Garbarino pasó a manos del empresario Carlos Rosales en junio de 2020, en plena pandemia. Desde ese momento, la empresa entró en una situación de conflicto permanente.
En realidad, según denunciaron los trabajadores de Garbarino en un corte de calle que realizaron el viernes en la sucursal del barrio de Belgrano, la empresa apunta a una reconversión hacia un modelo de negocio de venta vía web. Para eso, creen, busca desprenderse de gran parte de sus 4300 empleados a través de una política de desgaste.
Con ese propósito, «cerraron 40 locales en todo el país, dejando a los trabajadores en un limbo. Sin despido, sin indemnización y sin lugar de trabajo». Al mismo tiempo, según los representantes, la empresa avanzó en la suspensión arbitraria de 1200 trabajadores a quienes les adeudan parte de los salarios reducidos de marzo y todo el sueldo de abril.
Lo mismo ocurre con los trabajadores en actividad, a quienes solo les pagaron $ 8000 del último salario, mientras no pagan los aportes jubilatorios hace más de un año, al igual que las obras sociales. «Tuvimos que hacer una colecta para los medicamentos de un compañero con cáncer», se quejan.
La agenda de cobros fue acordada y firmada en un acta en el Ministerio de Trabajo. Por eso exigen que la cartera laboral garantice su cumplimiento o, al menos, avance con sanciones a la empresa que la insten a cumplir.
«No tenemos protección ni del sindicato ni del Ministerio, vamos a seguir la pelea», aseguraron. «