La Plaza de Mayo fue ocupada por movilizaciones de trabajadores cuatro veces en el último mes. La Marcha Federal que concluyó el viernes, convocada por la CTA de los Trabajadores, que conduce Hugo Yasky, junto con Pablo Micheli, titular de la CTA Autónoma, fue la de mayor masividad. Antes lo habían hecho, el 7 de agosto, Barrios de Pie, la CTEP y la Corriente clasista y Combativa (CCC)desde la iglesia de San Cayetano; dos días después lo hicieron la Corriente Sindical Clasista y varios sindicatos en manos de la izquierda; y el 11 de agosto, ATE Nacional. Si bien no existe un pliego común de reivindicaciones, los tarifazos, la inflación y la caída salarial asoman como los motores de estas protestas.
Varias de estas manifestaciones, y bajo diferentes modalidades, contaron con la participación cruzada de las mismas organizaciones y sindicatos. La Corriente Federal de Trabajadores (CFT), referenciada con el kirchnerismo y que milita al interior de la CGT reunificada, coincidió con la movilización de anteayer, a la que también se sumaron sectores del moyanismo. Lo mismo ocurrió en la movilización del 7 de agosto. Los sindicatos clasistas participaron, además de su propia marcha del 9 de agosto, de la del viernes con una columna y un acto independiente en el Obelisco, con un programa distinto y bajo el reclamo por un plan de lucha y un paro nacional. ATE nacional, formalmente enrolada en la CTA de Micheli, no participó de la Marcha Federal aunque sí lo hizo su seccional Capital, identificada con Hugo Yasky, y que tuvo un orador en la Plaza.
El ambiente de movilización no llegó a las puertas de la nueva CGT unificada. El triunvirato que la comanda, conformado por Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, prefirió impulsar el último viernes un mensaje claro, en el sentido de que primero hay que agotar la vía del diálogo con el gobierno nacional antes de pasar a cualquier tipo de acción directa.En tanto, tras la Marcha, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, invitó a los dos líderes de la CTA a una reunión esta semana.
Existe un punto en común en las estrategias que desarrollan tanto el triunvirato cegetista como las conducciones de las CTA, que es el de posponer una definición sobre un plan de lucha más profundo. A pesar de la intensidad del descontento social y de las amenazas de paro nacional que ellos mismos impulsan desde que el presidente Mauricio Macri vetara la ley antidespidos, cinco meses después nadie se anima a recoger el guante. Los sectores que se pronuncian a favor de una medida de acción general sostienen que debe estar basada en un consenso general. «Empieza la cuenta regresiva del paro nacional de todas las centrales», lanzó Yasky el viernes, poniendo la pelota en el campo del triunvirato, mientras la Plaza, insistentemente, le reclamaba un paro general.
La presencia de la CFT en la Marcha Federal reforzó el agrupamiento de los que bregan por un paro nacional. Según explicó a este diario Héctor Amichetti, dirigente gráfico y referente de ese espacio, «creemos que es necesario fijar fecha ya por un paro que sea el comienzo de un plan de acción», aunque «para que sirva debe ser tomado por toda la CGT o al menos por una inmensa mayoría. Llevaremos el planteo al confederal de la CGT del 23 de septiembre», señaló.
A la hora de unificar sectores y profundizar alianzas prima la cautela y la organicidad. En el acto del viernes estaba planificado que hiciera uso de la palabra Sergio Palazzo tal como lo había hecho un día antes en Rosario. Sin embargo, a último momento, el espacio que integra decidió que no lo hiciera. Según Amichetti, «no habló por respeto a los compañeros de la CTA. No éramos convocantes sino adherentes», dijo. Con todo, fuentes del sector reconocieron que «no creyeron conveniente mostrarse como la pata cegetista de la CTA», por sus vínculos con el triunvirato a través del moyanismo. De todas formas, el dirigente sí se mostró cercano a Yasky en el palco. Distinta fue la actitud de Pablo Biró, de la Asociación de Pilotos (APLA), también de la CFT, que estuvo en el palco pero se retiró justo al finalizar el discurso de Pablo Micheli y antes del de Yasky. Cuando hizo uso de la palabra el dirigente docente, ya no quedaban banderas ni rastros de las columnas camioneras de Pablo Moyano ni de las de trabajadores de peajes que conduce su hermano Facundo. Canillitas también cerró sus banderas. Tampoco se exhibían los estandartes de los gremios de la CFT.
Pablo Moyano alertó en la plaza que entre las organizaciones de la CGT «se va a consensuar un paro general» en los próximos días. Facundo, con un estilo más moderado y en sintonía con su perfil massista- justificó su presencia en la Marcha Federal como consecuencia lógica de la política económica: «Es una situación crítica que nos obliga a manifestarnos de esta manera y que inclusive nos obliga también a pensar de manifestarnos aun con más contundencia», avisó.
