Un Javier Milei exultante declaró el jueves el fin de la recesión, en el acto conmemorativo del centenario de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) frente a un amplio auditorio de hombres de negocios que le respondió con aplausos.
La rimbombante declaración se basó en la lectura que hace el mandatario de una serie de indicadores que no incluyen a sectores importantes de la actividad local como la industria, la construcción y el consumo masivo.
Curiosamente, el consumo es el interés principal de los anfitriones, pero su derrumbe no empañó la fiesta ni mucho menos la presencia de Milei y su gabinete.
Quizás porque, en los últimos meses, los sectores corporativos comparativamente menos favorecidos por el ajuste de La Libertad Avanza empezaron a mostrar números que algunos analistas miran con expectativa de posibles “brotes verdes”.
También porque la CAC es, desde el minuto cero, la entidad empresarial públicamente más identificada con la propuesta mileísta y la más convencida del relato oficial que justifica el rigor del ajuste en virtud de la promesa de una presunta luz que esperaría al final del camino.
La patronal mercantil aprovechó el acto del jueves para ratificar su acompañamiento sin matices a Milei en días en los que el llamado círculo rojo parece ensayar movimientos estratégicos en torno al proyecto presidencial.
Dos semanas atrás, el presidente del Grupo Techint, Paolo Rocca, dio un puntapié que no fue el inicial pero sí el más fuerte, acorde al peso relativo que ostenta en la economía nacional esa corporación y sus múltiples intereses.
En el foro siderúrgico regional Alacero Summit 2024, Rocca ponderó que el gobierno de La Libertad Avanza logró bajar la inflación y reducir el déficit fiscal y el riesgo país, pero resaltó que sigue sin tener una política industrial y citó como referencia a otros países que aplican medidas proteccionistas, una posibilidad en las antípodas del manual del gobierno “libertario”. El dólar barato, que incentiva las importaciones, y la posibilidad de abrir mercados internos a China a cambio de una ayuda económica son parte de los reclamos. También pidió por la eliminación del cepo cambiario como paso necesario para que las empresas definan inversiones. La declaración generó dudas sobre la verdadera relación del Ejecutivo con el empresariado.
El martes, en un evento de la consultora ABECEB, dos directivos y un miembro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) se expresaron a contramano del magnate industrial, que también integra esa influyente organización patronal.
Luis Pérez Companc, presidente de Molinos Río de la Plata, consideró que el gobierno de Milei está haciendo un trabajo “excelente” al estabilizar la macroeconomía en los primeros meses de su gobierno.
“Queda mucho por hacer -insistió Pérez Companc- y estamos en el camino de lo más complejo, que es buscar que Argentina sea competitiva, aumentar la productividad. No va a ser de la noche a la mañana, esto va a llevar décadas para que Argentina se vaya estabilizando”, lanzó.
Martín Castelli, presidente de Blue Star Group, utilizó el mismo calificativo para definir las políticas del gobierno: “Hay un pilar que es seguridad jurídica, que baje el riesgo país, que podamos endeudarnos a una tasa más baja”.
En una línea similar, el CEO de Adecoagro, Mariano Bosch, consideró que “empiezan a verse luces” en el horizonte, y aseveró que “hay una oportunidad muy buena desde Argentina y la región para producir más alimentos y más sustentables”.
El jueves, en el acto de la CAC, el presidente de la entidad, Natalio Grinman, (en representación de mega empresarios como Eduardo Eurnekian, titular de la Corporación América; Guillermo Dietrich, de Dietrich SA; y Federico Braun, de La Anónima, entre otros) prosiguió con la línea favorable a LLA, pero fue todavía más allá porque hizo propia la simbología discursiva del gobierno: “Un país harto de una declinación secular decidió abrazar las ideas de la libertad que esta cámara defiende desde su fundación”. «