Un relevamiento reciente desarrollado por el Centro de Estudios Metropolitanos indicó que casi 6 de cada 10 pesos que debe una persona que vive en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA, Capital y Gran Buenos Aires) fueron tomados para cancelar los gastos corrientes, sean los derivados de la manutención cotidiana o para pagar las facturas de los servicios públicos.
El estudio, realizado por el Centro de Estudios Metropolitanos (CEM), asegura que el 39% de los encuestados destinó el dinero de la deuda para «pagar gastos de todos los días», mientras que otro 9% lo usó con el objetivo de «pagar cuentas de servicios».
En comparación con estos guarismos, son pocos los que toman deuda para la adquisición de bienes durables (vivienda o auto) o semidurables (línea blanca, aire acondicionado): el 9% en cada caso. Un 10% emplea el dinero de las deudas que toma para «reparar algo de su hogar»; otro 14% por «otros motivos» y un 2% «no sabe».
Matías Barroetaveña, director del CEM, dijo a Tiempo que «el nivel de endeudamiento destinado a cubrir gastos cotidianos es consecuencia de la necesidad de cubrir los baches y las diferencias entre lo que insumen esos gastos y los ingresos de la población».
El economista consideró que «el año pasado los salarios perdieron alrededor de 6 puntos porcentuales respecto de la inflación y eso se ve en nuestro estudio».
La encuesta del CEM, sobre un universo de 2685 casos, indicó también que un 36% de los endeudados lo está con alguna tarjeta de crédito, mientras que un 31% le pidió prestado a un banco. Más atrás se ubicaron los prestamistas y los familiares y amigos como fuentes de créditos.
«Las tarjetas de crédito aparecen como el mayor dador de crédito porque muchas personas están pagando el mínimo. El problema es que ese financiamiento se hace a tasas altísimas, del 60 por ciento anual», advirtió Barroetaveña.
El economista consideró que «se esta creando una bola de nieve» y señaló que «este comportamiento de las personas está correlacionado con la política del gobierno nacional de estimular el endeudamiento de sectores como los jubilados o los beneficiarios de asignaciones familiares. Es decir, se estimula un comportamiento personal que ve al endeudamiento como una herramienta para cubirir los baches con los gastos corrientes».
Esto explica por qué un 34% de los encuestados consideró que tiene «muchas más deudas» que en 2016, mientras que un 42% dijo que tenía «algo más de deudas» en relación al año pasado. Sólo un 19% señaló que tiene «muchas menos deudas» o «algo menos de deudas».
Con todo, las personas son conscientes de las consecuencias de esta conducta. Ante la pregunta «Cuándo piensa acerca de sus deudas, ¿cuál es la primera emoción que siente?», un 42% respondió «Preocupación» y otro 28% «desesperanza». Sólo un 10% dijo «tranquilidad».
La causa de ese estado emocional está vinculada con la percepción de que las deudas están sobrepasando las posibilidades de repago. Consultados acerca del tiempo durante el cual podrían cubrir sus gastos en caso de quedarse sin ingresos, el 60% de los encuestados contestó «menos de un mes».
Es decir, se trata de una situación económica en la que la mayoría de los encuestados no sólo no tiene ahorros, sino que no llega a fin de mes.
El CEM es un centro de investigaciones impulsado conjuntamente por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la Universidad Nacional Arturo Jauretche y la Universidad Nacional de Hurlingham. «