A la hora de generar una medida común también priman los resquemores acerca de los alineamientos políticos de los diferentes sectores. Hugo «Cachorro» Godoy, de ATE Nacional, ausente en la Marcha Federal, destacó a Tiempo que, «un dato de la realidad es que la mayoría de los sectores de la CTA que estuvimos presentes el 11 de agosto en el paro y movilización no estuvieron en la Marcha Federal». Agregó que ello es porque «no se quiere vincular ninguna lucha. Algunos quieren capitalizar para la estrategia del ‘luche y vuelve’. Así, más que alimentar la unidad del movimiento popular, la obturan», se justificó.
Pablo Micheli, a pesar de la escasa representatividad sindical que ostenta en la actualidad, por su parte, se dio el lujo, en un escenario plagado de referentes del kirchnerismo, de despegarse del gobierno anterior. A la hora de criticar a Macri dijo: «Prometieron el cambio pero, sin embargo, profundizaron el ajuste», sugiriendo que el mismo ya comenzó durante la gestión anterior. Igual, continuó: «O hay unidad y vencemos o hay desunión y nos derrotan.»Durante la misma Marcha Federal hubo otro acto en el Obelisco convocado por los sindicatos combativos encabezados por Alejandro Crespo, secretario general del Sindicato Único de los Trabajadores del Neumático de la Argentina (SUTNA), que reviste en la CTA de Hugo Yasky, y Rubén «Pollo» Sobrero, de la seccional Oeste de la Unión Ferroviaria, además del gremio de los docentes universitarios, varias seccionales opositoras de Suteba y el sindicato de docentes porteños Ademys. Allí Crespo señaló que «para terminar con el ajuste es necesario que haya un paro nacional y un plan de lucha, pero para eso es necesario recuperar los sindicatos para los trabajadores expulsando a las burocracias sindicales de la CGT y la CTA».
La Marcha Federal movió la estantería en la CGT unificada. En ello influyeron no solamente la masividad de la movilización sino también el hecho de que los triunviros salieron del encuentro con los ministros de Macri con las manos vacías. Omar Plaini, secretario general de los Canillitas y diputado nacional le dijo a Tiempo: «Nosotros nos acabamos de unificar, la CTA todavía no, ojalá lo hagan. No descartamos una medida de acción conjunta, el problema es que después del paro, ¿qué? Yo creo más en un plan de lucha, permanente y constante para que el gobierno cambie su actitud.
En ese sentido aparece en el horizonte de movilizaciones la convocatoria a la audiencia pública que discutirá el tarifazo del gas. Varias organizaciones sindicales ya anunciaron que estarán presentes. Al respecto, Plaini señaló que «analizaremos participar de la movilización a la audiencia».
Más en general, señaló que «para la lucha es importante la unidad de acción. No creo que el paro nacional supere este año si el gobierno no redirecciona su política.»
La posicón de Plaini, un referente del moyanismo dentro de la CGT unificada, contrasta con la posición de Héctor Daer, quien le dijo a Tiempo que era «prematura» la posibilidad de convocar a un paro general y que, en todo caso, estaría condicionada a los resultados de un cruce mano a mano con Macri.
Juan Carlos Schmid dijo al salir del encuentro con los ministros que, «si bien es cierto que hay una descripción del gobierno de las cosas que se han encaminado también hay una falta de resultados concretos que están a la vista por la situación económica que estamos pasando». Y advirtió: «La reunión fue casi neutra. Más allá de la vocación de diálogo tiene que haber resultados visibles.»
Son los síntomas de un agotamiento que asoma en una central negociadora pero no zonza como para desconocer el descontento social ni mucho menos como para resignar posiciones de poder debido a los tiempos que demanda el proceso de diálogo y el clima que se va incubando por abajo.
Carlos Acuña, periférico dentro del triunvirato si se lo compara con sus pares Daer y Schmid, también se permitió frases de contextura robusta en la previa de la reunión con los ministros: «Si no hay respuesta a nuestros reclamos vamos a ir a un paro general, desde diciembre que no paran de subir los precios.» Sin embargo una fuente del Consejo Directivo cegetista consultada por Tiempo puso en duda la posibilidad de que Acuña y su soporte barrionuevista hagan la fuerza necesaria para tomar una decisión contraria a los intereses del gobierno nacional. Más bien, sugirió que esa facción va a ser clave como contrapeso de cualquier impulso a una medida de fuerza de carácter federal.
Así las cosas, la condición de un paro consensuado por todas las fuerzas podría leerse como la garantía de un poder de veto de cada una de ellas o, al menos, a las conducciones más tradicionales. «