El 2017 está prácticamente al caer y la construcción sigue durmiendo un sueño pesado y denso en parte debido a los retrasos de la obra pública y además a la fuerte caída del poder adquisitivo que impacta en las pequeñas obras privadas, como las refacciones y otros trabajos de índole casera.
La venta de insumos hizo un nuevo aporte a la cadena de datos negativos que caracterizó el desempeño de la actividad en lo que va del año.
El Grupo Construya, una institución que integran las principales empresas fabricantes de materiales para la construcción, dio a conocer ayer su Indice Construya relativo al onceavo mes del año, que arrojó un resultado del 20,2% negativo comparado con noviembre de 2015 y una caída del 4% en relación con octubre de este año.
La construcción venía en caída en 2015 arrastrada por la ralentización de la obra pública pero sostenía resultados positivos gracias a los desembolsos de la pequeña demanda privada para obras de refacción o ampliación. Este año, la caída del poder adquisitivo explica la suspensión de decisiones de inversión también para ese tipo de obras, explicó a Tiempo Pablo Lara, director de la consultora Estrateco.
El Indice señaló que las ventas además cayeron un 3,99% respecto a octubre y que en los once meses del año acumularon una caída de 15,3% en comparación con el mismo período del año anterior.
La construcción concitó la atención del gabinete económico en buena parte del año. Los funcionarios manifestaron en distintas oportunidades la expectativa de una posible recuperación económica sobre la base de una reanimación de la actividad de la construcción.
Esa expectativa llevó al presidente Mauricio Macri y a su ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay a acuñar el concepto de brotes verdes que estrenaron justamente en la Convención de la Cámara Argentina de la Construcción que se realizó en octubre en esta Ciudad.
Pese al optimismo oficial, los brotes verdes siguieron sin aparecer. El Indicador Sintético de la Construcción (ISAC) ofrece un ejemplo específico: en octubre dio un 19,2% negativo que redundó en un acumulado anual 13,5 por ciento menor en términos interanuales.
Lara explicó que este año la actividad atravesó un proceso de recesivo natural por el ajuste macro. La construcción produce bienes de inversión que son los más golpeados en recesión. El principal factor de la recesión fue la parálisis de la inversión pública. A menor actividad, menos venta de insumos pero también hubo liberación del mercado cambiario y suba de las tasas de interés, sumó el consultor.
Pese a esos datos, Lara destacó que hubo subas de las ventas de asfalto y del cemento en noviembre. A la par, mencionó un aumento del trabajo formal entre agosto y septiembre, que da cuenta de un aumento de la demanda de mano de obra por parte de las empresas grandes. Si la construcción no empezó a rebotar estos números dan cuenta de que al menos tocó un piso. Si en 2017 se cumplen las proyecciones de recuperación económica general, va a haber una recuperación de la construcción también, vaticinó.
Pero la caída general del poder adquisitivo también explica el momento de la construcción que el año pasado se sostenía gracias a las obras de refacción domésticas y otros tipos de proyectos de baja escala. Cuando caen los ingresos la gente paraliza decisiones de inversión, reconoció Lara.
Daniel Muñiz, del Grupo Construya, coincidió en que la caída del salario tiene un peso importante para explicar el momento del sector. La obra pequeña era importante hasta el año pasado. Además desaparecieron programas como el Procrear que le agregaba entre 2 y 4 puntos a los números de la construcción, indicó. El Procrear se va a tener que reactivar porque ningún país puede crecer sin crédito hipotecario, consideró Muñiz.
Sobre el Indice Construya, el también ejecutivo de Klaukol expresó: No hay que perder de vista que la referencia (el mismo mes de 2015) es el mejor noviembre que tuvieron todas las empresas del Grupo Construya. Los despachantes de materiales tienen expectativas de recuperación porque parece que este mes está apareciendo presupuesto para obras públicas. Sin embargo, aún si comenzara una etapa creciente de la actividad, la puesta en marcha del aparato productivo tardaría no menos de seis meses. Con lo cual, de ser reales, los brotes verdes recién asomarían en junio de 2017.
Industriales pymes, sin recuperación
La Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó que la producción de las pymes industriales cayó en octubre 6%. El 75% de las empresas relevadas por la entidad finalizaron el mes en baja y sólo 13,2% arrojó resultados positivos.
La CAME destacó también que el 56% tuvo rentabilidad negativa o nula y que crece la incertidumbre sobre el rumbo de la economía y de las empresas para los próximos meses. «Como dato positivo, subió levemente la proporción de industrias con planes de inversión y el 18,8% planea ejecutar programas en los meses venideros», indicó la cámara privada.
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