A pesar de utilizar un lenguaje sofisticado y de no querer ser explícito sobre algunos temas, la “Evaluación ex-post” del propio FMI sobre el financiamiento otorgado a Argentina reafirma muchas de las críticas que el gobierno actual realizó sobre la gestión de ese préstamo por parte del gobierno de Mauricio Macri. Podemos considerar que además mejora las posibilidades de negociación entre Argentina y el organismo.
El informe hace recaer la mayor carga de responsabilidades en la administración anterior de nuestro país, e incluso desliza algunas fallas en el accionar del Fondo. Ello no significa considerar que el FMI “se volvió bueno”, pero cabe destacar un cambio de enfoque en las autoridades del organismo: últimamente están reconociendo, aunque con varias reservas, que los déficits fiscales pueden ser necesarios para los países, como quedó demostrado, por ejemplo, en la atención de las grandes necesidades producto de la pandemia de Covid-19.
Primero, en el texto se sostiene que el préstamo a Argentina ha sido “el acuerdo de reserva más grande en la historia del Fondo” por monto y por peso, ya que llegó a un inédito 1227% de nuestra cuota en el organismo.
Respecto a las erradas políticas de Macri, en la evaluación se dice: “el aumento de los reembolsos, junto con la fuga de capitales de los residentes, ejerció una presión considerable sobre el tipo de cambio”. Hay un reconocimiento implícito de que el préstamo se utilizó para fines no permitidos por la Carta Constitutiva del organismo. El informe agrega: “A pesar de las intervenciones cambiarias más allá de las disposiciones del programa, el tipo de cambio siguió depreciándose, aumentando la inflación y el valor en pesos de la deuda pública, y debilitando los ingresos reales, especialmente de los pobres”. Lapidario.
En una entrevista en C5N, el ministro de Economía, Martín Guzmán, explica bien los contenidos del informe: “el FMI reconoció que la plata se utilizó para pagar deuda que era insostenible” y enfatizó en que “el mismo FMI dice que el programa de Juntos por el Cambio fracasó porque profundizó la recesión”.
Respecto a la utilización de los fondos recibidos, que como ya expresé fue criticada por el Fondo, Guzmán dio datos más que interesantes: “alrededor de U$S 21 mil millones fueron para pagar deuda insostenible, y U$S 24 mil millones para financiar salida de capitales. Estos números son realmente enormes”.
La evaluación del Fondo y los datos brindados por Guzmán refutan el falso argumento de los ex funcionarios de Cambiemos de que el Stand-by se utilizó para financiar el déficit fiscal heredado (que básicamente es en pesos), o para pagar una supuesta nueva deuda tomada por el gobierno de Cristina Fernández.
De hecho, las recientes declaraciones de Nicolás Dujovne se inscriben en este negacionismo: “El acuerdo con el FMI se dio en una situación de excepcionalidad debido a la sequía, la suba de tasas en EE UU y al elevado déficit heredado. Tuvo el apoyo de todos los países miembros del FMI. Fue un apoyo político mundial a un proceso de cambio que había comenzado en el país”. Como dijimos, fue el apoyo decisorio de Donald Trump.
Pero además Dujovne expresa: “El Gobierno kirchnerista concluye erróneamente que los problemas de la economía argentina pueden resolverse defaulteando deudas e imponiendo cepos y controles. Pero estos han demostrado ser pésimos instrumentos una y otra vez”. Nuevamente la posverdad: este gobierno no defaulteó nada, renegoció la enorme deuda dejada por Cambiemos; además, fue el gobierno de Macri el que impuso los “reperfilamientos”, “cepos” y controles.
Respecto de las críticas al programa analizado, el FMI expresa tres consideraciones importantes: “Primero, es esencial que incorporen supuestos realistas. En segundo lugar, los programas deben adaptarse a las circunstancias del país, incluidas las consideraciones de economía política, lo que podría implicar el uso de medidas no convencionales si es poco probable que las políticas macroeconómicas estándar funcionen. En tercer lugar, el análisis de los riesgos que subyacen a los juicios clave realizados al aplicar el Marco de acceso excepcional debe presentarse claramente y comunicarse a la Junta (de gobernadores)”.
Estas tres líneas nos marcan cuestiones interesantes: por un lado, que en el otorgamiento no se utilizaron supuestos realistas. Segundo, pone de relevancia el uso de “medidas no convencionales” lo que puede indicar mayor predisposición para aceptar muchas de las medidas que proponga nuestro país en la negociación actual. Y tercero, una crítica a la escasa consideración de los riesgos que implicaba el acuerdo, lo cual es lógico, puesto que ha sido reconocido por funcionarios norteamericanos de primer nivel que hubo una decisión política del gobierno de Trump para que el FMI le otorgue el préstamo a Macri.
Siguiendo con las críticas al propio accionar del Fondo, el informe establece que “los directores señalaron que el SBA (acuerdo stand-by) ha creado riesgos financieros y de reputación sustanciales para el Fondo”. A mi entender, otra frase que, además de destacar las falencias del préstamo otorgado a Macri, refuerza la necesidad del propio organismo de llegar a un acuerdo con nuestro país.
Cabe aquí destacar lo dicho por Guzmán, que coincide con otras opiniones vertidas por el Poder Ejecutivo. El ministro consideró que “hace falta aún más autocrítica” por parte de los directivos del organismo, y sostuvo que en muchos casos hay posturas divergentes de algunos directores (que representan a los distintos países). Agregó que “eso te muestra la complejidad del escenario geopolítico y el daño que se le hace a un país, en este caso a la Argentina, cuando se lo expone a eso”, en referencia al gran endeudamiento producido.
El informe no deja margen para la duda. El crédito fue mal utilizado, el FMI no efectuó los controles que tenía que efectuar y las políticas que se implementaron en el marco del crédito formaban parte de un esquema insostenible por donde se lo mire. Un punto relevante es cuando se afirma que el gobierno equivocó su diagnóstico sobre inflación, y reconocen lo que venimos sosteniendo: que en Argentina el problema no se explica solo por temas de emisión y base monetaria sino también por puja distributiva, por concentración de mercados que distorsionan, por la influencia de los precios internacionales, etc. Una deslegitimación de una premisa esencial del libreto neoliberal, que debe ser tenida en cuenta a la hora de pensar en las políticas a futuro.
No obstante, cabe considerar que el éxito o fracaso de un programa depende del lugar desde el que se lo mire. Mientras que unas minorías se vieron beneficiadas por la posibilidad de hacer grandes ganancias y de fugar dólares al exterior, fueron las grandes mayorías las que sufrieron los embates de la devaluación, la inflación y la pérdida del empleo. En el plano político, se dejó a un país absolutamente condicionado de cara al futuro, con pagos de deuda imposibles de afrontar, e intentando llegar a un acuerdo con un organismo de crédito internacional, sosteniendo las políticas soberanas que este gobierno ha determinado como no negociables.
Luego de este informe del FMI, es de esperar que la oposición de Juntos por el Cambio no siga poniendo palos en la rueda como lo ha hecho con el rechazo al Presupuesto 2022, y acompañe la posición del Frente de Todos en el tratamiento parlamentario del acuerdo con el organismo.*