El dólar paralelo no encuentra piso. Este martes volvió a bajar un escalón y cerró en 146 pesos por unidad. El lento pero persistente ascenso en el mercado oficial hace que la brecha entre ambas cotizaciones, que había tocado 115% a fines del año pasado, continúe recortándose: ya bajó al 63%. Más aún, se da la paradoja de que luego de aplicar los gravámenes de rigor (el impuesto PAIS y el anticipo de Ganancias), comprar dólares en el mercado minorista sea mucho más caro: al promedio de venta informado por las entidades financieras, el martes en los bancos había que pagar $ 156,47 por cada dólar, un 7% más caro que en las cuevas. Las cotizaciones bursátiles (CCL y MEP) operan todavía más bajo que el blue.
En el mercado se considera que esta baja es consecuencia de la nueva tónica que el gobierno explicitó en relación a la política cambiaria para este año. El ministro de Economía, Martín Guzmán, anticipó que la intención oficial es que el dólar crezca por debajo de la inflación, que el gobierno prevé en 29% para 2021. “Tenemos un objetivo de tipo de cambio de fin de año, con un promedio de $102,40 en el mes de diciembre. Eso implica una pauta de depreciación del tipo de cambio nominal, a lo largo de todo el año, de alrededor del 25%”, dijo Guzmán hace un par de semanas.
Esa declaración cambió todas las expectativas del mercado. Para la mayoría de las analistas y consultoras, que estiman que los precios al consumidor crecerán entre 15 y 20 puntos más de lo que dice el gobierno, esas frases de Guzmán equivalen a un nuevo ciclo de retraso cambiario con fines tanto económicos (anclar la inflación) como políticos (ganar las elecciones legislativas).
Una señal la dio la cotización del dólar a futuro en el mercado a término de Rosario (Rofex): los contratos para fines de agosto se están cerrando en torno a los 108 pesos por dólar, unos 30 pesos menos que hace cuatro meses. “Las caídas de precios en todos los plazos en el Rofex se acomodan a una nueva estrategia de actualización del dólar mayorista, con menores ajustes diarios dispuestos por el Banco Central”, señaló el analista Gustavo Quintana, de PR Cambios.
El Banco Central aprovechó la relativa calma cambiaria y la buena liquidación del complejo agroexportador (que ya vendió más de U$S 1.450 millones durante febrero, a pesar de ser un mes corto y con feriados) para recomponer sus reservas netas. En lo que va del mes, el saldo neto positivo de sus operaciones en el mercado oficial es de alrededor de U$S 550 millones. La diferencia es clara con relación a las épocas aciagas de octubre y noviembre, donde los billetes se escurrían de la entidad como agua entre los dedos.
Según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Undav (Universidad Nacional de Avellaneda), “entre diciembre y enero las reservas se incrementaron en US$ 863 millones, mientras que entre agosto y noviembre del año pasado habían caído US$ 4.764 millones, fundamentalmente por la venta neta de divisas y la salida de depósitos en dólares”. Desde la mirada de ese centro de estudios, las razones están en “la estabilización de la brecha cambiaria, el incentivo al complejo agroexportador a liquidar y la menor monetización del déficit fiscal gracias al mayor financiamiento en el mercado de capitales local”. Esta visión implica un círculo virtuoso que esa menor diferencia entre el dólar oficial y el paralelo, junto a la expectativa de una menor devaluación, hacen posible.