La inflación golpea con mayor dureza a los sectores más vulnerables de la sociedad. Durante todo este año, el INDEC lanzó estadísticas que refuerzan esta premisa: el crecimiento de la inflación general (por encima de todas las estimaciones oficiales a inicios de año) es menor al de las canastas de pobreza e indigencia. En junio, esta tendencia se disparó por las nubes: con una inflación de 3,7 por ciento para el mes pasado, la canasta alimentaria creció 4,9% y la total, 4,1%.
La Canasta Básica Alimentaria (CBA) se utiliza para medir los niveles de indigencia, mientras que la Canasta Básica Total (CBT), para medir la pobreza. Durante este año, sólo en dos meses el crecimiento de estas canastas estuvo por debajo del crecimiento de la inflación (Índice de Precios al Consumidor – IPC).
Siempre según el INDEC, en lo que va del año la inflación alcanzó el 16%. La CBA, se ubica en 18% y la CBT, en 17,5%. La inflación interanual (junio 2017 – junio 2018) se encuentra en 29,5%. La interanual de la CBA llega a 29,7% y la de la CBT, a un alarmante 32,3%.
Una familia compuesta por un varón y una mujer adultos y dos menores necesita un ingreso mensual de 7.840 pesos para no ser indigente y $ 19.601 para esquivar la pobreza. Cabe recordar que el salario mínimo vital y móvil se encuentra hoy en $ 10.000. La jubilación mínima se ubica en $ 8.096. La Asignación Universal por Hijo está en $ 1.578.