La Unión Europea y el Mercosur anunciaron que arribaron a un acuerdo de “asociación estratégica” este viernes. Tanto el gobierno argentino como los sectores empresarios que impulsaban este acuerdo lo calificaron de “histórico” o de “cruzada”. También fue celebrado por el gobierno de Brasil.
Se supone que el acuerdo modificará la dinámica interna del Mercosur, ralentizada en los últimos años por las desavenencias comerciales que afectaron la relación entre Argentina y Brasil, los socios mayores de la unión comercial sudamericana.
Sin embargo, el anuncio del acuerdo no derivó en una puesta en común entre el presidente Mauricio Macri y su par brasileño Jair Bolsonaro, quienes se expresaron por separado. Ambos participan de la cumbre de jefes de Estado del G20 que se realiza en Japón.
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Para entrar en vigor, la asociación estratégica deberá pasar por los parlamentos de los países miembros de los dos bloques.
Según la Cancillería argentina, cuyo titular, Jorge Faurie, encabezó la delegación nacional que negoció el acuerdo en Bruselas desde hace una semana, la UE liberaliza cerca del 100% de su comercio mientras que el Mercosur lo hace en un 90 por ciento.
Entre los puntos del acuerdo que destacó el Palacio San Martín se encuentran los siguientes:
-La UE eliminará los aranceles de importación para el 82% de las actuales exportaciones agrícolas del Mercosur. A otro 17% se le aplicarán cuotas. Algo más de 100 productos quedan excluidos del acuerdo.
-Respecto de productos industriales, la UE ofrece la liberalización completa e inmediata de aranceles para el 80% de las exportaciones del Mercosur.
– El Mercosur tiene hasta 15 años de plazo para liberalizar el comercio en algunos sectores sensibles.
-Se eliminan las barreras no arancelarias y se establecen mecanismos de faciltación de exportaciones.
-En el sector servicios, los prestadores de servicios de la UE y del Mercosur podrán acceder al mercado de la contraparte en las mismas condiciones que los nacionales.
A pesar de la euforia oficial, desde varios sectores productivos que integran a pymes y grandes empresas se lanzaron críticas al acuerdo ya que consideran que abrirá las puertas a la competencia industrial europea, lo que golpeará aún más a un entramado productivo aquejado por la falta de inversiones.
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