En un intento por descomprimir la magnitud de los vencimientos de este fin de mes, el Ministerio de Economía lanzó un sorpresivo y veloz canje de títulos en pesos. A través de su página oficial, informó que los tenedores de letras a descuento (Ledes) y ajustables por el coeficiente CER (Lecer) a pagar el jueves 30 podrán cambiarlas por otras similares con vencimiento entre agosto de este año y enero de 2023. La operación podrá realizarse este miércoles, mientras que un día después se abrirá una segunda instancia para las agencias de bolsa anotadas en el programa Creadores de Mercado.
La sorpresiva maniobra denota no sólo la gran concentración de obligaciones para este fin de mes sino las dificultades cada vez más evidentes para renovar la masa de títulos en pesos que están dando vuelta en el mercado. De acuerdo al cálculo de la Oficina de Presupuesto del Congreso, los pagos a enfrentar el jueves son de alrededor de $ 562 mil millones.
La tónica es la consecuencia de las limitaciones que tiene el gobierno para financiar un déficit cada vez más cuantioso: en mayo el saldo negativo fue de $ 162 mil millones, a los que hay que sumar otros $ 80 mil millones por intereses de la deuda. El convenio celebrado con el Fondo Monetario Internacional limita la asistencia del Banco Central al Tesoro. Por esa razón, las emisiones de títulos en pesos son la alternativa excluyente de Hacienda para equilibrar sus cuentas. De acuerdo a una estimación de la consultora Equilibra, «la deuda en pesos del Tesoro asciende a $ 11,2 billones (14,5% del PBI) de los cuales poco más del 40% está en manos privadas (encabezado por bancos, compañías de seguros y fondos de inversión)”.
Esa vía de financiamiento parece estar llegando a un límite. Si el rollover (la relación entre el dinero obtenido y los vencimientos a afrontar) fue de 122% a lo largo del año, lo cierto es que en mayo ese índice bajó a 108%, según informó Economía. Y en abril, por ejemplo, estuvo por debajo del 100% y se consiguió menos dinero del que había que pagar: la diferencia la puso el Banco Central.
Además, los mercados están sensibles luego del derrape que pegó la cotización de los bonos en pesos hace dos semanas, cuando una orden de venta por alrededor de $ 10 mil millones (se entiende que fue de Enarsa, para solventar la importación de gas licuado) inundó la plaza de Lecer y deprimió su valor. Entidades oficiales salieron a comprar para equilibrar el precio, pero la duda sobre la solidez de esos papeles quedó instalada.
Fueron precisamente esas compras, que fuentes del mercado atribuyen al Banco Central y a la Anses, las que mejoran las chances de la Secretaría de Finanzas para este canje y para la licitación del martes: se da por hecho que los organismos oficiales con letras en pesos aceptarán las nuevas condiciones propuestas, ayudando al éxito de ambas operaciones. Por lo demás, el ministro Martín Guzmán tiene previstas sendas reuniones con ABA y ADEBA, las asociaciones en las que se nuclean los bancos, para invitarlos a seguir participando en las licitaciones y asegurar así la provisión de fondos que el gobierno necesita para su funcionamiento.