La pandemia de coronavirus puso en el centro de las preocupaciones la prevención del contagio con ese virus. Los trabajadores del subterráneo nucleados en la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y el Premetro (AGTSyP) identificaron el contagio de más de 400 empleados y el deceso de ocho por esa enfermedad.
El 21 de marzo, sin embargo, falleció un auxiliar de la línea B. Jorge Pacci, de apenas 44 años, murió por un cáncer de pleura y metástasis pulmonar derivado de su contaminación por exposición al asbesto. Se trata del primer operario que fallece por esa causa en el subterráneo de Buenos Aires.
Los representantes gremiales aseguran que tanto la empresa Metrovías como la ART Galeno ocultaron el deceso del que se anoticiaron recién una semana después, a partir de una comunicación de sus familiares con el gremio. Ni empresa ni gobierno se comunicaron con ellos para manifestar sus condolencias ni habilitar un intercambio. La ART, sin embargo, ya reconoció que el deceso es resultado de una enfermedad profesional contraída en el lugar de trabajo.
Por ese motivo, el sábado realizaron un paro «de duelo y de repudio» y en reclamo a la continuidad del plan de desasbestización acordado desde 2018. Fue cuando comenzaron las denuncias gremiales por la compra de material rodante del subterráneo de Madrid con piezas de esa sustancia cuyo uso está prohibido en casi todo el mundo y en la Argentina desde el año 2000.
Es que la pandemia, además, paralizó casi en su totalidad el plan de desasbestización en el que, según Norberto Pianelli, secretario general de la AGTSyP, «solo se avanzó en lo que hace a un desamiantado parcial de los Mitsubischi y en la búsqueda de piezas con asbesto en otras instalaciones. Se determinó presencia del material también en las escaleras mecánicas, los tableros, las zonas de cambio, las vías y en las bombas».
La presencia del material contaminante, que en un principio se presumía acotado a las formaciones Mitsubishi y CAF 600 de la línea B, se pudo hallar, por presión de los trabajadores, en las formaciones FIAT de la línea E, en el interior de los vagones y en algunas de las estaciones y talleres.
Es que existe una práctica usual tanto en los talleres del subte como en los de la industria aerocomercial que consiste en valerse de piezas de formaciones obsoletas para la reparación de aquellas en funcionamiento que, en la jerga, se denomina «canibalización», y que implica la diseminación de ese material en un número indeterminado de formaciones.
El dirigente, además, denunció que «se paralizaron los estudios médicos». Pianelli explicó que «habían sido analizados 1300 trabajadores de un total de 4000, de los cuales 42 tienen alguna patología derivada del contacto con asbesto. Tres contrajeron cáncer. Jorge murió, otro compañero se salvó luego de extirparle parte de un pulmón y otro compañero está en tratamiento». «