Pese a que el presidente Mauricio Macri realizó un balance positivo de su gestión de gobierno ante la Asamblea Legislativa, los datos tanto oficiales como privados lo desmienten. “Creció la economía, bajo la inflación, aumentaron la inversión, las exportaciones, bajo la pobreza y creamos 700 mil puestos de trabajo», describió en un rápido racconto que muchos analistas y legisladores opositores calificaron de irreal.

Los presuntos éxitos económicos del gobierno de Cambiemos son refutados por los datos. Por ejemplo, el  Observatorio de Deuda Social de la Universidad Católica Argentina  publicó un informe sobre el tercer trimestre de 2018 en donde se muestra que el índice de la pobreza llegó a 33,6%, los últimos meses de 2018, dato que expresa la cifra más alta de los últimos diez años.

El crecimiento de la economía al que se refirió el presidente frente a la Asamblea Legislativa contrasta con la caída del PBI en 2018, que dio un 2,6% negativo, según datos oficiales. En tanto que la inflación no solo no cayó, sino que su aumento ha sido violento y continuo hasta llegar al  47,6%.

En la misma línea, el Presidente se refirió a la creación de 700 mil puestos de trabajo. Sin embargo, sólo el año pasado, se perdieron más de 190 mil puestos de trabajo formales.

Por el lado del salario, contando sólo el sector formal de la economía, se registra una caída cercana al 15 por ciento. La explicación radica en que todas las áreas de la economía han sentido el impacto de la vertiginosa alza de los servicios, especialmente resentida por las Pymes. Sobre este punto, Macri sólo atinó a volver sobre el argumento de que las tarifas se encontraban atrasadas. Pese al adelanto del incremento del salario mínimo, este apenas alcanza al 37,3% de la canasta básica total, según datos del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

El presidente hizo hincapié en el crecimiento de la obra pública. Sin embargo, la economista Julia Strada (CEPA) lo desmintió con datos del mismo Ministerio de Hacienda. En términos reales, el año 2018 mostró una caída en las obras del sector energético, es decir, la creación de nuevas líneas o centrales eléctricas cayó un 2,8%; las obras relacionadas al transporte como rutas y puentes, cayó 18,30%; mientras que la caída en las obras de vivienda y agua potable y alcantarillado se acerca al 30 por ciento.