El Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec promedió un 6% en junio, y desaceleró respecto a mayo, pero la perspectiva sigue siendo alcista, de acuerdo con la mirada de los especialistas.
El dato publicado el último jueves trajo alivio al gobierno nacional, que destacó el segundo número consecutivo a la baja (en mayo la inflación fue de 7,8%, después de marcar 8,4% en abril).
En esa línea, la consultora LCG asoció la desaceleración de los últimos meses a razones estacionales por lo que, advirtió, no se debería esperar una baja mayor del indicador en los próximos meses, en un contexto de «inyección sostenida de pesos para financiar al Tesoro y las expectativas», que están fuertemente condicionadas por el resultado de las negociaciones con el FMI.
LCG argumentó que la combinación de esos factores obstaculiza la posibilidad de lograr un descenso mayor, por lo que ratificó su pronóstico de una inflación anual del 130% para este año.
Cuando las razones estacionales dejen de pesar, lo más probable es que la inflación se acerque al nivel del 7%, explicó por su parte la consultora ACM. El porcentaje es bastante menor que el pico de abril pero todavía muy alto y sería persistente en el tiempo.
En plena campaña
Lo que pase con los precios, el poder adquisitivo del salario y el consumo puede ser crucial en los meses venideros, con las PASO prácticamente encima y la carrera presidencial abierta y sin pronóstico claro.
En ese contexto, el ministro de Economía y precandidato presidencial, Sergio Massa, enfrenta el desafío de mostrar resultados antiinflacionarios concretos a contrarreloj.
A casi un año de asumir la cartera de Hacienda, las medidas que tomó para controlar la escalada de los precios no surtieron el efecto esperado, con la relativa salvedad de los meses de mayo y junio. En particular, en el último IPC, los promedios de aumentos más altos correspondieron a los sectores de la economía que requieren de una autorización del Poder Ejecutivo para poder mover tarifas.
El rubro que más aumentó, con un 10,5%, fue el de las comunicaciones, cuya subdivisión clave es la de telefonía e Internet. Este sector viene en una dinámica de ajuste en la que se combinan los aumentos que permite el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), que legalmente tiene el poder de autorizar actualizaciones tarifarias en virtud del DNU 690, con los que aplican las empresas en forma unilateral gracias a medidas cautelares que les concede la justicia.
El último aumento autorizado por el ente regulador fue en dos tandas del 9,5% aplicables en abril y julio, por lo cual las empresas tienen permiso oficial para sostener la tendencia en la estadística del mes en curso.
Retroceso y duda
El rubro de alimentos y bebidas, protagonista central del encarecimiento de los precios en los últimos años, en especial durante la pandemia y después de iniciada la guerra entre Rusia y Ucrania, volvió a caer en la medición del Indec. Después de quedar penúltimo en mayo, con un promedio de aumentos del 5,8%, marcó en junio una suba del 4,1%, que lo ubicó como el segmento menos inflacionario del IPC, en buena medida, gracias a la estabilidad del precio de la carne.
Para ACM, la sostenibilidad de la tendencia que asoma en el precio de la comida será clave en el corto plazo. De todos modos, la fuente advirtió que otros precios regulados, como el del transporte, prepagas y combustibles, esperan autorizaciones de aumentos para los próximos días, lo que en resumen indica que el dato de junio se parece más a un piso que a una tendencia a la desaceleración. Desde esta fuente proyectaron una segunda mitad de año atravesada por las elecciones que podría complejizar todavía más el tema cambiario, que termina impactando de lleno en la formación de los precios. Algo que ya se está viendo estos días con las subas de los dólares financieros y del blue.