Luego de casi tres horas de intenso debate, el Consejo Directivo de la CGT resolvió el viernes declararse en estado de «alerta y sesión permanente» tras el atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández, fijando una nueva reunión de ese organismo para mañana a las 16.
Allí podrían definir la fecha de un paro tal como lo propuso el sector agrupado en el Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiMoNa) según lo había adelantado uno de sus dirigentes, el bancario Sergio Palazzo.
En la misma sintonía, la CTA de los Trabajadores, de Hugo Yasky, se hizo presente el viernes temprano en la sede de Azopardo para proponer un paro común de actividades para mañana que, aseguraron, realizarían de cualquier forma.
El resultado del cónclave, a pesar de su extensión en el tiempo, finalmente resultó escueto.
Las distintas fracciones que conviven acordaron participar de la marcha, que ya se estaba desarrollando a partir del feriado nacional dictado por el Ejecutivo, y volver a encontrarse el lunes para evaluar la situación y el desarrollo de los acontecimientos.
Es que la central obrera arrastra una serie de fisuras que, a pesar de la unidad en el repudio al atentado, impidieron resolver una medida de esa naturaleza.
Un número importante de miembros del Consejo Directivo, liderados por el triunviro Carlos Acuña, manifestaron la semana previa al ataque su disgusto por el protagonismo que Pablo Moyano tomó en la marcha del 17 de agosto y por el comunicado de apoyo a la vicepresidenta y contra el pedido de condena del fiscal Diego Luciani, que tomó estado público con la firma del Consejo Directivo sin que mediara una reunión de ese organismo.
En ese momento, amenazaron con la ruptura criticando la actitud «funcional» de Héctor Daer con el bloque integrado por el moyanismo y el kirchnerismo.
Esta vez la historia fue diferente. Daer, el secretario general con mayor gravitación, optó por arbitrar en favor del sector más moderado y distante del kirchnerismo. El cuarto intermedio fue el mecanismo que encontraron para impedir que, como habían prometido, los sindicatos agrupados en el FreSiMoNa y la CTA de los Trabajadores se lanzaran en soledad a un paro a la espera de la evolución de los acontecimientos.
De hecho, fuentes de la CTA de los Trabajadores reconocieron que, a pesar de haber adelantado su voluntad de convocar a un paro con independencia de la decisión que adoptara el Consejo Directivo de la CGT, resolvieron «esperar a una nueva reunión en la CGT para ver si se puede hacer algo en conjunto».
Desde el FreSiMona, Omar Plaini, el secretario general del sindicato de Canillitas, explicó a Tiempo que, efectivamente, «fue una reunión muy larga e intensa donde hablamos muchos y muchas. Quedamos en sesión permanente. Se presentó la posición de un grupo de gremios importante que planteamos un paro con movilización y otros que plantearon un poco de prudencia para ver como se desarrollan los acontecimientos. El lunes (por mañana) veremos si se toma esta medida en la próxima semana».
El dirigente detalló que «hay dos sectores muy marcados: el del Frente, y ahora la UOM, y el otro sector que maneja otros tiempos y planteó que seamos prudentes. Defendieron la idea de ver los acontecimientos, por ejemplo, la reunión en el Congreso (de ayer). Nosotros priorizamos la unidad de los cuerpos orgánicos y buscamos un camino intermedio que fue el de declararse en sesión permanente y volver a evaluar el lunes».
Con todo, el jueves a última hora ya habían difundido un comunicado con la firma del Consejo Directivo en el que señalaban que «el odio que emana de la confrontación política en estos momentos exacerba los ánimos de todos y los violentos se expresan sólo con brutalidad, generando episodios gravisimos cómo el de esta noche. Este hecho no esta aislado, sino que guarda directa relación con la ola de violencia que se engendra hacia algunos líderes populares alentada desde muchos sectores de la política y los medios».
Así las cosas, será mañana a las 16 horas cuando el Consejo Directivo defina si profundiza las manifestaciones durante esta semana o la siguiente.
La dilación también servirá para sostener en la agenda este diferendo el mayor tiempo posible y postergar las definiciones de la conducción sobre el ajuste en curso y la orientación económica del gobierno. «
Las revisiones paritarias recalientan el escenario
El contexto gremial en el que se desarrolla el debate sobre un paro para repudiar el atentado contra la vicepresidenta no es precisamente el de la paz social. La escalada de precios abona a un recalentamiento de las renegociaciones salariales que ya se manifiesta en acuerdos que superan el 80% para el período paritario anual. Sin embargo, la experiencia de la UOM, que se encuentra en plena negociación, indica que no será fácil lograr resultados favorables: el sindicato evalúa una medida de fuerza en las principales plantas siderúrgicas, que se sumaría al largo conflicto que sostienen los trabajadores del neumático.
En la agenda inmediata destacan las revisiones de acuerdos en las paritarias de la Alimentación, Prensa (Fatpren) y los Ferroviarios. Para octubre, están pautadas las de Camioneros, Bancarios, Sanidad, Petroleros y Papeleros, entre otras. Para el mes de noviembre, negociarán nuevamente gremios clave como el de la Construcción ,hoy atravesado por el ajuste en la obra pública.