Jorge Sorabilla tiene un octubre agitado por su actividad empresarial y por su agenda mediática. Tiene cosas para decir y sale al ruedo con un discurso que entona y desentona. Entona con el sector al que representa porque ratifica que las textiles no van a pagar el plus salarial que se acordó esta semana. Desentona porque cuestiona la coyuntura económica, «pese a la expectativa que generó el cambio» de diciembre. Y hasta pone en duda la suerte del oficialismo en las legislativas del año que viene.
En especial despotrica contra la apertura de las importaciones y contra la caída del poder adquisitivo del salario. Tiempo le pregunta por qué las empresas se negaron a reabrir las paritarias, si no hubiese sido una buena alternativa para reactivar la actividad. Sorabilla elude el tema y va directamente al bono.
Es muy importante pero la realidad económica dice que hay sectores que no lo pueden dar. Las empresas se están endeudando o están endeudadas tratando de mantener su plantilla de gente. No les podemos pedir a las pymes que se endeuden más para pagar un bono incremental. Que lo pague el sistema financiero que sigue ganando una fortuna. Nosotros pagamos costos financieros a tasas del 35 o 40% en dólares, es una locura.
¿Incluso este bono de 2000 pesos? Se calcula que para garantizar una recomposición real debería ser de 15 mil.
Pero las empresas no tienen la máquina de hacer billetes que sí tiene el Estado. Nuestros ingresos cayeron un 30 por ciento. Esa es la verdad.
Sin reapertura de paritarias y con un bono optativo, el sector privado es el gran beneficio de la mesa de diálogo. ¿No lo ve así?
No se puede imponer al sector empresario el pago de un bono porque hay realidades distintas. Solamente la UIA tiene más de 800 convenios colectivos. Es importante que paguen los sectores que tienen rentabilidad o no están endeudados, pero nuestra realidad es distinta: existe riesgo de un costo final que puede ser mayor al beneficio. Hay que ser muy cuidadosos.
Otro riesgo posible es el crecimiento de la conflictividad laboral
Lo entiendo. Hay una voluntad de que no haya conflicto y una realidad con empresas que no pueden pagar más costos extra. Tenemos que ir a una ecuación de equilibrio factible. Si uno está pagando los impuestos, no tiene más crédito, está financiándose a un 45% en una cueva, ¿qué va a hacer? ¿Poner en juego su empresa porque tiene que pagar dos millones de pesos extra? El bono puede ser necesario, pero la economía está corrigiendo para abajo: está muy cara en dólares y con un poder adquisitivo muy bajo. Ese es el problema real.
Según el gobierno, estamos en un proceso necesario y previo a la recuperación ¿Es creíble?
Este gobierno se hizo cargo de una economía desarticulada de variables distorsionadas que había que arreglar. En el afán de hacerlo consiguió efectos no deseados, como la caída de la actividad y el empleo. Después, la gente empezó a restringir el consumo y perdió salario. Y cuando se abrieron las importaciones se terminó de armar la tormenta perfecta.
¿Piensa que se trató de una casualidad? Detrás de toda política hay intereses en juego.
Es una contradicción del gobierno. No creo que haya habido mala intención: creo que hubo una lectura equivocada y un error económico. La forma de cuidar el empleo es preservar el entramado productivo, pero no pienso en una intención de destruir la industria porque eso les termina repercutiendo en contra. El año que viene es un año electoral y se juegan cosas muy importantes. Si consiguieron que haya menos empleo y menos actividad, me parece que en las elecciones no les va a ir bien. Si yo profundizo el bache, por ahí no puedo cruzar el puente.
¿Qué sectores se están beneficiando con esa pérdida de empleo local?
En el sector textil se benefician el canal importador y el comercializador. El 50% de los ganadores son los grandes supermercados y el 50% los mayoristas. Antes importaban solo las telas y ahora directamente compran prendas hechas. Los grandes supermercados están haciendo eso: Carrefour, Coto, Jumbo, Walmart. Aumentan su rentabilidad y dejan sin trabajo a toda la cadena de valor local. El bono complica la situación: las empresas se endeudan más. Y los salarios nos cuestan 1300 dólares pero competimos con salarios de 400 dólares para abajo. Somos muy caros en dólares. Después están los costos laborales no salariales, como la industria del juicio.
El argumento recurrente de las empresas es ajustar el salario ¿Qué se puede hacer desde el lado de la renta financiera o de la comercialización para mejorar la competitividad?
El gobierno tiene que empezar a dar señales de que lo importante es la producción: si no trabaja nadie, vamos a tener problemas sociales enormes. Lo único que hay es especulación financiera, no está incentivando el valor agregado. Después, no se mueve la inversión, ¿quién va a invertir en un sector que está trabajando al 65% de capacidad instalada? Si el presidente no habla de industria, es un error garrafal.
Recientemente alertó sobre el contrabando como un problema adicional de las importaciones. ¿Puede dar un ejemplo para entender el efecto en el mercado local?
Un caso concreto es China. De todo lo que China registró oficialmente como exportaciones a la Argentina el país registró porcentajes menores. El mayor spread fue en 2015 cuando Argentina registró el 55% de todo lo que importó de China, por lo tanto el 45% fue contrabando o importación ilegal. Si no se tiene soberanía productiva, si nos perforan en la frontera, vamos a tener una industria débil, con «saladitas» en mercados ilegales. No tengo pruebas de que los supermercados estén en eso. No les hace falta, el gobierno les aprueba las importaciones.
No está conforme con el tipo de cambio ¿Qué precio debería tener el dólar hoy?
No tengo un valor puntual. Lo que puedo asegurar es que estamos muy lejos de un tipo de cambio que refleje la competitividad de la economía. Y estamos parando la inflación bajando la actividad, lo cual es muy peligroso porque después vienen los problemas sociales. Esperamos que la obra pública y el endeudamiento lo hagan y que por derrame nos venga actividad.
¿Usted cree en el derrame?
Si todo fuera perfecto, sí; pero las cosas no son perfectas. «