola de cristal, pero no es difícil darse cuenta de cómo va a terminar todo», concluyó. «