El día en que se despejará la incógnita es el jueves de esta semana. Esa tarde, el INDEC dará a conocer el índice de precios al consumidor del mes de octubre. Todo indica que el aumento estará entre el 2,5% y el 3%, una cifra que por lo menos duplica las expectativas que se había puesto el gobierno y que le quita no solo cualquier ilusión de un guarismo compatible con una reactivación económica (idea que se había impuesto a principios de año y que se fue desvaneciendo con el paso de los meses) sino la de un tránsito relativamente tranquilo hasta las fiestas navideñas.
Aunque los precios que recogen los encuestadores del INDEC todavía no se terminaron de procesar, los presagios son negativos. La mayoría de las encuestadoras que realizan sus propios cálculos de inflación estiman que el número de octubre estará más cerca del 3% que del 2 por ciento. En ese entramado hay consultoras con orientaciones bien diversas. La liberal FIEL cerró sus números en el 2,7%; la más cercana al gobierno Elypsis (de Eduardo Levy Yeyati, devenido en asesor presidencial) habló del 2,6% en la Ciudad de Buenos Aires y del 2,2% en el área metropolitana; el estudio Bein (cuyo titular, Miguel Bein, acompañó a Daniel Scioli en la última campaña presidencial) estimó un 2,4%; la medición de Economía&Regiones, creada por el actual ministro del Interior, Rogelio Frigerio, redondeó un 3%; y la del Instituto Estadístico de los Trabajadores, tomada como referencia por las centrales obreras CGT y CTA, arrojó 2,8 por ciento. El amplio abanico ideológico cubierto por las entidades que realizaron esos cálculos conforma un escenario del que difícilmente el número final del INDEC pueda escapar.
Hay un elemento particular que influye en el índice de octubre: la puesta en vigencia de los nuevos cuadros tarifarios del gas. Así como su anulación, ordenada por la Corte Suprema, redujo la inflación de agosto a un llamativo 0,2%, la ratificación del aumento a partir del 1 del mes pasado le agrega no menos de un punto a los valores de octubre. Por caso, el Instituto Estadístico de los Trabajadores realizó un estudio paralelo y concluyó que sin ese factor, el índice del mes que terminó se reduciría a la mitad: 1,4 por ciento.
Lo que se viene
Lejos de ser una salvedad, la incidencia del aumento del gas es la más fuerte de una serie de subas ya programadas para los próximos meses y abarca gran cantidad de servicios. A comienzos de la semana el viaje en subte aumentó un 67% y el jueves el gobierno porteño anunció un alza del 100% en el estacionamiento medido. Ya está acordado un 15% de aumento en los taxis (falta definir la fecha de entrada en vigencia). También subieron los cigarrillos y se espera que las compañías de telefonía celular completen este mes la ronda de aumentos que algunas ya habían iniciado en octubre. Tras el vencimiento de la tregua por 90 días que firmaron en agosto, las petroleras están esperando autorización para retocar los valores de la nafta y el gasoil.
Además es vox pópuli el acuerdo al que llegaron los gobiernos de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires para coordinar los aumentos de ABL y el impuesto inmobiliario desde enero en torno al 35 por ciento.
A ello se le suman los servicios públicos. Para este mes se aguarda que el gobierno oficialice las nuevas tarifas de electricidad, que podrían entrar en vigencia desde el 1º de enero. Para abril, en tanto, se espera una segunda ronda de aumentos del gas. Según admitió el Ministerio de Energía al presentar sus números en la reciente audiencia pública, la intención es ajustar el cuadro tarifario cada seis meses en torno a un 10% en dólares, con lo que en 2017 las boletas podrían sufrir un aumento de punta a punta de cerca del 50%, sumando allí las dos tandas de ajuste más la variación de la divisa estadounidense, que rondaría el 20% en todo el año.
Este panorama complica las aspiraciones del gobierno de alinear el índice de los últimos tres meses del año en torno del 1,5 por ciento. Ese objetivo permitiría que 2016 finalice con una «sensación de inflación» por debajo del 40% (cifra teórica, ya que recién en mayo el INDEC retomó las mediciones que había suspendido durante el epílogo de la administración kirchnerista) y enderece las expectativas hacia el 17% que se fijó como meta para el año que viene, según se admitió en la elaboración del Presupuesto y en la política monetaria del Banco Central.
¿Y el núcleo?
Descontando que los servicios públicos iban a aumentar fuertemente, en los últimos meses los economistas acuñaron la expresión «ínflación núcleo» para tener un termómetro más fiable del ritmo de los precios. Ese cálculo no considera las tarifas, otros precios que están regulados ni las variaciones estacionales y se concentra en los bienes de consumo habitual. La mayoría de las consultoras citadas al comienzo de esta nota calculó que en octubre la inflación núcleo rondó entre el 1,5 y el 2 por ciento.
Claro que lo que a veces juega a favor de la voluntad del gobierno, en otras ocasiones se le pone en contra. En la medición del INDEC, el rubro Alimentos y Bebidas (el que más podría asimilarse con el concepto de inflación núcleo) aumentó más que el nivel general en cuatro de los últimos cinco meses. Lo mismo sucedió con el índice de la Dirección General de Estadística y Censos porteña en cinco de los últimos nueve meses y con el IPC Congreso (el promedio que hacen los legisladores de un conjunto de consultoras) en los últimos tres meses. Con este antecedente y con la cantidad de precios regulados que están esperando por su actualización, parece difícil que los bienes transables que se rigen por la oferta y la demanda, y que también arrastran todos esos costos en su producción, vayan a ser un ancla para la inflación. «
Las consultas del Banco Central
Los economistas que participan del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM)que elabora el Banco Central, prevén que la inflación del año próximo será del 19,7 por ciento. Esto es, por arriba de la pauta de crecimiento de los precios que estableció el Gobierno nacional en el Presupuesto que ya cuenta con media sanción de Diputados y que prevé una banda de entre el 12 y el 17 por ciento. Según el REM, las proyecciones de inflación mensual disminuyeron en un 0,1% para noviembre y marzo de 2017, mientras se mantuvieron constantes para los demás períodos mensuales. De esta forma, la tasa mensual de inflación minorista medida a través del IPC Nivel general sería del 1,6% en noviembre y diciembre de 2016.
La misma tasa se proyecta en promedio para los primeros cuatro meses de 2017, aunque pueden «afectar las incidencias puntuales de las modificaciones de la política de tarifas de servicios públicos», aclaró la autoridad monetaria. El Ministerio de Energía y Minería anticipó que la nueva tarifa eléctrica estará vigente desde el 1º de enero venidero. La proyección de la variación de la inflación para los próximos 12 meses se ubica en 19,8% interanual, al mantener la tendencia descendente por cuarto mes consecutivo.
«El pronóstico de variación del IPC GBA para los próximos 24 meses se redujo por segunda ocasión consecutiva, al implicar una caída de más de 1% respecto del relevamiento previo. Así, la inflación anual esperada para octubre de 2018 es de 14,3%», cerró el informe.