Más de 35 mil beneficiarios del Potenciar Trabajo compraron dólares. El título es potente. En una primera impresión, uno puede interpretar que esos beneficiarios abusaron de las bondades del Estado con el fin de acopiar moneda estadounidense. Ese razonamiento por parte de quien lee ese título es posiblemente buscado por el gobierno para justificar un recorte a un programa cuyos números ya no cierran. Posiblemente.
Si uno se permite una mirada un poco más amplia del asunto, entenderá rápidamente que esos dólares comprados por los beneficiarios del Potenciar Trabajo no están ni de casualidad debajo de un colchón ni se intercambiaron por tickets a Qatar ni para el recital de Coldplay ni están cubiertos por el anonimato en algún paraíso fiscal. Esos dólares fueron a parar al mercado ilegal de dólares; al blue.
Comprar al oficial, vender al blue. En la jerga, se conoce como rulo o puré. La movida te permite ganar unos mangos con la brecha cambiaria. Cobrás el Potenciar Trabajo, de $ 27.275, y con esa guita te vas al banco y comprás 100 dólares oficiales. Te alcanza con lo justo. De ahí, te vas a la cueva y cambiás esos US$ 100 por unos $ 29.000. Ganaste dos lucas.
Con esas dos lucas, podés comprar un kilo de nalga (finitas, para milanesas), un kilo de pan y dos kilos de papas, para hacer puré. Con el puré del dólar, te comprás las papas y hacés puré de verdad. Ojo, es ilegal.
El informe que detectó la irregularidad de la compra de dólares por parte de beneficiarios del Potenciar Trabajo fue elaborado por la AFIP. El mismo afirma también que más de 250 mil beneficiarios declararon bienes personales. Sacrilegio. El título de un medio masivo de comunicación confunde y da a entender que 250 mil beneficiarios compraron dólares. Un detalle.
Otro detalle no tan detalle es que la cuestión de los bienes personales es excluyente de manera tajante y es básicamente lo que se evalúa a la hora de otorgar o no el beneficio. Entonces, ¿cómo hizo un cuarto de millón de personas para pasar ese filtro tan riguroso? Misterio. Solo recordar que la idea de iniciar una auditoría interna surgió de una crítica de Cristina Kirchner a una organización social, a la que acusó de seleccionar a dedo a los beneficiarios.
Más allá de filtros, auditorías, bienes, internas y dedos, difícilmente las y los beneficiarios de este programa sean personas con un lujoso pasar.
Loable el trabajo de la AFIP, impulsada por el afán del gobierno de ir detrás de cualquier maniobra ilegal que pueda perjudicar aún más a la magra reserva de dólares del Banco Central. Posiblemente, en el mismo sentido, la AFIP saldrá también a la caza de las cabezas de las grandes mesas de dinero que conforman y manejan el negocio del dólar blue, que le quita millones de dólares al BCRA. Posiblemente. Debe ser una tarea mucho más difícil de realizar. ¿Cómo detectar cada cueva? Tarea titánica. Una pista: Corrientes y Florida.
Sin ironías, esta medida es una más dentro del ajuste que realiza el gobierno, en el marco de la pospandemia, del acuerdo con el Fondo y de la guerra en Europa. Matices hay muchos. Hay también una necesidad imperiosa de un pueblo cada vez más empobrecido de obtener mayores ingresos, en el marco de una caída salarial que ya lleva 7 años y de una inflación imparable.
La verdadera disyuntiva económica del gobierno pasa por quién sangrará: los grandes capitales o el pueblo trabajador. No parece haber margen para que nadie salga herido. Posiblemente, un recorte del 20% en la cantidad de beneficiarios del Potenciar Trabajo, sea una señal importante sobre esa elección. Posiblemente.