El tarifazo del gas que avaló la Corte Suprema con su fallo de la semana que pasó podría derivar en un alza adicional de más del 20 por ciento en los alimentos en agosto y septiembre. Es porque el gas es uno de los insumos esenciales en esa industria y las grandes empresas pagarán la tarifa plena mientras que las pymes sufrirán una suba en las boletas del 500%.
Pero no sólo podría haber alza de precios en esa industria. En el caso de las fábricas de vidrio y derivados también analizan el mismo camino. El nuevo precio del gas, más el costo que representa en cada unidad producida dentro de cada industria, lleva a concluir que en el caso de la de alimentos y bebidas una estimación conservadora indique que en los próximos dos meses, dependiendo de cuándo comiencen a aplicarse las tarifas, la suba de los productos sea al menos del 20% por encima de la inflación.
La consecuencia de estas decisiones empresarias sería la de un rebrote inflacionario como producto del alza generalizada de precios. A ello hay que sumarle el impacto directo que tendrá el tarifazo en los bolsillos de los consumidores una vez que se aplique tras la audiencia pública del próximo 12 de septiembre. Según algunos cálculos, sólo por este golpe el índice de inflación podría subir en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano un 1,9% durante septiembre.
Estos números son los que explican por qué la enorme mayoría de la población es contraría al tarifazo, y si bien admite que los valores anteriores debían ser modificados, no acepta los precios determinados por el gobierno de Cambiemos y las petroleras. De hecho, el 77,4% por ciento de los encuestados por Analogías consideró que las tarifas previas al incremento eran adecuadas o que deberían subir como máximo hasta un 50%.
El jueves pasado, la Corte determinó que la suba del precio del gas en boca de pozo estaba vigente para más del 65% de los consumos de gas. Ese universo incluye a las grandes industrias, a las estaciones de servicio y a las generadoras que emplean el gas para producir electricidad. El precio pleno del gas también debió aplicarse sobre las pymes, los comercios, las cooperativas y las fábricas recuperadas, pero como está vigente una resolución del Ministerio de Energía que le puso un tope del 500% al tarifazo a las empresas con consumos medianos de gas, este costo está amortiguado.
No obstante, para las pymes, ese 500 por ciento es impagable. Rubén Salvio, del Centro de Panaderos de Quilmes, lo expresó así: Antes pagaba 3500 pesos por bimestre de gas. Después del tarifazo, la boleta pasó a 5000 pesos por mes. Y esto que me pasó a mí le sucedió al resto de la industria del pan. Salvio aseguró que se encontraba en una disyuntiva muy seria: si subo los precios, no vendo; si absorbo los costos, me fundo.
La resolución del Ministerio de Energía que limitaba los efectos del tarifazo para las pymes (la resolución 99/2016) también incluyó un tope para el consumo domiciliario, que ahora quedó sin efecto tras el fallo de la Corte, del 400%. Pero el beneficio también fue rechazado por la población. Según la encuesta de Analogías, el 75,1% de los consultados estimó que el tope del 400 por ciento que definió el Gobierno de Cambiemos no es razonable.
En el caso de la industria fideera, el incremento del gas ha sido superior al 800 por ciento, según refirió a Tiempo su titular, Fabián Menichelli. El empresario aseguró que el impacto de la suba del gas en el precio unitario no es de los mayores. Más fuerte fue el golpe de la devaluación y la quita de retenciones, que elevó el precio de la harina de trigo en más del 50%. Pero este aumento del gas nos complica mucho porque llega tras los aumentos anteriores en los insumos básicos.
El comportamiento empresario tras el anuncio del tarifazo, en marzo pasado, fue el de trasladar a precios buena parte del impacto, a pesar del escenario de recesión que ya se vivía. De ese entonces a esta parte, las caídas del consumo masivo y de la actividad económica se han acentuado. Es prácticamente seguro que las empresas vuelvan a trasladar a precios las subas del gas, opinó Andrés Pizarro, economista del Centro de Economía Política de Argentina (Cepa). Según Pizarro, las marchas y contramarchas judiciales tras el anuncio del tarifazo generaron un escenario en el que algunas empresas trasladaron una parte a precios y otras no por la confusión reinante. Ahora que la Corte valida el alza del gas en boca de pozo no van a tener estas dudas, agregó.
No obstante, Pizarro consideró que si las cámaras empresarias y las pymes resolvían concurrir a la justicia para rechazar el tope del 500% o la tarifa plena podría volver a darse un panorama de nueva confusión, sin que se sepa exactamente cuál será el precio final del gas. Este es un escenario que el Gobierno quiere evitar, al tratar de convencer a la industria de que el camino judicial no será propicio.
En el mismo sentido se manifestó Nicolás Zeolla, economista del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), quien sostuvo que el incremento de la tarifa del gas derivará en un alza de la inflación en el área metropolitana del 1,9% si se aplica el tope del 400% a los consumos residenciales. A ello hay que agregarle el impacto indirecto sobre el bolsillo del consumidor, provocado por el traslado a precios del tarifazo que hacen las empresas, indicó.
De la ponderación del rubro alimentos y bebidas en las mediciones del Indec y de la Dirección porteña de Estadística y Censos surge que varios rubros industriales podrían hacer fuertes aportes a la suba de precios, especialmente el alimenticio. Alimentos y bebidas aportó casi la mitad de la inflación de julio según el Indec. Y calculado el valor promedio del gas en la industria junto con su impacto en la estructura de costos, es posible prever con un criterio conservador que el traslado del tarifazo del gas a la producción implicará un alza de los alimentos y bebidas de al menos el 20%.
El límite a ese traslado lo pone la recesión en curso, que hace que en las industrias lo piensen dos veces. Es la disyuntiva que plantea Salvio, de los panaderos de Quilmes. Matías Carugati, economista de Management & Fit, acuerda con ese dilema. Sostuvo que con tarifa plena, el traslado a precios es un escenario muy posible, pero dependerá de una ecuación, y es cuánto margen tendrá cada sector productivo para subir precios sin perder ventas. Hay sectores que son más inelésticos a ese juego, observó.
Carugati también señaló que el índice de precios de agosto tendrá una pequeña corrección a la baja por el fallo de la Corte. Habrá una caída del IPC, menor pero caída al fin, porque la tarifa de gas domiciliario será más baja que la que surgía con el tope del 400 por ciento. Será de un par de décimas. Esto, claro, hasta que se determine el precio tras las audiencias.
La industria de alimentos es una de las que más gas consume por unidad de producto. Pero hay otras que la superan, como es el caso de la cristalería, que la quintuplica en la demanda de gas para su producción, o la química, cuyo costo de gas por unidad de producción es tres veces mayor. En todos estos casos es previsible un alza de precios de los productos.
Finalmente, la Corte Suprema consideró en su fallo del jueves que forma parte del movimiento empresario el que las firmas trasladen a precios las subas de sus costos, entre ellos el del gas, con el consiguiente impacto en el bolsillo del consumidor. «