El próximo miércoles se conmemora el día del periodista. No será motivo de celebración para los trabajadores de prensa, sino una jornada de lucha y visibilización del deterioro en las condiciones en las que se desarrolla el oficio.
Por eso el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) impulsa un «apagón de noticias» para el martes 6 de junio. Será en el marco de una jornada de protesta en la puerta de la Cámara de Apelaciones del Trabajo, que debe resolver una medida judicial que dejó en suspenso la personería gremial de ese sindicato, ya reconocida por la cartera laboral.
Confiados en la solidez de su representación, el SiPreBA reclamará al juez una expedición urgente del diferendo. Además, exhibirá los resultados de una nueva encuesta sobre las condiciones laborales y sociales de los trabajadores que representa.
Salarios y personería
Ambos puntos mantienen un estrecho contacto. Ha sido la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires la que, ostentando la representación formal del gremio a pesar de su nula presencia en los medios de comunicación del distrito, firmó sucesivas paritarias que llevaron el salario de los trabajadores del sector muy por debajo de la línea de pobreza y cada vez más cerca de la marca de la indigencia.
El salario neto para la categoría testigo de redactor en abril fue de $ 119.264, que apenas sirvió para cubrir el 58% del valor de la Canasta Básica Total (CBT) que mide el umbral de la pobreza y que, según el Indec, se situó en $ 203.360.
El salario de un redactor de prensa se ubica entonces un 42% por debajo de la línea de pobreza cuando, en el mismo mes de 2016, era un 16% superior. En sólo siete años perdió un 50% de su poder adquisitivo. Sin contar la inflación de mayo, para recuperar el salario real, un redactor necesita incrementar su salario en un 98% y de una sola vez.
Sin embargo, según la nueva paritaria que, bajo el amparo del recurso judicial, firmó nuevamente la UTPBA, el incremento en los básicos será de apenas un 45% en cuotas hasta noviembre de 2023. Para los salarios reales el piso acordado es de sólo el 36%.
El Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central pronostica una inflación acumulada entre mayo y noviembre del 62%. En el improbable caso de que se cumpla ese pronóstico (ya en mayo la inflación será un punto más que lo previsto) y la CBT evolucione al ritmo de esa inflación (sin superarla), para noviembre, el salario neto del redactor representará solo un 52% del valor de la canasta de pobreza y quedará apenas un 13% por encima del costo de la canasta alimentaria que mide el nivel de la indigencia. El salario real seguirá pulverizándose.
Una realidad que impacta
La encuesta que presentará el SiPreBA impulsada por la Secretaría de Asuntos Profesionales, a cargo de Matías Cervilla, se ha venido realizando en los últimos cinco años. El deterioro de las condiciones laborales y, por lo tanto, en la calidad del oficio se sostiene de manera permanente.
Más de mil trabajadores de medios gráficos, radiales y televisivos privados y autogestivos dieron cuenta de la realidad que atraviesa el gremio. El 45% de ellos percibe salarios por debajo de la línea de pobreza. Ese nivel escala hasta el 63% en prensa escrita y supera el 70% en las radios privadas.
La situación empeora según patrones de género y edad. El 23% de las mujeres aseguró percibir salarios inferiores a los de los varones que realizan las mismas tareas. A la vez, su participación se incrementa en los sectores peor remunerados, como las radios y el monotributismo. Los salarios de pobreza, por su parte, alcanzan al 68,6% de los y las jóvenes que también tienen mayor incidencia en las contrataciones precarias.
Reforma laboral de hecho
La gravedad de la situación impuso de manera creciente el pluriempleo.
El 39% de los trabajadores de prensa explicó que sólo llega a fin de mes a partir de la búsqueda de nuevos ingresos mientras que el 23,8% reconoce haber tenido que ajustar fuertemente sus gastos. Un 7,3% asegura que redujo su consumo de alimentos. Por eso, el 57% de los encuestados tiene dos o más trabajos. Ese porcentaje llega hasta el 59,3% en prensa escrita. El 7,2% del total necesita cuatro o más ocupaciones. Del total, un 34,2% sumó un nuevo empleo en el último año mientras que el 38% reconoce haber buscado un empleo adicional en el último mes.
Sin embargo, el 30% de los que cuentan con más de un empleo, asegura que, sumando todos sus salarios, tampoco logra reunir un ingreso que supere la línea de pobreza. El año pasado esa situación afectaba al 26% de los encuestados.
De este modo las empresas pudieron violentar la jornada laboral vigente en el convenio por la vía de la asfixia salarial imponiendo jornadas extenuantes de hasta 12 horas y la proliferación de contrataciones precarias bajo la forma del monotributo. La irrupción de la pandemia y la extensión del trabajo remoto favoreció esa precarización por dos vías. Por un lado, debilitando el tejido gremial y, por el otro, generando la flexibilidad horaria para atender, en paralelo, los requerimientos de más de una patronal. Por eso, el 66,6% de los trabajadores declararon seguir sosteniendo una modalidad de trabajo remoto o híbrida. Las empresas aprovecharon la situación llegando a cerrar redacciones y, de esa forma, reducir sensiblemente sus costos.
Apenas el 25% de los trabajadores reciben un plus salarial para hacer frente a los costos de trabajar en su hogar tal como lo dispone la ley de teletrabajo sancionada ya hace tres años mientras que el 57% asegura haber tenido que afrontar con sus ingresos los gastos extraordinarios resultantes de esa modalidad de trabajo.
La reforma laboral que se impuso por la vía de los hechos no solamente afecta las condiciones de vida y la salud de los trabajadores de prensa sino al oficio como tal y la calidad de la producción periodística que afecta el derecho a la información de la población. Es que, las jornadas extenuantes y la demanda de producción en serie por parte de más de una empresa dificultan el cumplimiento estricto de criterios elementales como es la investigación en profundidad, el chequeo exhaustivo de datos y la consulta de fuentes diversificadas.
Otra vez, no habrá un «feliz día» del periodista. «