Según los datos disponibles, a fines de febrero, las reservas del BCRA alcanzaron los U$S 50.801 millones. La cifra es el resultado de un incremento persistente de las mismas en el último año. El 10 de diciembre de 2015, cuando asumió el nuevo gobierno, las arcas del Central contaban con U$S 24.862 millones de dólares.
Los valores actuales duplican lo acumulado para aquella fecha e incluso se acercan al techo de U$S 52.654 millones que se registraron en enero de 2011. Esta sobreoferta de dólares es uno de los factores que presionan a la baja en el valor de la divisa que se mantuvo planchado durante 2016 con una inflación superior al 40 por ciento. Esta situación ya está generando malestar entre los industriales que consideran que se ha generado nuevamente «una pérdida de competitividad por atraso cambiario».
Un análisis apresurado podría indicar que, este crecimiento exponencial en el ingreso de dólares al país sería el resultado de la política desplegada por el gobierno en materia de flexibilización del mercado de divisas, tipo de cambio y comercio exterior.
Según el análisis del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda, a cargo de Santiago Fraschina, las reservas genuinas son aquellas que se originan a partir del superávit comercial y la Inversión Extranjera Directa (IED). El centro de estudios realizó un análisis pormenorizado del movimiento de divisas del Central hasta el mes de noviembre de 2016, cuando las mismas habían alcanzado los 40 mil millones de dólares y en el que habían concluido que, de ese total, apenas U$S 11 mil millones (menos del 30%) correspondían a «reservas netas», mientras que, del resto, U$S 16.300 millones se explicaba por endeudamiento externo, 7648 por giros especulativos y 5200 por otros orígenes no genuinos.
En exclusividad para Tiempo Argentino, Sergio Chouza, técnico de la UNDAV encargado del estudio, proyectó lo ocurrido desde entonces a esta parte para tener una caracterización adecuada de la presente situación a partir del ingreso de 10 mil millones de dólares más a las arcas del BCRA: «ese porcentual de reservas no genuinas se incrementó. Debe ser de casi un 75 por ciento. La tendencia se potenció con altas colocaciones y la descripción del proceso es la misma. Las reservas están infladas y expuestas a un enorme riesgo de fluctuaciones ante posibles corridas o simplemente a un cambio en la coyuntura que anule los incentivos al carry trade.»
Para Marcelo Ramal, economista y legislador del FIT «el crecimiento de las reservas no responde a un ingreso de inversiones. Ni siquiera resultan de ingresos por exportaciones. Se ha creado un esquema de endeudamiento y altas tasas a la medida de los bancos y los especuladores. Una receta que ya había montado Kicillof en 2014.Una reversión ascendente de las tasas de interés internacionales podría derrumbar rápidamente el castillo de naipes de Sturzenegger. Es una bomba de tiempo», alertó.
Chouza, explicó que «las reservas tienen diferentes factores explicativos como el sector público o los flujos comerciales. En estos meses se notan saltos en enero, cuando el sector público intervino con dos tomas de deuda de U$S 7000 millones cada una, así como a través de operaciones de roll over».
Además, continuó, «se verificaron variaciones bajas por las compensaciones comerciales con Brasil e ingresos sensibles los días que hubo colocaciones del Tesoro en dólares que absorbieron depósitos del sector privado».
Los datos se confirman a la hora de analizar el desempeño de los «factores genuinos». Durante 2016, a pesar de la devaluación de un 40% de diciembre de 2015 y la baja de retenciones, según datos del Indec, el superávit comercial fue de apenas U$S 2000 millones cuando en 2011 había llegado a los U$S 10.347 y en 2009 superó los U$S 16 mil millones.
La inversión sobre PBI se ubica por debajo del 16% y es la más baja de la región. Contrasta con el 26,3% de Perú y Colombia o el 22,2% de Chile o más del 21% de México, Brasil y Uruguay.
Según Chouza, «la Inversión Extranjera Directa es una parte del total pero ambas reflejan el mercado interno. Tuvo un salto en 2016 porque se partía de un 2015 con el estrangulamiento del cepo. Pero cerró en U$S 3000 millones que no son ni el 10% de las previsiones del Ministerio de Economía que esperaba U$S 40 mil millones», concluyó. «