El Banco Central podría decidir una nueva suba en las tasas de interés, luego de conocerse el decepcionante dato de inflación correspondiente al mes de febrero (6,6% según informó el Indec el martes). La decisión al respecto se conocerá tras la reunión semanal de directorio, prevista para este jueves.
La medida bajo análisis está vinculada al objetivo de llevar la tasa “a un terreno positivo en términos reales, contribuyendo a impulsar la demanda de activos denominados en pesos, favoreciendo así la estabilidad cambiaria”, según expresa el último Informe de Política Monetaria del BCRA.
Ahora entre los analistas circula la hipótesis de que el 75% de tasa nominal anual, que se convierte en 107% de tasa efectiva (si se capitalizan mensualmente los intereses), ya quedó chico para un índice de precios al consumidor que en la comparación interanual subió 102,5%. Un nuevo número elevado de suba de precios en marzo dejaría los rendimientos reales de las colocaciones en pesos en terreno negativo, con el consiguiente riesgo de que el dinero de los ahorristas se vuelque hacia el dólar.
El propósito de que las tasas le ganen a la inflación ya fue expuesto por las autoridades económicas al FMI, en la reciente (y extensa) ronda de conversaciones con el staff técnico que desembocó en la aprobación de las metas cuantitativas del cuarto trimestre de 2022. “Para hacer frente a las continuas presiones inflacionarias, que han repuntado en los últimos meses, las autoridades pretenden mantener positivas las tasas de interés oficiales en términos reales”, blanquearon los enviados de Washington en el comunicado con que confirmaron el cierre de las negociaciones.
En caso de concretarse una nueva suba, la medida no sería gratuita para el gobierno, que cubre su déficit primario colocando títulos de deuda en el mercado local. Una mayor tasa obligaría a la Secretaría de Finanzas a ofrecer todavía mayores retornos para atraer el interés de los inversores.
También sería una complicación extra para el propio Banco Central, que tiene un pasivo remunerado (las Leliq y pases que coloca entre las entidades financieras para reducir el exceso de circulante) de unos 11 billones de pesos. A valores actuales, esa masa se engrosa en casi $ 700.000 millones mensuales por efecto de los intereses. Si estos suben, el déficit cuasifiscal (el resultado negativo de las operaciones del BCRA) también será mayor.