En agosto pasado según el INDEC los salarios subieron un 6,5% promedio con relación al mes anterior. Durante ese mismo mes la inflación había sido del 7%. Si se compararan con el mismo mes del año pasado los salarios crecieron un 74,2% contra una inflación del 78,5%. Se trata de una caída en término reales del 2,4% en sólo un año.
La pérdida del poder adquisitivo es aún más acentuada para los trabajadores no registrados que, durante los últimos doce meses, incrementaron su haberes en apenas un 63,4% quedando unos 15 puntos detrás de la suba de precios y sumando una pérdida del poder adquisitivo del 8,4%. Pero los salarios registrados también quedaron algunos puntos detrás de la suba de precios ya que acumularon una suba del 76,5%.
El gobierno había prometido que, durante 2022, el poder adquisitivo de los salarios se recompondría luego de varios años de retrocesos. Sin embargo, a como están las cosas, es posible que nuevamente los haberes queden relegados con relación a los precios. Es que los pronósticos de inflación para todo el período ya superan el 100% y son contados los acuerdos paritarios que empatan o superan ese umbral.
Así las cosas hace ya muchas semanas que al interior de la coalición oficialista se desarrolla un debate sobre la posibilidad de establecer una suma fija a los trabajadores registrados o sostener el ejercicio paritario como único mecanismo de actualización salarial. Dentro de la CGT se replican las mismas posiciones. El sector liderado por Héctor Daer y que celebró el día de la lealtad en el estadio de Obras Sanitarias resulta un ferviente defensor del ejercicio paritario como mecanismo exclusivo para actualizar haberes mientras que el sector del FreSiMoNa liderado por Pablo Moyano y Sergio Pallazzo que ese mismo día se manifestó en la Plaza de Mayo, se pronunció en favor de una suma fija.
La ministra de Trabajo Kelly Olmos se reunió hoy con la mesa chica de la CGT en la sede de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN). Allí, según fuentes de la cartera laboral, el mismo Héctor Daer ratificó su rechazo a la suma fija y su defensa de las paritarias aunque no descartó la posibilidad de aceptar un bono por única vez.
La conciliación obligatoria que dictaminó la cartera laboral en el conflicto que el propio Héctor Daer mantiene en su gremio de la Sanidad podría modificar el escenario. La decisión de la cartera laboral fue calificada como “injusta” por el secretario general de la CGT que, de todas formas, decidió acatarla. En los hechos paraliza la negociación paritaria o, al menos, la condiciona fuertemente al impedir el desarrollo de medidas de fuerza de parte del sector sindical.
Desde el gobierno fue el ministro del Interior Wado De Pedro quien el jueves pasado hizo públicos supuestos intercambios entre el ministro de Economía Sergio Massa y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sobre la posibilidad de otorgar una “suma fija” para los trabajadores registrados. El sábado la ministra de Trabajo Kelly Olmos salió al cruce de esas versiones y, si bien reconoció la posibilidad de generar algún instrumento orientado a los trabajadores registrados, en declaraciones a la emisora Futurock, aclaró que no se trataría de una suma fija sino de un “bono de fin de año”.
La flamante funcionaria desempolvó el argumento ortodoxo que reza que “los salarios contribuyen a la inflación en términos de expectativas” y, por eso, aclaró que “no se habla de una suma fija sino de un bono de fin de año”.
La diferencia no es menor toda vez que, una suma fija tal como la que decretara el presidente Alberto Fernández en diciembre de 2019, si bien impactaría de manera distinta en el poder adquisitivo de las distintas actividades achatando la pirámide salarial, se integraría de manera permanente al salario recomponiendo los haberes con relación a los precios. Una vez establecida por resolución oficial pasaría a formar parte del salario y, luego, a ser materia de negociación obligada en cada una de las paritarias sectoriales para ver de qué forma integrarla a los acuerdos ya sellados.
Un bono, por el contrario y más allá de su envergadura, impactaría una sola vez en los ingresos de los trabajadores y no se integraría de manera estable al salario de convenio impidiendo en los hechos la recuperación del salario real.
A la vez, son muchas las actividades que, en sus acuerdos y como parte de sus derechos adquiridos, ya cuentan con un bono de fin de año por encima del salario anual complementario. Las patronales, de esa forma, podrían intentar alguna forma de absorción del beneficio.
Hasta el momento, la única fórmula que se verificó eficaz contra la escalada inflacionaria es la de las cláusulas gatillo que se generalizaron en 2017 (con el propósito del gobierno de entonces de consolidar lo perdido en el 2016) pero que durante este año pudieron ser integradas en contados acuerdos como los de los trabajadores de tráfico aéreo, los de mutuales de UTEDyC y el de los trabajadores del neumático que, además, ratificaron por tercer año consecutivo una cláusula de recuperación del salario real por encima de la suba de precios que, en este ejercicio, equivaldrá al 10% del salario de julio de 2022 a integrarse en julio de 2023.