La suba persistente de las importaciones se comió una buena parte del superávit comercial de mayo, que sumó U$S 356 millones, lo que representa apenas el 20% del saldo comercial logrado en el mismo mes de 2021, informó el Indec este miércoles.
La balanza comercial es el resultado de la diferencia entre el valor de las exportaciones y el de las importaciones. Según el organismo estadístico, las importaciones tuvieron “un máximo histórico” en mayo, al alcanzar los U$S 7.870 millones, con un salto del 53,1% respecto de las compras al exterior realizadas en mayo del año pasado. En cambio, el valor de las exportaciones creció a un ritmo mucho más lento, de sólo el 20,7%.
En un mundo en el que la inflación se desboca, los importadores adjudican el crecimiento del valor de las compras al exterior al alza general de los precios. Pero una mirada más de cerca al informe del Indec muestra que la mitad de la suba se puede adjudicar a este fenómeno; la otra mitad es porque creció la cantidad de productos importados. En cambio, en el caso de las exportaciones, la totalidad de la suba es por el incremento de los precios. Las cantidades vendidas afuera fueron prácticamente las mismas que en mayo de 2021.
Se trata de una tendencia que se profundiza en estos cinco primeros meses de 2022. Las cantidades importadas en este lapso crecieron un 22% mientras que las exportadas lo hicieron en un pequeño 3,4%. Esta es la causa por la que los valores de la importación crecieron en estos primeros cinco meses un 44% contra sólo el 26,6% de los exportados.
Qué se importa
El Indec divide las importaciones en seis rubros por usos económicos. En mayo último, todos registraron crecimiento respecto de un año atrás. El uso económico con el mayor salto fue “Combustibles y lubricantes” (CyL), cuyas importaciones tuvieron una expansión del 226,7% en valor, pero influenciado por demás por la suba de los precios, del 115,5%, mientras que las cantidades lo hicieron en 51,3%.
Dentro de este segmento de las importaciones se destacaron las compras de gas natural licuado (el que viene por barco, con U$S 580 millones más que un año atrás); gasoil (U$S 152 millones más); gas natural en estado gaseoso (el que vende Bolivia, con U$S 121 millones más); y fueloil (U$S 82 millones más).
Esta enumeración es la de las dificultades energéticas de Argentina, cuya producción no alcanza para abastecer el consumo interno y la exportación de ciertos productos específicos. La construcción del gasoducto de Neuquén a Buenos Aires y Santa Fe apunta a reemplazar una parte de esas importaciones por gas extraído de Vaca Muerta. En lo que hace a los combustibles líquidos, mientras la industria de refinación siga trabajando a media máquina no habrá solución y se deberá seguir importando. Un dato: en abril pasado, las empresas refinadoras solo usaron el 81% de su capacidad instalada siendo que suelen operar en niveles del 95% para amortizar las fuertes inversiones de capital.
Otros tres usos económicos están directamente vinculados con la producción industrial. Se trata de “Bienes de capital”, “Piezas y accesorios para bienes de capital” y “Bienes intermedios”. Sobre ellos se posan las miradas oficiales ya que los funcionarios consideran que la actual situación económica no justifica los altos números de importaciones y sospechan de “stockeo”, es decir, que las empresas están acumulando en exceso estos bienes porque ven que hay una ventana para aprovechar el valor del dólar oficial.
Algunos números abonan esta suspicacia. El valor de la importación de bienes de capital creció un 40% en mayo de 2022 respecto del mismo mes del año pasado. Pero a contramano de lo que dicen los empresarios, no se debió a un alza de los precios, que prácticamente se mantuvieron estables, sino a un incremento de las cantidades. Es decir, los empresarios argentinos importaron un 40% más de bienes de capital que un año atrás, algo que sólo se condice con un futuro productivo promisorio.
Algo similar sucede con las piezas y accesorios: la importación creció un 37% en valor y prácticamente todo es adjudicable a las cantidades. En este ítem llamó la atención el salto del 91% en el valor de las compras de “Partes y piezas para computadoras y teléfonos”, que pasaron de U$S 141 millones un año atrás, a U$S 269 millones. Estas compras son realizadas en su gran mayoría por las ensambladoras de Tierra del Fuego.
Las importaciones de bienes intermedios crecieron 36% (U$S 760 millones más que un año atrás); las de vehículos se elevaron 24,8% (U$S 34 millones más); y las de bienes de consumo crecieron un 23,3% (U$S 137 millones más que en mayo de 2021).