En pleno siglo XXI, la flexibilización de los controles sanitarios a animales y vegetales podría abrir el camino al avance de enfermedades como el síndrome urémico hemolítico, potencialmente mortal para las personas, y la aftosa, que es una amenaza para los negocios de las economías ganaderas.
El gobierno de Cambiemos despidió la semana pasada a 231 trabajadores del Senasa, el organismo que realiza esos controles. Los que conocen de cerca el funcionamiento de esa dependencia advierten sobre los potenciales riesgos para la salud de la población.
Llamativamente, las autoridades dispusieron el relajamiento de los controles sobre la alimentación de la población mientras mantuvieron los controles se hacen sobre los alimentos para exportación.
El 17 de abril el Ministerio de Agroindustria, que dirige Luis Miguel Etchevehere, anunció oficialmente «un programa de uso eficiente de sus recursos». En relación al Senasa, la cartera que conduce el exjefe de la Sociedad Rural anunció «un ahorro cercano a los $ 105 millones para 2018, en concepto de limpieza, mantenimiento, alquileres, compras y contrataciones, y en gastos de seguridad».
Los despidos se concretaron recién la semana pasada y afectaron al personal de todo el territorio. El organismo tiene 50 puestos terrestres a lo largo y ancho del país a la par de 21 aeroportuarios y otros 44 en puertos fluviales y marítimos. En todos ellos se controlan carnes y vegetales destinados al consumo y en todos se despidió personal.
El director del Centro Regional Buenos Aires del Senasa, el veterinario Juan Rebagliatti, explicó que «cuando hablamos de riesgo sanitario nos referimos a la posibilidad de que se debilite el sistema sanitario y aparezcan enfermedades». La posibilidad es concreta porque «el Senasa no está cumpliendo funciones bromatológicas, fitosanitarias y zoosanitarias».
En el cuadro general, el especialista destacó que «hoy tenemos una amenaza vegetal muy avanzada en el llamado Huanglongbing (HBL), una enfermedad que afecta a los productos cítricos, que apareció de la noche a la mañana» y que expone a las economías cítricas del noroeste y del noreste del país a una crisis de dimensiones inciertas.
Por razones como esa, los referentes del organismo oficial coinciden en afirmar que no entienden el objetivo de la administración nacional.
Rebagliatti agregó: «El síndrome urémico hemolítico está a la vuelta de la esquina porque se produce por la ingesta de la carne de vaca, que es fundamental en la dieta de los argentinos, y en menor medida también por la carne porcina». La carne aviar, otro producto muy demandado por las familias dado su precio comparativamente menor, arrastra el peligro de la salmonelosis.
El ajuste tiene un antecedente importante en 2017, cuando la administración nacional despidió a 130 personas. El coordinador de la Mesa Nacional de ATE Senasa, Jorge Ravetti, aseguró que como consecuencia de esa decisión, aparecieron cuatro focos de HLB en plantaciones de Corrientes, Salta, Tucumán y Santiago del Estero. Siete personas que se salvaron de los despidos de diciembre fueron alcanzados por las cesantías de la semana pasada.
En el área de sanidad animal, que cuenta con oficinas en todo el país, se despidió a 45 personas que hacían controles sobre animales vivos previniendo y erradicando enfermedades como la aftosa (que está controlada pero demanda vacunación y monitoreos permanentes) o la tuberculosis. En Entre Ríos había 17 oficinas sanitarias pero el último zarpazo dejó inactivas a diez. «En este esquema no hay control posible. Y al dejar a las oficinas sin presupuesto, el gobierno obliga a los profesionales a buscar nuevas locaciones para hacer su trabajo gratis», contó Ravetti.
Una derivación particular de los recortes es el doble estándar sanitario que propone Agroindustria, de descuidar deliberadamente los alimentos para consumo interno pero sostener los controles a los alimentos destinados a la exportación. «
Paro nacional hasta el jueves
Los trabajadores del Senasa resolvieron el viernes pasado extender el paro nacional que realizan en contra de los 231 despidos hasta el jueves 3 de mayo.
El coordinador nacional de ATE Senasa, Jorge Ravetti, le dijo a Tiempo tras la asamblea que «por unanimidad se resolvió a nivel nacional extender el paro hasta el jueves 3 de mayo, de carácter total, hasta las 24 horas de ese día, con cierre del Centro Regional».
El dirigente transmitió que los trabajadores «repudian los despidos que, más allá del costo personal, afectan las garantías de las cuestiones sanitarias. Hay un riesgo sanitario cuyos costos no vamos a pagar y que está fuertemente atado a los despidos» que determinó la administración de Agroindustria, a cargo del ruralista Miguel de Etchevehere.
«Lo que quieren es ajustar y bajar el costo a cualquier precio. Ni siquiera evaluan que no se puede especular cuando se trata de salud pública. El Senasa recauda más de lo que necesita para funcionar correctamente», observó Ravetti.
La semana pasada, Agroindustria resolvió despedir a 231 empleados que se desempeñan en todos los centros de control distribuidos por el país. «