Fuentes de la ANAC, entidad oficial encargada de regular todo flujo aéreo correspondiente a la aviación civil en la Argentina, aseguraron a Tiempo Argentino que no habilitó el movimiento de las aeronaves aunque sí reconocieron que el tema está en el centro de las negociaciones vinculadas a la salida de la empresa del país.
Para los trabajadores, los movimientos en los hangares resultan una señal sobre un posible proceso de vaciamiento en momentos en los que la empresa presentó un Proceso Preventivo de Crisis (PPC) mediante el cual pretende eludir la doble indemnización vigente en el país desde diciembre de 2019.
Por el contrario ofrecen abonar apenas el 50% de la indemnización aunque, a la vez, proponen retiros voluntarios por el 100%. Para los trabajadores, el mecanismo adoptado por la compañía resulta una «extorsión».
Desde Latam reconocieron que “en el marco del cese de operaciones anunciado el pasado 17 de junio, y en acuerdo con los procedimientos operativos necesarios a tal fin, en los últimos días hemos mantenido conversaciones con las representaciones sindicales con el objetivo de coordinar los mecanismos pertinentes para efectuar el traslado de los aviones A320 que hoy se encuentran en el Aeroparque Jorge Newbery”.
Sobre la posible salida de las aeronaves desde la compañía justificaron que “el movimiento de las aeronaves resultaba especialmente necesario en virtud del inminente comienzo de las obras en dicho aeropuerto, con una duración estimada en 120 días y cuya ejecución conlleva riesgos importantes para la integridad de los aviones”, aunque evitaron señalar a donde pretendían dirigir las unidades que, por otra parte, se estiman en un valor de 15 millones de dólares cada una.
Se trata de seis Airbus 320 los que se encuentran situados en Aeroparque. El total de la flota de Latam Argentina con matrícula local se completa con dos aeronaves ubicadas en el Aeropuerto de Ezeiza y cinco que ya se encuentran en Santiago de Chile.