El presidente del Banco Central, Miguel Angel Pesce, reveló que la entidad está utilizando el swap acordado con el gobierno de China para abastecer la demanda de divisas para importaciones. “El swap chino se está utilizando, tiene sentido que lo utilicemos”, confirmó el funcionario en una entrevista con El Destape Radio.
“El swap es por U$S 20 mil millones. Es el límite que tenemos”, dijo en referencia a ese fondo que forma parte de las reservas internacionales; sin embargo, no son consideradas reservas líquidas porque necesitan una autorización previa de la contraparte para ser utilizadas. “Tenemos un procedimiento para activar el swap cuando vemos que las importaciones chinas o el déficit comercial crece. Estamos en esa tarea en ese momento”, detalló.
Pesce hizo hincapié en los gastos por la importación de energía, que agudizaron la crisis de las reservas. “Julio terminó con US$ 2.400 millones. Estamos esperando que las importaciones de agosto queden por debajo de los US$ 1.800 millones y ya septiembre se ubique por el orden de los US$ 900 millones como ocurrió en el mes de abril”, sostuvo en la entrevista.
“Estamos con niveles de reserva apropiados para afrontar las obligaciones del Banco Central. Hemos tenido niveles más bajos que estos y pudimos afrontar la situación”, se esperanzó Pesce.
Qué es el swap entre Argentina y China
El swap es una operación de intercambio de divisas entre el BCRA y el Banco Popular de China, por el cual cada organismo deposita en el otro una cantidad de la moneda de su país. Pensado inicialmente para fomentar el comercio bilateral (esto es, pagar las operaciones entre firmas de ambos países sin tener que recurrir a otras monedas, como el dólar), el acuerdo habilita a las partes a usar una fracción de ese monto para obtener liquidez, previa autorización y con el pago de una tasa de interés acordada.
En tanto no haya un uso expreso y consentido de ese fondo, esas divisas no son reservas de libre disponibilidad, ya que están sujetas a una finalidad específica, al igual que los encajes en dólares que realizan los bancos privados para respaldar los depósitos de sus clientes. Estos, como también los DEG asignados por el Fondo Monetario y las reservas en oro (cuya conversión en dólares cash no es inmediata), forman parte de las reservas brutas, que según el Banco Central al lunes sumaban U$S 37.155 millones. Pero no son consideradas de libre disponibilidad y no se pueden utilizar para intervenir en el mercado. Estas últimas no son informadas por la entidad.
Haber recurrido a esa instancia confirma las sospechas de algunos operadores y economistas: que las reservas netas del BCRA se agotaron, a caballo de las fuertes importaciones de gas licuado (vitales para mantener el suministro energético) y del crecimiento de las importaciones. La falta de liquidación de los agroexportadores, que están reteniendo soja especulando con una posible devaluación, más la demora en la llegada de créditos internacionales acordados pero no efectivizados, potenciaron la escasez de billetes.
Uno de los que venía alimentando esa sospecha es Gabriel Rubinstein. A través de su consultora GRA, el economista ya advertía hace algunos meses que “el BCRA está utilizando ilegalmente encajes de la gente porque no tiene dólares”. Según sus datos, el saldo líquido del Banco era negativo en U$S 3.500 millones en febrero, antes de firmar con el FMI. Rubinstein fue muy crítico del manejo económico y político del gobierno y por eso su sorpresiva designación como viceministro de Economía por parte de Sergio Massa quedó en stand-by: se resolverá en las próximas horas.