La emergencia del escenario nuevo a partir del estallido del coronavirus tiene confundidos a muchos y los empresarios no son la excepción.
En los últimos días la multinacional Techint, la empresa más importante del país y una de las argentinas más relevantes a nivel global, siguió adelante con su política de ajuste del costo laboral, esta vez con 5 mil nuevas suspensiones repartidas en todas sus plantas. La empresa guarda silencio, pero el gran tema de fondo es la crisis que generó la irrupción de la pandemia de coronavirus (sobre un escenario de recesión de dos años) y todas las complicaciones que anticipa a futuro. Techint de hecho venía de desvincularse de 1500 operarios de su constructora por la caída de obras con protesta incluida del propio presidente Alberto Fernández, pero las últimas suspensiones del grupo empresario que conduce Paolo Rocca amplificaron la sensación de profundo sinsentido en el mundo empresarial.
En los foros privados hay varias coincidencias. Una es que todos elogian la política sanitaria del gobierno para responder a la pandemia; otra es que todos creen insuficiente la política de apoyo a las empresas. Por esto último, muchos ven positivamente que un gigante de la economía local haga valer su tamaño para forzar a la administración pública a dirigir la atención para el lado de los intereses privados.
Las pymes se posicionan detrás del grande para captar un poco de esa atención. Especialmente en el ambiente metalúrgico. Un empresario de ese segmento aseguró a este diario que “la mayoría de las pymes formales no están pensando en despedir”, sin embargo aclaró que en estas condiciones, la seguridad del pago de sueldos está garantizada por poco tiempo. En ese sentido, le ven cierta racionalidad a la presión del grupo de Rocca pero creen que la metodología elegida demuestra a la vez falta de sentido de la oportunidad y de comprensión de la magnitud de la crisis: “Fueron pesados como siempre pero inocentes como nunca”, dijo un consultado en pocas palabras.
El factor Vaca Muerta
Un tema que surgió entre varios de los consultados es la caída de Vaca Muerta, el gran proyecto hidrocarburífero argentino que se planteaba como uno de los negocios a futuro más importantes para el grupo pero que empezó a mostrar señales de debilitamiento el año pasado y este año arrancó con una caída del 26% de la actividad en enero.
Por ese entonces, Techint hizo un movimiento importante. En enero, a poco del cambio de gobierno, anunció 191 despidos en su planta de Tenaris/Siderca, en Campana. Un poco antes, en noviembre, cuando esa caída estaba en pleno desarrollo, y con el actual gobierno ya electo, suspendió la obra del reactor nuclear Carem 25 de Atucha en Zárate, aduciendo problemas de financiamiento público.
Hoy, con el mundo en cuarentena, el negocio petrolero se terminó de desplomar y Vaca Muerta, lejos de ser el paraíso que suponía, se convirtió en una enorme incógnita para el Grupo y para todas las industrias satélite que apostaron todo por un estallido pero de sentido contrario.
Pero, nuevamente, la reacción solamente logró producir más desconcierto. “Lo que hacen con las suspensiones es lo normal: apretó para lograr algo, pero no veo el porqué: ¿Para volver a trabajar? Justamente ellos tienen detrás el caso Bérgamo”, indicó otro empresario en relación a la provincia italiana en la que se acusa al grupo de haber hecho lobby para demorar el inicio de la cuarentena, un error político que le costó a esa región el mayor porcentaje de las muertes por coronavirus en ese país. Una denuncia que incluye la acusación de que Techint además se benefició con su expansión en el mercado de la sanidad local.
Reclaman un rol más activo
La figura de los bancos volvió a aparecer al tope de las quejas de los empresarios consultados esta semana pero también reclamaron por deficiencias en la administración pública, masivamente confinada para que no use el sistema de transporte público. La mira apuntó contra la gestión del Banco Central, justamente por lo relacionado al papel del sistema financiero que “es el único que ganó algo y que nunca ayudó a nadie”, y contra la AFIP, a cuya gestión atacan por no haber tenido un rol más activo en relación al sector privado.