La tasa de interés de los préstamos que otorga la Anses es más alta que el ritmo al que crecen los ingresos de sus beneficiarios. Las jubilaciones, pensiones y asignaciones, que son la garantía para el repago de esos créditos, se actualizan con índices más bajos que los intereses que cobra el organismo.
Según surge de las condiciones informadas por la propia Anses en su página web, los jubilados y pensionados que deseen un préstamo deben acceder a tasas nominales anuales de entre 35,5% y 42%, dependiendo del plazo de devolución. De modo contrario a la costumbre, la más baja se aplica al plazo más largo (60 meses) y la más alta al más breve (24 meses). Ahora bien, el costo financiero total, que incorpora todos los gastos inherentes a la operatoria (como por ejemplo el seguro de vida sobre los saldos impagos), trepa a 44,68% y 50,85% respectivamente.
En comparación, los haberes previsionales totalizaron un aumento bastante menor en el último año. El cálculo realizado por Tiempo arroja que los últimos cuatro ajustes trimestrales en función de la fórmula de movilidad vigente acumulan 42,39%, entre dos y ocho puntos menos que el costo total de tomar el préstamo y unos 13 puntos por debajo de la inflación anual.
La diferencia también alcanza a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que pagan tasas anuales de entre 43% y 48% nominal, con un costo financiero de entre 48,91% y 54,14%. Quienes perciben esa asignación recibieron un ajuste único para todo el año de 46%, entre dos y ocho puntos inferior al costo del préstamo.
Aun con esas desventajas, desde el 17 de abril, en que se relanzó esta línea de préstamos que ya había estado vigente en la anterior ronda electoral de 2017, se otorgaron 2.035.463 créditos, según el informe de Anses. Las explicaciones son variadas y van desde las urgencias económicas y la facilidad del otorgamiento, que se puede hacer a través de la web, hasta la diferencia con las entidades privadas, en la que una operación de este tipo implica una tasa muy superior con requisitos mucho más engorrosos de cumplir. “La mayoría de estas familias se endeudaban con prestamistas en el barrio, con tasas del 200 o 300 por ciento”, señaló el titular del organismo, Emilio Basavilbaso. El funcionario también anticipó que el cupo que puede prestar la entidad es de $ 124 mil millones y está respaldado por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).
En su momento, el Defensor de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, Eugenio Semino, había calificado de “electorales” a estos préstamos y explicó que por lo general se piden para hacer frente a algún vencimiento como los alquileres o las expensas, ya que su monto está atado al haber mensual del solicitante, en la mayoría de los casos bastante bajo. “No le solucionan grandes problemas salvo puntualmente a algún jubilado, sino que le causan un gravamen más importante que el que se plantea solucionar, el descuento de la cuota”. A cambio, reclamó que “la plata con la que se generan esos préstamos es plata del sistema, plata de los jubilados, y tiene que ir a su bolsillo vía haberes, no a través de una dádiva que genera el Estado a través del gobierno de turno”.