Si el camino previo al Plenario de Secretarios Generales de la CGT del último viernes no fue fácil, tampoco lo será el largo recorrido que media entre anteayer y el próximo 22 de agosto, cuando la central obrera movilice contra el programa económico del gobierno y las intervenciones sobre los sindicatos.
Es que el masivo plenario del viernes puso de relieve que si bien hay acuerdo entre las federaciones nacionales en sostener al triunvirato en la conducción de la CGT, los reclamos por una acción más contundente contra la política económica del gobierno también se hicieron notar en el microestadio de Ferrocarril Oeste.
De ahí la dureza del documento leído ante los delegados presentes, que exigió «el cese» de las intervenciones en los sindicatos y advirtió sobre el programa económico «que desalienta la producción, agudiza la pobreza y ejecuta despidos».
La otra pata de la «dureza» cegetista fue la convocatoria a un Comité Confederal, aún sin fecha, para definir un plan de lucha. La CGT ha agitado en anteriores oportunidades la convocatoria a esta instancia como amenaza de una acción directa más fuerte en caso de que sus reclamos no sean escuchados.
En el gobierno especulaban con que la inasistencia de agrupaciones reconocidas, como el MASA, debilitaría cualquier decisión futura del triunvirtato. Pero en la CGT restaron importancia a ello. «Lo que se resolvió acá se va a hacer», dijeron en la central.
En el documento, los gremialistas advirtieron a la Casa Rosada que «la quita o retroceso en los derechos fundamentales e históricos de los trabajadores no serán objeto de negociación alguna» y que defenderán «la plena vigencia de la legislación laboral, los Convenios Colectivos de Trabajo, los sistemas de seguridad social, la justicia laboral y el modelo sindical».
La CGT deberá poner en marcha su plan en medio del difícil terreno electoral. «