Aunque el gobierno no se cansa de ratificar su meta inflacionaria para este año, los números concretos insisten en discutirla. En este caso, el informe del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) informó que en abril la inflación subió un 2,4 respecto a marzo y acumuló un 27,1% en el último año. En el primer cuatrimestre, en tanto, la inflación fue del 9,1%, destacó el titular de la UMET, Nicolás Trotta.
El informe que elabora mensualmente la Universidad Metropolitana por la Educación y el Trabajo (UMET) junto con la CGT y la CTA, consignó que los nuevos aumentos sumaron su aporte a una caída del salario real formal (privado y público) del 5,5% desde noviembre de 2015. A la par de ese dato, informó que desde el onceavo mes de ese año, la pérdida acumulada del salario del salario real equivale al 95% del salario mensual.
La medición destacó que la inflación interanual volvió a ser más fuerte en los sectores de sectores con menores ingresos, que habitualmente destinan la mayor al pago de los servicios públicos. En esos sectores, el aumento del precio del gas influyó con más fuerza en el número final.
La fracción poblacional que el informe designa como decil 1, es decir, el 10% con menores ingresos sufrió en abril aumentos del 29,2%, contra un 25,7% del 10% de la población con mayores ingresos.
El IET aclara que su medición, a diferencia de la que realiza el INDEC, se realiza sobre una parte de la población en la que el jefe de familia es asalariado registrado, es decir el 34,2% del total.
En ese ámbito, los aumentos más altos se vieron en el rubro vivienda, con un 8,4%; por delante de mantenimiento del hogar, 2,4%; los rubros otros y alimentos y bebidas subieron un 1,9%; detrás se anotó educación, con un 1,4%; indumentaria y calzado, 1%; los rubros transporte y comunicaciones y salud, aumentaron el 0,9% respectivamente; y por último esparcimiento saltó el 0,5% en el cuarto mes del año.
Trotta evaluó que la inflación del 9,1% en los primeros cuatro meses del año entierra la proyección del 17% presentada por el Banco Central y su presidente Federico Sturzenegger para este año.
El economista subrayó que el gobierno repite por segundo año la estrategia de subestimar la inflación para condicionar la negociación paritaria. En 2016, Prat Gay proyectó un 25% y finalizamos con una inflación del 40,9% y una pérdida de valor de compra del salario de más del 6% en promedio, recordó.
Trotta agregó que la inflación sigue golpeando con mayor crudeza a los trabajadores de menores ingresos, por la suba de los servicios públicos domiciliarios y que la realidad confirma la necesidad de que los salarios recuperen, vía paritarias sin condicionamientos, su capacidad de compra especialmente en el contexto internacional de profunda crisis empezando por la situación del primer socio comercial, Brasil.
El titular de la CTA, Hugo Yasky, lamentó a su turno que «en Argentina se profundiza la desigualdad y advirtió que el dinero no desapareció sino que son recursos de los asalariados que fueron de sus bolsillos a los sectores más ricos de la economía.
El referente educador agregó que en la economía del gobierno nacional no hay incentivo, no hay programa y no hay poder de compra sino que hay depreciación del salario por lo que si la economía no entra en un círculo virtuoso, no hay invento que nos saque de la retracción económica y beneficie a los asalariados».
Por su parte, uno de los integrantes de los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer, señaló que la pérdida del salario real se viene agudizando y postuló que un claro ejemplo es el precio de la leche, un producto cuyo consumo bajó aunque es prioritario para la nutrición de nuestros chicos.
El dirigente de la sanidad consideró que, frente a esta realidad, los sindicatos tenemos que discutir las políticas de fondo que se están impulsando para generar un debate público y agregó que los datos del IET son fundamentales para comprender que el rumbo que está tomando nuestro país es errado. No podemos naturalizar la caída de nuestros ingresos.
Los dos secretarios aprovecharon la ocasión para repudiar el reciente fallo de la Corte Suprema que benefició con el recurso del 2×1 al represor Luis Muiña, ex integrante del grupo de tareas que operó en el Hospital Posadas bajo el apodo de Swat durante la última dictadura militar.
Los dirigentes hablaron de un enorme retroceso. Daer en particular abogó por instrumentar los mecanismos para que esta medida no sea el punta pie inicial para que el estado actúe de manera represiva y controle la Justicia. Es difícil pero a través de tribunales internacionales y la fuerza de la sociedad tomaremos cartas en el asunto.