Cambiemos, Macri, Stutzenegger y Dujovne tuvieron su verdadero festejo no el domingo en Costa Salguero, sino el lunes en la City porteña.
El dólar abrió la jornada en descenso, tras los datos de las PASO, y perdió al cierre 52 centavos, terminando en $17,49. En el mercado mayorista ocurrió otro tanto, donde la divisa cayó 56 centavos, a $17,17, su menor valor en casi un mes. Todo eso sin mediar la intervención del BCRA. Es más, fue Mauricio Macri el que intervino directamente afirmando que si el dólar bajaba no baje tanto. También los futuros recortaron sus valores.
La Bolsa local reflejó el buen humor de los inversores, que vieron subir el Merval más de 4% a un nuevo récord. Por el lado del mercado de bonos, hubo un rearme de posiciones, lo que detonó una caída del riesgo-país cercana al 6%, a 418 puntos básicos.
Este fue en pocas palabras la reacción del capital financiero frente al 35% de Cambiemos a nivel nacional y el corte de luz que suspendió el escrutinio en la Provincia de Buenos Aires.
Eso sí, no hubo ni un solo anuncio de inversiones en fierros y el pedido de Macri de que el dólar no bajara tanto se basa en que el capital agrario que lo aplaudió a rabiar en la Rural solo entregó al mercado 22/23 millones de toneladas de soja sobre las 57 millones cosechadas.
Estos humores de los especuladores que van al ritmo de las encuestas pueden ser no más que una lluvia de verano en pleno invierno si los números (electorales) cambian ratificando aquello de que la política es economía concentrada ya que, los fundamentals, son exactamente los mismos: el déficit fiscal es del 8% del PBI. La inflación core sigue en 1,8% mensual desde hace 8 meses más que duplicando la pauta del Banco Central. El crecimiento de la deuda pública (Nación, Provincias, Municipios, BCRA, ANSES, etc), crece a un ritmo de U$S 50.000 millones anuales. Entonces ¿que festejan los mercados?
Simple. Festejan la posibilidad de que el Gobierno nacional y los gobernadores continúen la normalización de la economía, la vuelta al mundo y por lo tanto la guerra abierta contra los Convenios Colectivos de Trabajo, la reforma previsional, la baja real de los salarios con la ayuda de una CGT en tregua permanente.
El final está abierto porque los trabajadores se resisten, los jubilados continúan los juicios a pesar de la reparación histórica y el conjunto de la población repudia los tarifazos pasados y los por venir después de octubre. Según como se desenvuelvan estas confrontaciones de fondo es que se verá si los mercados ayer tenían reales motivos para festejar su triunfo en las PASO.