La patronal agraria está nerviosa. Lo puso en evidencia un simple cruce por la red social X protagonizado por el ministro de Economía, Luis Caputo, y un productor rural.

La respuesta del ministro al planteo algo destemplado del productor por la vigencia de las retenciones fue una chicana del estilo de las que manifiesta cada tanto contra empresarios pyme, analistas económicos, políticos opositores y periodistas, en sintonía con las que emite más seguido el presidente Javier Milei.

Tras el cruce virtual, una cantidad de entidades agrarias y dirigentes del sector salió a declarar su enojo con Caputo. Los argumentos fueron dos: que los productores agropecuarios son los generadores de los dólares “genuinos” por la vía de las exportaciones de sus productos y que, por lo tanto, no se merecían ese trato de Caputo dado que, además, han respaldado a Milei.

El otro argumento fue que el propio Milei ha denostado la existencia de las retenciones como tal y que, por lo tanto, el planteo de Caputo –en el sentido de que las retenciones se quedarán por mucho tiempo– , era errado.

El ruido en las relaciones entre el gobierno y este sector empresario irrumpe en medio de otros sonidos discordantes que también tienen como centro a la política económica de Milei, como los reclamos de Paolo Rocca, la cara visible de los dueños del Grupo Techint y su máximo responsable.

El ministro Caputo reavivó el enojo de la patronal agraria por las retenciones.

Pero el planteo de la patronal agraria es contradictorio con el de Techint en un punto central: China. Los primeros quieren facilitar el comercio con el gigante asiático porque es su principal destino de exportaciones, mientras que para el segundo, hay que imponer barreras al comercio con China porque su producción amenaza con inundar el mercado local de acero y sus productos.

Los reclamos agrarios

Ignacio Kovarsky, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), apuntó a la clave del problema: “Los DEX (por los derechos de exportación o retenciones) tienen que irse con ustedes, Caputo, (porque) si no, no los sacamos más”.

En el mismo sentido se manifestó Elbio Laucirica, presidente de Coninagro, para quien “el campo no tiene más tiempo”.

Notablemente, la Mesa de Enlace no se manifestó como tal, aunque sí lo hicieron representantes de sus cuatro patas componentes: Sociedad Rural, CRA (Carbap milita allí), Coninagro y Federación Agraria.

La impertinencia de Caputo puso de relieve la impaciencia de la patronal agraria, que viene anotando uno tras otro los desplantes del gobierno nacional. Entre las respuestas al ministro de Economía se colaron varias que recordaron que la semana pasada, durante una visita a Córdoba, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, aseguró que vio muchos silobolsas en los campos. El comentario –que luego Francos aseguró que era una “broma”– generó enojos y suspicacias, al punto que algunos referentes rurales llegaron a advertir que notaban en esa frase una tendencia al desconocimiento de la propiedad privada de los productores rurales.

Si bien el malhumor se está generalizando, no hay uniformidad de criterios acerca de qué hacer. En un extremo se encuentran posiciones como la de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), que en un comunicado dijo que “Ya no basta, como solicitábamos la semana pasada, con una aclaración (por las declaraciones de Francos). Aquí y ahora es necesaria una acción concreta que demuestre que este Gobierno no es una simple continuación del anterior: deben eliminar de manera inmediata y definitiva los DEX. Cualquier otra argumentación solo será interpretada como más de lo mismo”.

En la otra punta se encuentran dirigentes como Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural y de llegada directa a Milei, quien trató de poner paños fríos y expresó su esperanza con que el gobierno elimine las retenciones “lo antes posible”.

En el medio se encuentran, entre otros, Laucirica, de Coninagro, para quien el gobierno ya debería haber dado a conocer una hoja de ruta marcando las sucesivas bajas del impuesto hasta su eliminación dentro de este mandato de Milei. Deberían dar un horizonte respecto de cuál va a ser nuestro futuro y así nosotros nos podemos organizar”, dijo.

El temor que subyace es que se repita la experiencia del gobierno de Mauricio Macri, que por necesidades de ingresos fiscales no terminó de eliminarlas y tras una reducción temporal volvió a elevarlas a los niveles del gobierno de Cristina Kirchner. Alberto Fernández consolidó ese nivel y Milei no lo tocó.

Propuesta inmediata

La Fundación Mediterránea, el think tank ultraliberal cordobés que recibió a Milei como a un paladín apenas una semana atrás, elevó una propuesta para eliminar de manera gradual las retenciones pero empezando en forma inmediata.

Con cálculos “propios”, la propuesta asegura que alrededor del 70% del monto que el Estado nacional recauda por retenciones podría ser reemplazado por el ingreso generado por la mayor recaudación de impuestos existentes asociada a una creciente actividad económica agropecuaria.

El resto hasta completar el reemplazo de los ingresos fiscales por retenciones podría provenir de la inclusión de los inmuebles rurales en el cálculo del impuesto a los bienes personales, tributo cuyas alícuotas el gobierno redujo sensiblemente.

Para el think tank cordobés, los reclamos de eliminación lisa y llana de las retenciones son inviables porque no atienden la cuestión fiscal. En cambio, su propuesta sí daría cuenta de ello al postular un sustituto –imputación de Bienes Personales a los inmuebles rurales– “para que por esa vía se compensen al menos parcialmente las pérdidas de ingresos públicos”.