La flexibilización en las restricciones y en la circulación de personas permitió un descenso de la desocupación. Según el informe técnico del Indec difundido este jueves, en el tercer trimestre sólo 11,7% de la población que estaba dispuesta a trabajar no tuvo empleo.
El índice, uno de los más importantes a la hora de analizar el mercado laboral, es de todas maneras engañoso. En los hechos, el descenso de 1,4 puntos porcentuales con relación al trimestre anterior se debe a que creció la población económicamente activa (la franja que tiene ocupación o que, sin tenerla, está dispuesta a trabajar) y eso hizo caer la proporción de quienes buscan empleo activamente. En otras palabras, algo más de un millón de personas volvieron a sus tareas habituales tras la reapertura de actividades e industrias, pero la cantidad de desocupados casi no bajó: son 1.415.000, apenas 21 mil personas menos que las relevadas en el período abril-junio.
“El número de desocupados se mantuvo prácticamente sin cambios con relación al segundo trimestre. Por lo tanto, la caída de la tasa de desocupación se explica, principalmente, por el aumento de la PEA (población económicamente activa)”, reconoce el documento oficial. “La recuperación fue mayor en los sectores que más cayeron en el segundo trimestre de 2020, destacándose Hoteles y restaurantes y Construcción. Este último caso, sin embargo, se encuentra entre las actividades de mayor reducción del empleo con respecto a 2019, junto con Servicio doméstico y Otros servicios comunitarios, sociales y personales”, profundiza el informe.
El estudio se realiza en 31 aglomerados urbanos que reúnen a 28,5 millones de personas, casi dos tercios de la población del país. De las seis regiones en que se dividió el relevamiento, el mayor desempleo se verificó en el Gran Buenos Aires, con 13,8%. En los partidos del Conurbano, incluso, la situación es todavía peor y llega al 14,8%, bastante más que dentro de los límites de la Ciudad de Buenos Aires (10,4%).
Quienes volvieron a sus tareas habituales, incluso, se encontraron con dificultades. Por ejemplo, la proporción de cuentapropistas subió hasta llegar al 25% de los ocupados. Este sector había sido uno de los más castigados durante la cuarentena (en el trimestre anterior había bajado al 19,8% del total), pero así y todo es más grande que hace un año atrás. De los 10,7 millones que tienen empleo, sólo 7,6 millones perciben un salario y de ellos apenas 5,4 millones realizan aportes jubilatorios, lo que refleja precarias condiciones en materia de seguridad social.
Otra novedad fue el crecimiento vertiginoso del trabajo a distancia. Dentro del universo de la población ocupada, el 21,8% se desempeñó desde su hogar, más del triple que hace un año. Para ello, el 16,1% tuvo que utilizar sus propias maquinarias y equipos.