La decisión del Banco Central (BCRA) de salir a enfrentar la mini corrida cambiaria de estos días tiene el objetivo de evitar un impacto inflacionario justo cuando en estos momentos se discuten las principales paritarias.
En su comunicado de política monetaria del 13 de marzo último, el BCRA admitió algo que hasta ese momento no se había atrevido a decir: que la devaluación del peso tenía efectos inflacionarios: «Una depreciación (del peso) mayor a la ya ocurrida (…) tendría el potencial de ralentizar el proceso de desinflación», observó en aquel momento la entidad que dirige Federico Sturzenegger.
Muchos analistas coinciden con esta opinión y agregan la importancia de que se aplique en momentos en los que se discuten las paritarias. En Allaria Ledesma consideraron que en el camino por golpear la inflación, el BCRA está interesado en evitar una mayor depreciación del peso «en el marco de las negociaciones salariales».
Una visión parecida hay en EcoGo, para la cual el BCRA debe «coordinar expectativas mientras se negocian salarios y moderar los efectos de segunda ronda de la suba de tarifas y del dólar».
Sostener el dólar mayorista en torno de los 20,20 pesos le ha costado al BCRA unos 1500 millones de dólares a lo largo de tres semanas de marzo.
En la City porteña se preguntan por cuánto tiempo mantendrá el BCRA esta política. Las respuestas pueden provenir de dos lados. De un lado, el Rofex; del otro, la lista de negociaciones paritarias.
En el Rofex, donde se negocian futuros de dólar, los inversores esperan que la divisa tenga un precio de $ 22,08 en agosto próximo, es decir un 9% más que el valor actual de $ 20,25 para los contratos que se liquidan a fin de este mes.
En tanto, contra febrero de 2019, el dólar cotiza a un precio que es un 18,71% superior al actual. Es decir, cualquier operación financiera en dólares, al sumar la renta más la devaluación, podría generar un beneficio igual o superior a la inflación esperada para este año, del 19,9% según el último relevamiento del Banco Central conocido como REM.
Es decir, el BCRA estaría dispuesto a perder más dólares hasta mediados de año con tal de sostener una devaluación del peso en torno del 1,6% mensual.
Del otro lado, la lista de los sindicatos que aún no discutieron paritarias incluye a los metalúrgicos de la UOM, al sindicato de la alimentación, los papeleros, los químicos, y los textiles. Esto mientras otros sindicatos grandes, como los docentes porteños y bonaerenses y los bancarios aun no concluyeron sus respectivas negociaciones salariales anuales y se preparan para impulsar medidas de fuerza en esta semana.
Entre los inversores y operadores del mercado cambiario existe la certeza de que el BCRA tiene «poder de fuego», como se le llama a su capacidad de intervenir ante las corridas a partir de la certeza que otorgan los U$S 60.889 millones de reservas al viernes último. Las mini corridas no apuntan tanto a secar al Central sino a aprovechar la venta de dólares a un valor que está siendo planchado artificialmente y que, en algún momento, será liberado. A mediados de año se juntan el fin de las principales paritarias y el Mundial de fútbol. Parece que es la fecha elegida.«